Me excita lo que a ti te da asco
Cuando en la cama te gustan, literalmente, las guarradas
El hentai, la pornograf¨ªa japonesa animada, abusa mucho de todas estas muestras sexuales en las que los fluidos, literalmente, fluyen por los protagonistas. Pero no es solo imaginaci¨®n. Hay personas que se excitan de este modo.
Fue Miguel Vagalume, activista de las identidades, pr¨¢cticas sexuales y relaciones no convencionales, responsable de Golfxs con principios, ?c¨®mo no!, el que me abri¨® las puertas de la salofilia, entendiendo como tal la parafilia por experimentar con todos los fluidos de tu pareja. Imaginen la amplitud del espectro amatorio. Desde la saliva hasta las heces, pasando por el sudor y fluidos varios. Tela. No es necesario excitarse con todos, con uno basta. Semejantes escenas solo se encuentran en la pornograf¨ªa menos convencional, eso que llamamos pornograf¨ªa alternativa o en la pornograf¨ªa animada japonesa en la que sus voluptuosas mujeres de exagerados ojos vidriosos disfrutan y gozan de todos los fluidos corporales con los que se empapan. Las eyaculaciones parecen no tener fin, la orina aparece cuando menos te la esperas y la sexualidad avanza por caminos poco convencionales que hacen que unos se sientan atra¨ªdos por estas pr¨¢cticas y otros huyan espantados solo imagin¨¢ndolo. "Cuando existen gustos fuera de lo habitual ¡ªfilias¡ª lo primero es aceptar qui¨¦n quieres ser y qu¨¦ quieres en la vida sexual. Desgraciadamente vivimos en una sociedad marcada por la norma y cuando alguien o alguna conducta se sale de ella se cr¨ªtica, juzga y se se?ala desde el pecado. Una estrategia es no revelar a ciertas personas cu¨¢les son los gustos personales por el simple hecho de que no todas las personas son emp¨¢ticas ni respetan las diferencias de quien tiene enfrente." Claudia K?sler, psicosex¨®loga, cree que hay que hacer un buen trabajo personal de identidad, autoestima y amor propio para frenar los ataques de otras personas cuando tu sexualidad se sale de los par¨¢metros establecidos.
A Sergio le excita la saliva. Hasta l¨ªmites insospechados. E intenta que est¨¦ presente en los juegos amatorios que tiene con sus parejas. Reconoce que a veces se queda ensimismado mirando una boca no por lo magn¨ªfica y bonita que sea, sino por imaginarla recubierta de babas y saliva: "Quedamos despu¨¦s de habernos comunicado de todas las maneras posibles. Nos hab¨ªamos dicho aut¨¦nticas cerdadas, lo que no calibr¨® es que fuera cierto lo de que yo quer¨ªa follarle la boca hasta que vomitara. Pens¨® que era una exageraci¨®n cuando era un repaso pormenorizado de qu¨¦ era lo que m¨¢s me excita". Sergio siente predilecci¨®n por el instante exacto en el que sucede la arcada; lo suyo tiene nombre: emetofilia, pero dif¨ªcil puesta en escena: "No me queda otra que explicar muy bien que me excita la saliva, guarrear con ella, lamer y dejar regueros, volver a lamer. A veces piensan que hablo de una manera ret¨®rica. Y no. Me gustan las arcadas y tambi¨¦n el v¨®mito, sobre todo provocados por una felaci¨®n como si estuvi¨¦ramos comprobando cu¨¢nto tiene de garganta profunda mi amante". A Sergio, una simple arcada lo pone cachondo. Pensemos que de la inocente saliva podemos pasar a palabras mayores y lo escatol¨®gico y lo sexual no siempre se manejan c¨®modamente.
La lluvia dorada, por ejemplo.
El primero al que se le conoce tal pr¨¢ctica es a Zeus, quien, seg¨²n la mitolog¨ªa griega, para seducir a D¨¢nae, presa en una jaula inaccesible, se transform¨® en lluvia dorada y la embaraz¨®. El nombre t¨¦cnico es urolagnia, fetichismo en el que la orina se convierte en un bien preciado, tanto como para reportar placer por s¨ª solo. El sumun es el undinismo, la urolagnia practicada en una relaci¨®n de sumisi¨®n y dominaci¨®n en la que la persona que orina obliga a beberse esa orina. Por supuesto, a ello ha accedido la persona sumisa. Hay que ser Pedro Almod¨®var para introducirlo en tu primera pel¨ªcula comercial y salir indemne.
A quien le guste o busque estas sexualidades lo tiene un poco m¨¢s dif¨ªcil para encontrar una pareja con quien llegar a sus mejores cotas de excitaci¨®n. Para K?sler es indispensable compartir con la pareja los gustos sexuales por muy estridentes, diferentes o especiales que sean; si no, la cabra terminar¨¢ tirando al monte: "Cuando se tiene pareja lo ideal es antes de embarcarse en una relaci¨®n duradera ir expresando los gustos. Si no, podr¨ªa crearse una doble vida por no reconocer y aceptar estas filias. En consulta me encuentro muchos casos de personas que no quieren contar su vida sexual real y mantienen dobles vidas. Lo complicado es mantenerlo a largo plazo porque m¨¢s tarde o m¨¢s temprano la pareja se acabar¨¢ enterando. Aqu¨ª surgen rupturas o procesos de letargo en los que la pareja que ha sufrido la infidelidad sexual necesita un tiempo de asimilaci¨®n y reflexi¨®n para ver qu¨¦ siguiente paso dar." Cuentan que Tyrone Power y Charles Laughton eran aficionados a la coprofagia (defecar, ver c¨®mo lo hace tu pareja o comer esos excrementos). Al parecer, un par de biograf¨ªas se?alan la existencia de un hombre de confianza encargado de encontrarles a las personas que saciaran sus dif¨ªciles gustos sexuales. Si ya se juzga cualquier sexualidad por modosita que sea, imaginen si el hombre de sus sue?os les viene con que quiere mearlos en la cama (y no metaf¨®ricamente). Aunque no lo crean tambi¨¦n tiene su t¨¦cnica. Se recomienda practicarlo en la ducha y miccionar antes y despu¨¦s de regar a tu amante. Es decir, disfrutar con el or¨ªn intermedio, menos proclive a transmitir infecciones.
Hasta las pr¨¢cticas sexuales que nos parecen m¨¢s extravagantes tienen su propia metodolog¨ªa. Todo es que nos informemos lo suficiente para, si las practicamos, disfrutarlas.
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