14D: Sin precedentes y tan determinante
La jornada de paro general convocada hace 30 a?os tuvo una trascendencia social, sindical y pol¨ªtica que llega hasta nuestros d¨ªas. Recordarla sirve para alentar la construcci¨®n de un mundo mejor
La Jornada de Paro General de 24 Horas(as¨ª fue registrada la convocatoria) del 14 de diciembre de 1988 es un hito hist¨®rico porque no tiene precedentes y porque treinta a?os despu¨¦s sigue patente su trascendencia social, sindical y a¨²n pol¨ªtica.
Las huelgas generales anteriores (agosto, 1917; octubre 1934 o la m¨¢s extra?a de junio de 1959 convocada por el bur¨® pol¨ªtico del PCE dirigido de hecho por Santiago Carrillo, aunque Dolores Ib¨¢rruri a¨²n era la secretaria general y hab¨ªa desaconsejado convocarla) quisieron ser pol¨ªticas para cambiar reg¨ªmenes y gobiernos all¨ª donde las fuerzas pol¨ªticas del momento no alcanzaban a concitar mayor¨ªas suficientes para procurar los cambios anhelados. La del 14D de 1988 la convocaron los sindicatos CC?OO y UGT unitariamente desde su m¨¢s celosa autonom¨ªa. No se concibi¨® para alterar el corolario parlamentario e institucional de la voluntad popular sino las injustas pol¨ªticas socio-econ¨®micas del gobierno que por cierto s¨ª faltaba al compromiso con sus electores ya que contraven¨ªan absolutamente su programa electoral.
La sugerencia parti¨® de la Comisi¨®n Ejecutiva de CC?OO reunida el 8 de noviembre de 1988 pero autoimponi¨¦ndose que solamente se convocar¨ªa si lo hac¨ªan ambos sindicatos de com¨²n acuerdo y al un¨ªsono. Hicimos p¨²blica la convocatoria con m¨¢s de un mes de antelaci¨®n con el fin de difundir con la mayor amplitud posible los motivos de la huelga; y tambi¨¦n para darle un nuevo margen al Gobierno por si se decid¨ªa a retomar las negociaciones y encauzarlas constructivamente.
Las huelgas generales anteriores quisieron ser pol¨ªticas para cambiar reg¨ªmenes y gobiernos
Pero el axioma neoliberal que disocia crecimiento de distribuci¨®n, asumido y vulgarizado por el presidente del Gobierno Felipe Gonz¨¢lez al poco de instalarse en el palacio de la Moncloa sentenciando: ¡°para repartir la tarta primero tiene que crecer¡± aneg¨® el espacio. Las formas y consistencia de las tartas ¡ªpor utilizar el mismo s¨ªmil¡ª dependen de sus ingredientes. Si el crecimiento de la econom¨ªa se fragua reduciendo los salarios reales para recomponer la tasa de beneficio de las empresas y a?aden pol¨ªticas fiscales regresivas; cuando se alcance el deseado crecimiento no se pasar¨¢ como por encanto a la restituci¨®n de la calidad en los empleos y a la recuperaci¨®n del poder de compra de los salarios, ni la fiscalidad se tornar¨¢ en equitativa para reestablecer el equilibrio en el reparto de la renta nacional. Los datos lo demuestran: se retom¨® la senda del crecimiento del PIB desde 1.2% en 1982 hasta el 5,8% en 1988. El decreto Boyer de 1983, provoc¨® una ca¨ªda acumulada de ¡ª12,6 puntos porcentuales de los costes laborales unitarios entre 1984 y 1988. Simult¨¢neamente aquel equipo econ¨®mico legaliz¨® los primeros artilugios para la elusi¨®n fiscal de las grandes fortunas como las SICAV e introdujo todo tipo de desgravaciones, entre otras a la compra de viviendas, fuese la habitual o la en¨¦sima que pudiera comprarse. El PIB fue creciendo hasta el 5,8% en 1988. Pero si la participaci¨®n de las rentas del trabajo en la distribuci¨®n de la Renta Nacional representaba el 53% en 1982, seis a?os despu¨¦s hab¨ªa ca¨ªdo al 48% en favor de los excedentes empresariales. Mientras los beneficios de las empresas no financieras se duplicaron en 1987 y los de la banca crecieron el 45%.
Sin embargo, el paro creci¨® en casi dos millones y la protecci¨®n por desempleo cay¨® al 28,8%. El gasto social contrajo su ritmo de crecimiento de 7 puntos porcentuales entre 1977 y 1981 a 1,64 puntos porcetuales en el per¨ªodo 1982-87. El gasto sanitario permaneci¨® estancado desde 1982 hasta 1988 mientras sub¨ªa en seis millones el n¨²mero de beneficiarios. Ahora bien, las subvenciones de diverso tipo y deducciones fiscales a las empresas crecieron exponencialmente.
Para colmo el Gobierno pact¨® con CSIF ¡ªsindicato corporativo y minoritario entonces¡ª un incremento retributivo del 4% a los empleados p¨²blicos. Rubricaron una subida el 5,35% las pensiones con una extra?a asociaci¨®n llamada Uni¨®n Democr¨¢tica de Pensionistas ¡ªCC.OO. y UGT reclamaban el 6,6%¡ª. Y aprob¨® por decreto el Plan de Empleo Juvenil, que solo ofrec¨ªa meros ¡°pretextos de empleo¡± para sustituir trabajo fijo por precario.
Nada m¨¢s conocerse la convocatoria, el gobierno empez¨® a sembrar el temor entre la poblaci¨®n. La patronal CEOE-CEPYME tild¨® la huelga de ¡°pol¨ªtica, desestabilizadora y antisocial¡±; pretendi¨® que se declarase ilegal y transmiti¨® a todas sus organizaciones instrucciones para coaccionar a las plantillas.
Fallaron los malos augurios y la jornada transcurri¨® con bastante normalidad. Tampoco hubo ocasi¨®n para la ¡°guerra de cifras¡±; el ¨¦xito de participaci¨®n result¨® indiscutible.
Nada m¨¢s conocerse la convocatoria, el gobierno empez¨® a sembrar el temor entre la poblaci¨®n
Lejos de debilitarla fortaleci¨® la democracia. Hab¨ªamos cre¨ªdo que nuestra Constituci¨®n era la m¨¢s progresista de Europa, pero s¨®lo era la m¨¢s reciente. Desde el limitado reconocimiento del papel de los sindicatos (art¨ªculo 7 de la Constituci¨®n) hasta el del derecho de huelga (art¨ªculo 28.2), la espa?ola es m¨¢s restrictiva que las constituciones m¨¢s antiguas como la francesa de 1946 o la italiana de 1947 o la portuguesa de 1974 que amparan las huelgas pol¨ªticas y de solidaridad. Es decir, el 14D indujo una lectura m¨¢s avanzada de la constituci¨®n de la que en principio podr¨ªa haberse desprendido de su literalidad. La dimensi¨®n social del autogobierno auton¨®mico le debe casi todo al 14D y a la iniciativa de UGT y de CC?OO que inmediatamente despu¨¦s emplazaron a los correspondientes gobiernos regionales a reproducir las negociaciones en sus territorios.
Y se consiguieron casi todas las reivindicaciones del 14D. Un 67% m¨¢s en recursos para el desempleo; el 16% para pensiones y se fij¨® por primera vez el derecho a la revalorizarlas anualmente, as¨ª como los salarios de los empleados p¨²blicos; o el incremento del 15% en gasto sanitario que hizo realidad la universalizaci¨®n de la sanidad p¨²blica, son una muestra de los m¨²ltiples logros alcanzados.
Las nuevas organizaciones del trabajo en el contexto de la revoluci¨®n tecnol¨®gica y la era digital han ido arrumbando las derivadas del viejo fordismo industrial. Mutaciones que entra?an m¨¢s desaf¨ªos para los sindicatos en todos los planos y que probablemente est¨¦n requiriendo formas de encuadramiento m¨¢s ¨¢giles y una acci¨®n sindical m¨¢s inteligente que en etapas pasadas. Denostando la nostalgia que solo sirve para anclarse en el pasado, evocar el 14D tiene sentido si contribuye a alentar al movimiento sindical en su lucha por un mundo mejor con m¨¢s libertad, justicia y solidaridad.
Antonio Guti¨¦rrez Vegara fue secretario general de CC?OO entre noviembre de 1987 y abril de 2000.
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