El dilema de Ciudadanos
La formaci¨®n de un Gobierno en Andaluc¨ªa pone al partido ante la disyuntiva de sostener a un PSOE agonizante o permitir el paso a un Ejecutivo del PP de la mano de la derecha radical
Debe Ciudadanos buscar la presidencia de la Junta con el apoyo ag¨®nico del PSOE y la tolerancia de la izquierda radical, o facilitar la alternancia cediendo la presidencia al PP de la mano de la derecha radical?
Ya es mala suerte que el d¨ªa que se convierte en el tercer partido de Andaluc¨ªa, aparentemente bien situado incluso para conseguir el liderazgo regional, su ¨¦xito queda diluido ante la emergencia de un rival que puede dar al traste con todos sus planes. Mala suerte, pero no injusta. No creo que podamos entender el auge de Vox sin el trasfondo de polarizaci¨®n pol¨ªtica del que Ciudadanos se ha beneficiado, e incluso ha venido alentando ¨²ltimamente. He ah¨ª la paradoja: lo que propici¨® el momento Ciudadanos hace un a?o puede girarse en su contra y amenazar sus expectativas justo al inicio de este ciclo electoral.
Para captar mejor la trascendencia del dilema hay que entender la transformaci¨®n que el partido ha experimentado desde las pasadas elecciones generales. En aquellos meses de inestabilidad, el partido pudo aprender en sus carnes lo que podr¨ªamos denominar ¡°la tragedia del centro pol¨ªtico¡±. Es indudable que la lucha por el centro entre izquierda y derecha suele contribuir a la estabilidad de las democracias liberales: si nos peleamos, mejor que sea para acercarnos que no para alejarnos.
Sin embargo, los partidos que reivindican el centro como Ciudadanos poseen una inevitable vulnerabilidad competitiva. Lo explic¨® bien Maurice Duverger cuando avisaba al respecto que ¡°el centro no es otra cosa que la agrupaci¨®n artificial de la fracci¨®n derecha de la izquierda con la fracci¨®n izquierda de la derecha. El destino del centro es ser separado, sacudido, aniquilado: separado, cuando una de sus mitades vota por la derecha y la otra por la izquierda; sacudido, cuando vota en bloque, bien por la derecha, bien por la izquierda; aniquilado, cuando se abstiene. El sue?o del centro es realizar la s¨ªntesis de aspiraciones contradictorias¡±. Por eso, Giovanni Sartori conclu¨ªa que, si bien las democracias estables s¨ª suelen concitar una tendencia central en la competencia entre partidos, ¡°lo que quiz¨¢ no exista es un partido de centro¡±, ahogado precisamente por esa inercia competitiva. Otro sarcasmo m¨¢s de las democracias: es la competici¨®n por el centro (centr¨ªpeta) lo que suele dejar sin aire a los partidos de centro.
La ret¨®rica anticatalanista inevitablemente iba a acabar convirti¨¦ndose en un espa?olismo desinhibido
?Nada que hacer, pues, para Ciudadanos? No tan deprisa, porque, como apunt¨® hace a?os el polit¨®logo israel¨ª Reuven Hazan, los partidos de centro pueden sobrevivir, resistiendo a esa temible competencia centr¨ªpeta, cuando, en condiciones de elevada polarizaci¨®n, los partidos moderados a un lado y otro padecen problemas de desafecci¨®n de sus votantes tradicionales o se ven desafiados, a su vez, por otros partidos desde los extremos. Creo que la situaci¨®n actual ilustra perfectamente esa excepcional ventana de oportunidades que depar¨® esta legislatura para Ciudadanos: una combinaci¨®n de elevada polarizaci¨®n, partidos tradicionales con legitimidad deteriorada y una din¨¢mica de competencia centr¨ªfuga, favorecida por Podemos y la cuesti¨®n catalana. Del mantenimiento de esa ecuaci¨®n depend¨ªa el ¨¦xito de Ciudadanos.
El primer semestre de 2018 evidenci¨® lo bien que le funcionaba esa coyuntura, y lo c¨®moda que era. Ciudadanos solo deb¨ªa mantener la tensi¨®n polarizadora que atenazaba al PP mediante un discurso rotundo, intransigente respecto al reto independentista. Adem¨¢s, era algo inherente a su naturaleza: una coalici¨®n de l¨ªderes y votantes de centro-izquierda y centro-derecha que ten¨ªan en com¨²n su hartazgo ante la hegemon¨ªa y deriva soberanista del nacionalismo catal¨¢n. Ciudadanos no era solo eso, pero era ante todo eso.
Quiz¨¢ por ello, la ret¨®rica anticatalanista inevitablemente iba a acabar convirti¨¦ndose en un espa?olismo desinhibido, que ser¨ªa muy bien recibido en la ola de orgullo herido por los hechos de octubre en Catalu?a, y que era mucho m¨¢s cre¨ªble y atractivo cuando lo emit¨ªa Ciudadanos, no el PP. Eso ayud¨® a ir arrinconando al partido de Rajoy en el extremo, sin apenas necesidad de debatir sobre pol¨ªticas p¨²blicas. La competici¨®n espa?olista en la derecha permit¨ªa a Ciudadanos afianzar el liderazgo en un centro difuso e ir socavando el electorado de derecha desencantado con la corrupci¨®n y el estilo antiguo de Rajoy. Solo necesitaba tiempo y paciencia para que esa ecuaci¨®n decantara finalmente el sorpasso en la derecha y convirtiera a Ciudadanos en el primer partido de Espa?a.
Las implicaciones de lo ocurrido en las elecciones del domingo resultan poco halag¨¹e?as para los de Rivera
Sin embargo, un cisne negro se cruz¨® por el camino. El retorno del PSOE al poder forz¨® una renovaci¨®n en la c¨²spide de un PP ahora en la oposici¨®n y dej¨® al descubierto la realidad para este ¨²ltimo: segu¨ªa siendo solamente el l¨ªder del cuarto partido y ya no personificaba la alternancia a Rajoy. Adem¨¢s, le daba al PSOE una nueva oportunidad para recuperar a los votantes de centro. Y con ello, recuperaba tambi¨¦n el muro de cristal que ha tendido a impermeabilizar en buena medida los flujos entre la derecha y la izquierda: a Ciudadanos solo le quedaba la opci¨®n de seguir compitiendo hacia la derecha y seguir persistiendo, ahora con m¨¢s ¨ªmpetu, sobre la cuesti¨®n nacional. Pero las elecciones andaluzas han puesto al descubierto el reverso de esa nueva situaci¨®n. Con la izquierda en el poder, la divisi¨®n de la derecha enfrascada en un debate sobre banderas, naciones y ofensas a la patria ha estado contribuyendo, en realidad, a evidenciar su impotencia. Las encuestas contribuyeron a proyectarla con luces de ne¨®n: era igual votar a PP o Ciudadanos, el PSOE seguir¨ªa gobernando. Es razonable pensar que, en esa situaci¨®n, muchos electores de derecha o desencantados con el Gobierno del PSOE han dado un voto de protesta, un tanto fr¨ªvola, a quien era capaz de emitir la ret¨®rica m¨¢s dura e intransigente. Es una ley pol¨ªtica perenne: los votantes siempre preferir¨¢n el original a la copia. As¨ª, algunos datos apuntan que Vox crece entre aquellos electores que podr¨ªan haber facilitado el sorpasso al PP: urbanos, de clase media, cabreados con la situaci¨®n pol¨ªtica, con una profunda aversi¨®n hacia la izquierda.
Las implicaciones de lo ocurrido en Andaluc¨ªa son poco halag¨¹e?as para la formaci¨®n de Rivera. La irrupci¨®n de Vox devuelve al PP su centralidad en el espacio de derecha. Pone al descubierto las costuras m¨¢s agresivas y excluyentes del espa?olismo. Y sobre todo abre la puerta para que Vox intente redefinir la agenda pol¨ªtica espa?ola: nativismo en inmigraci¨®n, soberanismo en Europa, desmontaje de las autonom¨ªas, masculinismo¡ En definitiva, la incorrecci¨®n pol¨ªtica de derechas que hasta ahora estaban esencialmente confinadas en espacios medi¨¢ticos minoritarios. Si se confirmara ese escenario, la polarizaci¨®n incluso se convertir¨ªa en nociva para los naranjas: puede devaluar la agenda liberal reformista que hace tiempo dejaron en el congelador y que ahora podr¨ªa resultar tibia ante los descarados modales importados por Steve Bannon a trav¨¦s de Vox.
No estoy seguro de que este diagn¨®stico ayude a resolver el dilema de Ciudadanos. Aunque quiz¨¢ s¨ª apunta d¨®nde empez¨® a derrapar el papel de la nueva pol¨ªtica conducida por Ciudadanos y Podemos: cuando dejaron de renovar la agenda pol¨ªtica espa?ola (y, de paso, sus instituciones), adoptando lenguajes y discursos m¨¢s bien tradicionales. Quiz¨¢ a¨²n est¨¦n a tiempo de recuperar br¨ªo suficiente para clarificar d¨®nde est¨¢n los m¨¢rgenes ideol¨®gicos aceptables de la democracia espa?ola.
Joan Rodriguez Teruel es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Valencia y analista de Agenda P¨²blica.
Este Art¨ªculo ha sido elaborado por Agenda P¨²blica, para EL PA?S.
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