El enemigo p¨²blico n¨²mero uno de Erdogan

El periodista Can D¨¹ndar considera que el r¨¦gimen de Recep Tayyip Erdogan lo ha declarado el enemigo p¨²blico n¨²mero uno de Turqu¨ªa. Era director del diario Cumhuriyet, una cabecera con m¨¢s de cien a?os de historia y de inclinaci¨®n progresista, y public¨® una informaci¨®n que desvelaba las relaciones entre el Gobierno turco y el autoproclamado Estado Isl¨¢mico. En mayo de 2015 lleg¨® a sus manos un v¨ªdeo que mostraba camiones de la inteligencia cargados con cajas de medicinas que en realidad ocultaban munici¨®n destinada a los terroristas yihadistas. ¡°Si public¨¢bamos la historia sab¨ªamos que ¨ªbamos a ir a la c¨¢rcel. Asumimos el riesgo y al d¨ªa siguiente Erdogan nos amenaz¨®¡±, recuerda D¨¹ndar en Madrid, donde lleg¨® procedente de Berl¨ªn despu¨¦s de que el Ministerio del Interior se comprometiera a no ejecutar la orden de busca y captura cursada por Interpol. Invitado por la Asociaci¨®n de Medios de Informaci¨®n, el periodista turco quer¨ªa tener garant¨ªas de que no iba a ser detenido en Espa?a y que no correr¨ªa la misma (mala) suerte de Dogan Akhanli, compatriota y escritor que fue arrestado en Granada mientras estaba de vacaciones y a quien el Gobierno de Erdogan atribuye pertenencia ¡°a banda armada y terrorista¡±.

D¨¹ndar pas¨® 93 d¨ªas encarcelado y la fiscal¨ªa pidi¨® dos cadenas perpetuas por publicar una historia ver¨ªdica que Turqu¨ªa declar¨® ¡°secreto de Estado¡±. De paso, fue acusado de espionaje y de ser ¡°agente terrorista¡±. En un pa¨ªs con 150 periodistas encarcelados, la historia de D¨¹ndar parecer¨ªa una m¨¢s si no fuera porque cinco redactores del que era su peri¨®dico han sido asesinados y porque es consciente de que retornar a Estambul significar¨ªa volver a la c¨¢rcel y, quiz¨¢, perder la vida. Turqu¨ªa practica perversas t¨¦cnicas para castigar a los periodistas cr¨ªticos. En el caso de D¨¹ndar, confiscar el pasaporte de su esposa y retenerla como reh¨¦n. El r¨¦gimen, si no puede da?ar a una persona, traslada el terror a su familia

No deja de ser parad¨®jico que Erdogan avale el acoso y encarcelamiento de los informadores en su pa¨ªs y sin embargo invoque la libertad de expresi¨®n y exhiba p¨²blicamente tanto inter¨¦s en el esclarecimiento del asesinato del periodista saud¨ª Jamal Khashoggi en la Embajada de Arabia Saud¨ª en Estambul. Un doble rasero tan incongruente como oprobioso.