La pesadilla de Pablo Casado
A¨²n ahora al evocarlo no puedo evitar que l¨¢grimas patriotas corran por mis patriotas mejillas
![Pablo Casado, en el Congreso de los Diputados, el pasado mi¨¦rcoles.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GRUAR52QZOTL4IV6YTVGLZVPNA.jpg?auth=dfb407f0bc09175b11acda21521e6a6cb6237c4ec2b2da72a0c8de062d056f9f&width=414)
Despu¨¦s de una siesta atribulada, Pablo Casado escrib¨ªa esta carta a Santiago Abascal.
Querido Santi:
Hoy mi cabezadita en el esca?o se ha visto truncada (apenas he podido dormir hora y media) por una pesadilla y me he despertado inquieto y todo sudoroso: la camisa, la chaqueta, la corbata, incluso los gemelos, estaban empapados. Menos mal que Maroto me ha preparado una copita de brandy Soberano y ahora me encuentro m¨¢s calmado. Est¨¢bamos t¨² y yo, en el sue?o digo, atados a un m¨¢stil, presenciando c¨®mo unos desalmados rodeaban a una elegante dama madura. Entre los malhechores hab¨ªa chusma de todo tipo: un subsahariano, un pay¨¦s, un jubilado, un perroflauta, un titiritero, un miembro de la familia Bardem, un pelotari, una feminista radical, una lesbiana (valga la redundancia) y hasta un vegano. Se met¨ªan con ella, le dec¨ªan de todo y le hac¨ªan morisquetas y le sacaban la lengua... y nosotros no pod¨ªamos hacer nada por defenderla. Llor¨¢bamos, Santi, a moco tendido, porque lo que sent¨ªamos por aquella dama madura no era un sentimiento mundano, era devoci¨®n. No s¨¦ c¨®mo andar¨¢s en lo que a descifrar alegor¨ªas se refiere, pero si todav¨ªa no te hueles la tostada te dir¨¦ que la elegante dama madura era: ESPA?A. Espa?a, joder, Espa?a, y nosotros testigos impotentes del hostigamiento de sus enemigos¡ Se?or, Mar¨ªa y Jos¨¦. A¨²n ahora al evocarlo no puedo evitar que l¨¢grimas patriotas corran por mis patriotas mejillas. Pero todav¨ªa no te he contado lo peor. En un momento dado prorrump¨ªa en la escena un caballero con armadura, sobre un blanco corcel, blandiendo una espada l¨¢ser. Empezaba a mandobles con aquella caterva, sin compasi¨®n, consiguiendo que huyeran despavoridos. Despu¨¦s de morrear a la dama con el yelmo todav¨ªa puesto, se encaraba con nosotros y entonces s¨ª se despojada de ¨¦l. El caballero salvador era Albert Rivera. Ah¨ª te dejo eso.
Un abrazo.
Pablo.
Posdata: no podemos permitir que ese advenedizo, liberal y centroizquierdista nos usurpe el puesto.
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