Isabel II de Inglaterra tiene una doble

La brit¨¢nica Ella Slack lleva m¨¢s de 30 a?os siendo la doble de Isabel II de Inglaterra, de quien conoce al detalle todos sus gestos, movimientos y hasta su forma de saludar. Es la encargada de recorrer, a la misma velocidad a la que camina la reina, los lugares por los que pasar¨¢ y de situarse en los puestos donde posteriormente se tomar¨¢n las fotograf¨ªas oficiales, para que todo quede perfecto. Lo hace de manera voluntaria, sin cobrar ni una libra, y movida ¨²nicamente por ¡°el honor¡±.

Cada vez que Isabel II tiene que inaugurar un hospital, acudir a un ayuntamiento o dar inicio al a?o parlamentario, se realiza un ensayo en el que todo est¨¢ medido al mil¨ªmetro, con el objetivo de evitar cualquier fallo de protocolo o de seguridad. Para que la reina no se canse durante los ensayos y, sobre todo, para que pueda hacer frente a todos sus compromisos, sin perder tiempo en la preparaci¨®n previa, Slack se presta a imitar sus movimientos y a repetir una y otra vez los recorridos y ademanes que har¨¢ la monarca.

Nacida en la Isla de Man, Slack, de 74 a?os, presume en un v¨ªdeo publicado por la BBC de haber vivido experiencias propias de una monarca. Aparece con el mismo peinado, visti¨¦ndose siguiendo el estilo de Isabel II, con un colorido traje turquesa y un sombrero, calz¨¢ndose zapatos con un tac¨®n de apenas unos cent¨ªmetros y a?adiendo un collar de perlas. Cuenta que ha montado en carroza, en coches oficiales y navegado en barco hasta la Torre de Londres, todo para que el protocolo est¨¦ minuciosamente calculado. Cuando se sube a cualquier veh¨ªculo saluda y mueve la mano tal y como lo hace la monarca y tambi¨¦n se asoma al balc¨®n del palacio de Buckingham y se comporta de id¨¦ntica manera.

¡°Cada cosa que hace la reina est¨¢ ensayada¡±, detalla mientras muestra los v¨ªdeos y fotograf¨ªas de los distintos doblajes. Para Slack, desempe?ar esta funci¨®n es similar a ¡°vivir dos vidas¡±, ya que adem¨¢s de estar en los mismos lugares que visita la familia real brit¨¢nica y de conocer a algunos de sus miembros, todos los participantes en los ensayos se dirigen a ella como ¡®Su Majestad¡¯. Hay una exigencia que no puede saltarse y es que bajo ning¨²n pretexto puede sentarse en el trono real. Cuando es el momento de ensayar un acto en el trono de la Casa de los Lores, solo se inclina y hace que se sienta, pero sin llegar a tocarlo. ¡°Es una norma muy estricta¡±, admite mientras muestra el v¨ªdeo.

¡°Doblar a la reina no significa parecerse a ella. Yo no me parezco a la reina, pero tengo una estructura corporal y una altura similares¡±, explica. Les separan algo menos de cinco cent¨ªmetros, los que diferencian la altura de Isabel II, de aproximadamente 1,58m, de la de Ella Slack, de 1,53m. M¨¢s all¨¢ de esta similitud, todo comenz¨® por casualidad. ¡°Yo estaba trabajando en la BBC cubriendo un acto de la Casa Real, el D¨ªa del Armisticio, y el productor que estaba preparando un acto en el Cenotafio ¡ªmonumento a los ca¨ªdos¡ª me dijo que a la reina le estaba dando el sol en los ojos y que a ver si pod¨ªamos hacer algo al respecto. Dado que el resto de trabajadores med¨ªan 1,80m, yo adopt¨¦ el puesto de la reina¡±, rememora sobre el primer d¨ªa desempe?ando este papel, en 1988.

Desde entonces, 30 a?os y m¨¢s de 50 actos despu¨¦s, ha realizado todas estas funciones de manera voluntaria, sin cobrar nada y movida por ¡°el honor y el placer¡± de contribuir a que todos los actos reales puedan celebrarse con ¨¦xito. Todav¨ªa sigue sintiendo nervios, especialmente cuando en el Royal Albert Hall los asistentes ensayan el himno ¡®God Save The Queen¡¯. ¡°S¨¦ que estoy en primer plano, pero ?cu¨¢nta gente en el mundo puede decir que ha hecho algo as¨ª?¡±, se pregunta. Lo que le mueve a superar esos nervios es la satisfacci¨®n de participar en eventos que posteriormente han sido protagonizados por Isabel II y llegado a millones de personas en todo el mundo. ¡°Cuando veo a la reina en televisi¨®n en los actos que yo he contribuido a preparar, lo veo con orgullo y pienso ¡®lo he hecho por usted¡¯¡±, admite.