Calzoncillos con mensaje, corbatas con caritas de payaso, calcetines con vespas¡ todo eso es un baj¨®n a partir de cierta edad, pero nada supera la impresi¨®n de llegar a casa de alguien, que ese alguien abra su cama y que dentro de ella haya palabras en ingl¨¦s, h¨¦roes de c¨®mic, letras chinas o corazones estampados en las s¨¢banas. Uno se expresa a trav¨¦s de muchas cosas pero el sue?o y el sexo son sagrados.Esas cortinas de pl¨¢stico de Bugs Bunny que te hicieron sonre¨ªr en la tienda, pasado un tiempo, se convierten en unas horribles cortinas sucias con un Bugs Bunny churretoso, amarillento y en general bastante siniestro.Getty ImagesS¨ª, los paneles de corcho formaron parte del paisaje de nuestra infancia (algunos incluso lo tuvieron como suelo). En ellos pegamos im¨¢genes de nuestros amigos, notitas de esos compa?eros que nos gustaban, recortes de nuestros ¨ªdolos y los 'pins' que nos regalaban con la boller¨ªa industrial. Pero con la madurez se impone un orden: si tienes fotos de amigos, enm¨¢rcalas. Si tienes recortes de prensa, arch¨ªvalos. Si tienes notas y cartas de adolescencia, m¨¦telas en un sobre. Y si tienes 'pins', t¨ªralos.Getty ImagesA lo de beber cerveza no le vamos a poner un l¨ªmite de edad. Es un placer que refresca en verano, anima en invierno y nos empuja a ser un poco m¨¢s sociables en cualquier ¨¦poca del a?o. Pero lo de tener todav¨ªa esa colecci¨®n de botellas que guardas desde que hiciste el Eramus en Alemania ya pasa de casta?o oscuro. M¨¦telas en una bolsa y b¨¢jalas al contenedor de vidrio. Deja que se conviertan en botellas nuevas para alguien que s¨ª est¨¢ en edad de coleccionarlas.Getty ImagesS¨ª, sus tazas son bonitas, su logo es universal y est¨¢ bien comprase una de recuerdo si te da por ah¨ª y eres forofo de sus 'frapuccinos'. Pero gu¨¢rdala con el resto de tazas. No tiene por qu¨¦ estar al lado de la foto de tu boda en la repisa. A menos que te hayas casado con uno de los herederos de la marca. En ese caso, enhorabuena.Las figuras de LEGO son un t¨®tem cultural, s¨ª, y nos encanta verlas en la habitaci¨®n de los ni?os y en los gigantescos escaparates navide?os de las grandes ciudades. Pero los estantes de tu sal¨®n no son su lugar si has pasado los 30. D¨®nalas a tus hijos, sobrinos o a alguna asociaci¨®n que distribuya juguetes entre los ni?os que los necesitan. Haz que ese t¨®tem cultural que te hizo tan feliz haga feliz a otro. De paso, limpiar¨¢s tu estanter¨ªa.Ninguna objeci¨®n a las casas llenas de libros: posiblemente ning¨²n objeto da m¨¢s calor de hogar y tiene m¨¢s posibilidades a la hora de decorarlos. Son la ¨²nica cosa que queda bien en cualquier estancia de la casa. Pero su valor est¨¢ en el juego de colores, texturas y tama?os que ofrecen sus lomos. Esas colecciones que tienen el mismo tama?o, color y forma son la versi¨®n triste y descafeinada de lo que deber¨ªa ser una biblioteca. D¨®nalos a un colegio.Cordon PressEl orgullo por haberte graduado en el instituto y por haberte sacado la carrera puede durarte para siempre, pero la orla colgada de la pared deber¨ªa durar, como mucho, el tiempo que tardaste en sacarte la carrera. Y si sobrepasa los treinta no es como para estar orgulloso, a decir verdad.Getty ImagesCon ellos pasa como con los t¨ªtulos: es estupendo tenerlos, pero no es nada bonito presumir de ellos. Conf¨ªnalos a tu despacho, si lo tienes, y m¨ªralos arrobado cuando no tengas invitados.Getty ImagesLas fotos de Par¨ªs son muy rom¨¢nticas y las Nueva York, preciosas, con todos esos rascacielos. Pero tambi¨¦n son un lugar com¨²n con patas que dice de ti lo mismo que un tartar de salm¨®n, un vaquero pitillo o la foto de unos pies en la playa: o sea, nada.Audrey Hepburn tuvo una infancia dura bajo la sombra del nazismo, pas¨® hambre, se hizo a s¨ª misma hasta lograr ser una estrella de Hollywood, super¨® el sambenito de ser considerada una mala actriz y se pas¨® sus ¨²ltimos a?os apoyando todo tipo de causas humanitarias. ?Y t¨² la homenajeas luciendo su retrato en camisetas, tazas y p¨®sters de saldo que venden en todas las tiendas de souvenirs? La imagen de Audrey en tu pared es una de esas ya desactivadas por los poderes f¨¢cticos, que han pasado a ser casi un logo comercial. Tira esa l¨¢mina, hazlo no solo por el bien de la est¨¦tica de tu hogar, tambi¨¦n por la protecci¨®n de su recuerdo.Getty ImagesQue guardes con cari?o a tu osito Bobo, que durante las noches m¨¢s fr¨ªas y largas de tu infancia te ayud¨® a dormir sin miedo, es tierno y bonito. Que tengas una retah¨ªla de peluches expuestos por todas partes ya de adulto es inquietante. Por favor, elige tu peluche favorito, b¨²scale un sitio discreto y d¨¦jalo ah¨ª. Regala el resto a otros ni?os para que ellos tambi¨¦n tengan dulces sue?os.Getty ImagesPasados los treinta te das cuenta de algo vital: son incomod¨ªsimos.Getty ImagesUna letra o dos a lo sumo de un viejo letrero luminoso que has encontrado en un mercadillo puede dar mucho encanto a tu hogar. Pero esas que venden en cualquier bazar con palabras como "Love", "Home" o "Family" solo dir¨¢n de ti que eres alguien dispuesto a meter en tu casa la primera cosa que te encuentres en un todo a 100. Deshazte de ellas inmediatamente.Getty ImagesSomos defensores de los libros de gran formato y est¨¢ muy bien que luzcan dos o tres sobre la mesa de centro del sal¨®n. Pero con cierto orden. Que reflejen algo que apasiona al habitante de la casa. Cuando lo que hacemos es apilar todos los que hemos encontrado de oferta en el centro comercial o todos los que nos han regalado en nuestros cumplea?os, se nos ve el plumero: no queremos lucir los libros, solo construir una mesa extra con ellos.Cordon PressEste tipo de libros se agradecen en la adolescencia. Nos hacen descubrir pel¨ªculas, ciudades, obras de arte, personajes importantes de la historia... pero pasada esa etapa lo mejor que puedes hacer con ellos es don¨¢rselos a otro adolescente para que hagan lo mismo con ¨¦l. Se supone que t¨², en tu treintena, ya has moldeado un poco tus gustos culturales como para tener que recurrir de nuevo a esos libros que recomiendan que veas 'Ciudadano Kane'."Al mejor primo". "Al mejor abuelo". "Al mejor pap¨¢". Muy tierno, pero claramente el que te regala algo as¨ª no tiene el mejor gusto (o m¨¢s de diez a?os). Agradece el presente, sonr¨ªe, devuelve un beso o un abrazo ¨Cseg¨²n convenga¨C y sube la figurita inmediatamente al trastero.A menos que seas Beyonc¨¦, David Bowie, Kimera o Kim Jong-un, un retrato gigante de ti mismo para recibir a las visitas ¨²nicamente conseguir¨¢ que abran un debate sobre las dimensiones de tu ego y tus problemas de autoestima en cuanto salgan por la puerta de tu casa. Otra cosa es que tengas una foto de tu infancia o de un momento especial que quieras enmarcar para recordar lo feliz que fuiste. Sin problema, pero no la hagas gigante. Y el mel¨®n de "warholizar" tu propio retrato mejor ni lo abrimos.Si no vives en una perpetua fantas¨ªa er¨®tica de jugadores de f¨²tbol universitarios o a menos que seas un coleccionista de tapices, no tiene ning¨²n sentido usar algo feo y que coge polvo como elemento decorativo. La bufanda est¨¢ muy bien para defender y animar a tu equipo en el campo o para tomar las ca?as con tus compa?eros de pe?a una vez terminado el partido, pero una vez vuelvas a casa haz con ella lo mismo que con el resto de tus bufandas, guantes, gorros y calcetines: meterla en un caj¨®n.Aquella botella de An¨ªs el Mono con la que te re¨ªste tanto. Ese whisky tan raro que encontraste en una tienda de Praga. La ginebra que bebisteis la noche que te dio el primer beso. Guarda el recuerdo. Tira la botella.Decorar con botellas de alcoholNo es solo que el cuarto de ba?o tambi¨¦n tenga su corazoncito y merezca dignidad, sino que, cuando llegas a la vida adulta, tus sentidos necesitan paz y tranquilidad cuando haces tus cosas en el retrete. Y, cr¨¦enos, esa tapa de w¨¢ter con estampado de w¨¢ter no ayuda.De ni?o evitaban que te asustaras cuando apagaban la luz. De adolescente, te encantaba esa melancol¨ªa como de feria antigua, tan decadente. De veintea?ero, las cenas en tu pisito cobraban vida gracias a ellas. Pero muri¨® un marinero el d¨ªa que los salones de muchos treinta?eros se empezaron a parecer las habitaciones de sus hijos. Un respeto al abismo generacional.Getty Images