?De qu¨¦ hablar en Navidad?
Del tiempo, dir¨¢ alguien, pero tampoco eso garantiza la paz de la reuni¨®n, puesto que siempre puede haber un negacionista del cambio clim¨¢tico y acabar entre grandes voces
Dicen los que saben de esto que las comidas navide?as, tanto las de empresa como las familiares, son bombas de relojer¨ªa en las que acostumbra a haber m¨¢s incidentes que en cualquier otro momento y reuni¨®n. Lo obligado de muchas de esas celebraciones, la artificial camarader¨ªa con la que se desarrollan bastantes de ellas, la desinhibici¨®n que producen la comida y el alcohol en exceso, las rencillas y rencores acumulados durante mucho tiempo, las diferencias ideol¨®gicas, los caracteres contrapuestos, todo eso forma un c¨®ctel explosivo que cualquier discusi¨®n puede hacer saltar provocando que la celebraci¨®n se convierta en el rev¨¦s de lo que se pretend¨ªa con ella. Por eso, se recomienda por los psic¨®logos, con el fin de la buena marcha de esas comidas o cenas, no abordar temas delicados que puedan dar lugar a enfrentamientos entre los comensales. Ni la pol¨ªtica, por supuesto, ni el f¨²tbol, que mueve tantas pasiones, ni la religi¨®n o el sexo son temas convenientes a tratar, y lo mismo sucede con algunos m¨¢s: en el caso concreto de los espa?oles, Catalu?a, la exhumaci¨®n de los restos de Franco del Valle de los Ca¨ªdos, la corrupci¨®n, la memoria hist¨®rica, la prisi¨®n permanente revisable, los toros, la elecci¨®n de los jueces, la monarqu¨ªa¡
Entonces, ?de qu¨¦ hablamos? Del tiempo, dir¨¢ alguien, pero tampoco eso garantiza la paz de la reuni¨®n, puesto que siempre puede haber un negacionista del cambio clim¨¢tico y acabar entre grandes voces como tiempo atr¨¢s ocurr¨ªa con la autor¨ªa de los atentados de Atocha o con la responsabilidad del comienzo de la Guerra Civil ?De literatura o cine? Puede ser, pero sin entrar en muchas profundidades. Detr¨¢s de un libro o una pel¨ªcula hay ideolog¨ªa, cr¨ªtica, una mirada del mundo, y tambi¨¦n estas pueden ser causa de discusi¨®n ?Del panorama internacional, entonces? Peligroso, porque los ejemplos pueden traerse al ¨¢mbito nacional y ah¨ª comenzar los problemas¡
La pregunta es qu¨¦ ha sucedido para llegar a este punto en el que ni siquiera entre familiares y compa?eros de trabajo sea posible ya discutir sin que ello suponga un ataque al otro, lo sea o no en t¨¦rminos objetivos. ?Qu¨¦ ha sucedido para que el irrespirable clima de las llamadas redes sociales que lo invade todo se haya trasladado al ¨¢mbito m¨¢s privado de las personas convirti¨¦ndolo en una prolongaci¨®n del p¨²blico? No ser¨¦ yo quien d¨¦ la respuesta, porque no la tengo, aunque s¨ª algunas sospechas de por d¨®nde pueden ir los tiros. Y las menores no son el malestar social derivado de la crisis econ¨®mica pasada (no para todos, evidentemente) y de la pol¨ªtica que se deriv¨® de ella y el narcisismo que invade desde hace tiempo a la sociedad y que nos hace pensar a todos que somos el centro del universo y que los dem¨¢s orbitan a nuestro alrededor. As¨ª es dif¨ªcil no ya ponerse en el lugar del otro, sino escucharlo simplemente, y as¨ª no es dif¨ªcil comprender que cualquier discusi¨®n termine en el enfrentamiento y la descalificaci¨®n a semejanza de lo que ocurre entre los pol¨ªticos o en ese alba?al moral que son las redes sociales, donde el anonimato hace aflorar lo peor del g¨¦nero humano. Si a ello le a?adimos las deudas personales, los desencuentros, el champ¨¢n, las afrentas maceradas en el tiempo, los orujos y las antipat¨ªas mutuas sobrellevadas durante el a?o a rega?adientes, no es de extra?ar que las comidas navide?as, ya sean de empresa o de la familia, acaben muchas veces como dicen. Lo raro ser¨ªa lo contrario. Pero de ah¨ª a no poder hablar de otra cosa que lo r¨¢pido que ha pasado el a?o¡
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