Michelle Obama derrocha ¡®glamour¡¯ para promocionar sus memorias
La ex primera dama posa como una modelo para la portada de la revista 'Elle' donde es entrevistada por Oprah Winfrey con quien desvela aspectos ¨ªntimos de su vida
Casi dos a?os despu¨¦s de su salida de la Casa Blanca y con su libro autobiogr¨¢fico, Becoming, a la venta,?Michelle Obama?posa para la portada de la revista Elle?en su edici¨®n de diciembre como una aut¨¦ntica modelo. La campa?a de promoci¨®n m¨¢s medi¨¢tica que se recuerda de un libro ha dado para que la ex primera dama de 54 a?os y la presentadora Oprah Winfrey vuelvan a unirse para hablar de aspectos pasados, presentes y futuros de la vida de la esposa del expresidente Barack Obama.?
Nacida en Chicago (este de Estados Unidos) en 1964, Michelle Obama vivi¨® una infancia modesta junto a sus padres y a su hermano mayor Craig, en un apartamento que era "tan peque?o" que lo que deb¨ªa de ser la sala tuvo que ser dividida en tres habitaciones. "No hab¨ªa una pared real [entre las habitaciones], as¨ª que pod¨ªamos hablar a trav¨¦s de ellas. (...) Nos lanz¨¢bamos un calcet¨ªn por encima del panel que nos separaba, como forma de juego", cuenta la ex primera dama de Estados Unidos.
Pero lo que ella misma llama una "vida humilde" fue sin duda para ella "una vida plena", ya que sent¨ªa que sus padres apostaban por ellos y que les daban la libertad de ser lo que quisieran ser. "Ellos invert¨ªan todo en nosotros. Mi madre no iba a la peluquer¨ªa, nunca se compraba ropa nueva, y mi padre era un trabajador temporal. Yo ve¨ªa a mis padres sacrificarse por nosotros", afirma.
Creci¨® en un barrio con poblaci¨®n mayoritariamente blanca, all¨ª Michelle Obama se dio cuenta de que los prejuicios se volv¨ªan r¨¢pidamente en su contra. "Siendo una ni?a negra y de familia de clase trabajadora, si no demostrabas habilidades, la gente te encasillaba de inmediato como una persona de bajo rendimiento. Yo no quer¨ªa que pensaran que no era una ni?a trabajadora, no quer¨ªa que pensaran que era uno de esos' ni?os malos", dice la ex primera dama durante la entrevista. ¡°No existen ni?os malos, solo malas circunstancias", a?ade.
Esta determinaci¨®n por demostrar su val¨ªa, la llev¨® a estudiar en la Universidad de Princeton y a conseguir su diploma de abogada en Harvard, antes de trabajar en uno de los bufetes m¨¢s reconocidos de Chicago. Obama ten¨ªa al mundo a sus pies, pero no era feliz. Confiesa en su libro, que "odiaba ser abogada", y admite que su camino hasta all¨ª lo hizo por "llenar casillas". "Sacar buenas calificaciones: check. Aplicar a las mejores universidades, entrar a Princeton: check. Completar la Escuela de Derecho: check¡±, relata sobre esta etapa. "No era una swerver [alguien que se desv¨ªa de las l¨ªneas rectas], yo no era alguien que fuera a asumir riesgos. Me limit¨¦ a ser la persona que pens¨¦ deb¨ªa ser", admite.
Justo en ese momento en el que la abogada se encontraba en la encrucijada de su vida conoci¨® a un joven llamado Barack Obama, alguien que era "lo opuesto a un llena casillas, era un completo swerver". "Yo hab¨ªa construido mi existencia de forma cuidadosa, doblando y metiendo cada punta suelta y desordenada, como si estuviera construyendo una pieza de origami apretada y sin aire. ?l fue como el viento que amenazaba con trastornar todo", escribe en sus memorias.
Y si ahora la ex primera dama es consciente de que su matrimonio es un ejemplo de relaci¨®n, ella asegura que "el matrimonio es dif¨ªcil". Particularmente, se refiere a los diferentes temperamentos entre ellos y a la necesidad de aprender el uno del otro. "Yo soy como un f¨®sforo, ?puff!, y a ¨¦l le gusta racionalizar todo. Por eso ¨¦l tuvo que aprender c¨®mo darme un par de minutos ¡ªo una hora¡ª antes de entrar a la habitaci¨®n cuando me hace enfadar. Y tuvo que entender que no puede convencerme de que deje de estar enojada, que ¨¦l no puede utilizar la l¨®gica para que yo sienta otra cosa", admite.
Una de las cosas que m¨¢s despiertan la curiosidad de Winfrey es c¨®mo esta mujer a la que le gusta controlar y planificar hasta el ¨²ltimo detalle de su vida dio el visto bueno para que su marido se dedicara a la pol¨ªtica. La presentadora estadounidense destaca en el reportaje que cuando se rumoreaba que Barack Obama podr¨ªa presentarse como presidente, ¨¦l siempre contestaba: "Es una decisi¨®n que hay que tomar en familia", lo cual se traduc¨ªa a: "Si Michelle dice que puedo hacerlo, puedo hacerlo".
"Imagina tener ese peso sobre m¨ª", comenta su esposa. "Cuanto m¨¢s vives y lees el peri¨®dico, te das cuenta que los problemas son grandes y complicados. Entonces pens¨¦: '?Qu¨¦ persona conozco que tenga las virtudes que tiene?este hombre? Los dones de la decencia, en primer lugar, de la empat¨ªa en segundo lugar y una alta capacidad intelectual. (...) Tuve que quitarme el sombrero de esposa y colocarme el de ciudadana", relata.
Como era de esperar, su estancia en la Casa Blanca tuvo sus altibajos, pero lo que m¨¢s la marc¨® fue el constante miedo por la seguridad de su familia. Las declaraciones de Donald Trump en las que pon¨ªa en duda la nacionalidad del expresidente despertaron en la abogada un gran temor por lo que alguien pudiera hacer en su contra. "Para ¨¦l [Trump] fue un juego, pero las amenazas a las que te enfrentas como comandante en jefe son reales. Tus hijos est¨¢n en riesgo. (...) Fue imprudente, puso a mi familia en peligro, y no era verdad. ?l sab¨ªa que no era verdad", se?ala la ex primera dama.
"Durante nuestra estancia en la Casa Blanca, un lun¨¢tico dispar¨® desde la avenida de la Constituci¨®n. La bala golpe¨® contra la esquina izquierda de una ventana, la ventana del Balc¨®n Truman, donde mi familia sol¨ªa sentarse. Afortunadamente no hab¨ªa nadie en ese momento y el tirador fue arrestado, pero yo tuve que mirar el agujero de bala como recordatorio de lo que viv¨ªamos todos los d¨ªas", recalca.
Respecto a cuando abandonaron la residencia presidencial, la ex primera dama cuenta en su libro una an¨¦cdota que resume c¨®mo fueron esos primeros momentos: "Como primera dama, nunca est¨¢s sola. Siempre hay gente en tu casa, hay hombres haciendo guardia, personas del equipo SWAT, y t¨² no puedes abrir una ventana o salir afuera sin crear un esc¨¢ndalo. (...) As¨ª que all¨ª estaba en mi nueva casa, solo yo, Bo y Sunny [los perros de la familia], e hice una cosa muy simple: Baj¨¦ las escaleras, abr¨ª mi propia cocina ¡ªalgo que no puedes hacer en la Casa Blanca porque siempre hay alguien pregunt¨¢ndote: '?Qu¨¦ quiere? ?Qu¨¦ necesita?¡ª y me hice yo misma una tostada con queso.?Despu¨¦s llev¨¦ mi tostada hacia el patio trasero y me sent¨¦ en un escal¨®n mientras escuchaba ladridos de perros en la distancia. Ah¨ª me d¨ª cuenta de que Bo y Sunny nunca hab¨ªan escuchado ladridos de perros vecinos. Ellos estaban sorprendidos y les dije: 'Ahora estamos en el mundo real, amigos".
Su transici¨®n al mundo real no es lo ¨²nico que ha impulsado a Michelle Obama a escribir sus memorias. Quiere que el p¨²blico entienda que su camino nunca ha sido sencillo, y que se siente orgullosa de ello. "No quiero que la gente joven me vea ahora y diga: 'Bueno, ella nunca lo ha tenido dif¨ªcil, nunca ha tenido dificultades, nunca ha tenido temores", revela. ¡°La gente siempre me pregunta: '?C¨®mo eres tan aut¨¦ntica?' '?C¨®mo es que la gente conecta contigo?' Y creo que empieza porque me gusto. Me gusta mi historia y todos los golpes y moretones. Eso es lo que me hace ser ¨²nica¡±, concluye.
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