Tecnolog¨ªa y orden global
En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas se ha producido una clara concentraci¨®n del talento m¨¢s sofisticado en lugares geogr¨¢ficos muy concretos. Estos movimientos est¨¢n produciendo una grave fractura social
La transformaci¨®n tecnol¨®gica est¨¢ produciendo la segregaci¨®n del mundo en dos espacios econ¨®micos cada d¨ªa m¨¢s claramente definidos. Por un lado, zonas que son capaces de producir y concentrar talento e innovaci¨®n. Por otro, territorios que pierden a sus ciudadanos mejor formados, no producen empresas en la frontera tecnol¨®gica y no generan prosperidad. Esta divisi¨®n del mundo en clusterso ¡°polos¡± de innovaci¨®n est¨¢ teniendo importantes implicaciones pol¨ªticas. En t¨¦rminos dom¨¦sticos, genera fuertes tensiones entre regiones, ya que son pocas las zonas que concentran el crecimiento y muchas las que sufren los efectos de la degradaci¨®n econ¨®mica. A escala global, la concentraci¨®n del crecimiento en lugares e industrias concretas profundiza la competencia entre Estados por posicionarse en espacios econ¨®micos y tecnol¨®gicos clave. Espa?a, y Europa en su totalidad, deben decidir con urgencia si quieren formar parte de la ola de innovaci¨®n y tomar las medidas necesarias para posicionarse en la frontera del crecimiento.
El mundo descrito arriba es at¨ªpico y, de hecho, inesperado. En el a?o 2005, el economista americano Thomas Friedman argumentaba en su famoso ensayo La Tierra es plana que las nuevas tecnolog¨ªas alterar¨ªan el mapa econ¨®mico mundial dando a las compa?¨ªas, con independencia de su localizaci¨®n geogr¨¢fica, pleno acceso a los mercados globales. A esta expectativa le acompa?aba la idea de que, en el espacio digital, el conocimiento se mover¨ªa sin limitaciones. La geograf¨ªa habr¨ªa dejado de ser el factor determinante de la historia humana.
La realidad, sin embargo, ha resultado ser muy distinta. En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas se ha producido una clara concentraci¨®n del talento m¨¢s sofisticado en lugares geogr¨¢ficos muy concretos. Estos clusters se producen, precisamente, porque no todo el conocimiento viaja a trav¨¦s del espacio digital con la facilidad que se esperaba. En concreto, el saber ¡°t¨¢cito¡±, compuesto de conocimiento sobre las pr¨¢cticas de una industria, din¨¢micas de equipo, o de elementos t¨¦cnicos, es solo de utilidad si se inserta en reflexiones amplias, interdisciplinares y recurrentes y que solo se producen en grupos cerrados y cercanos geogr¨¢ficamente. Ejemplos de polos de conocimiento de esta naturaleza son San Jos¨¦-San Francisco, Boston-Cambridge o Shenzhen-Hong Kong. Es en estos lugares donde se concentra la innovaci¨®n tecnol¨®gica mundial.
Espa?a y la UE han de decidir si quieren formar parte de la ola de innovaci¨®n para estar en la frontera del crecimiento
La tecnolog¨ªa tambi¨¦n ha cambiado el mapa empresarial y las din¨¢micas de competencia. En las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha observado una clara concentraci¨®n del crecimiento de productividad en lo que la OCDE denomina ¡°empresas frontera¡±. Ese grupo reducido de compa?¨ªas, que se tasa en el entorno del 10% del total, vio c¨®mo su productividad crec¨ªa de media un 30% durante la ¨²ltima d¨¦cada mientras que el resto no observ¨® incremento alguno. Esta captura de productividad plantea serios retos de crecimiento y de competencia.
La transformaci¨®n tecnol¨®gica tiene, de hecho, en su seno una fuerte pulsi¨®n oligopol¨ªstica. Las empresas que hagan un uso extensivo de tecnolog¨ªa y, sobre todo, aquellas que generen y analicen datos de forma sistem¨¢tica, tendr¨¢n fuertes ventajas competitivas sobre el resto. Esto est¨¢ llevando a la lenta pero imparable expansi¨®n de los denominados winner-takes-all-markets, entornos en los que la tendencia natural es que un ¨²nico actor controle la pr¨¢ctica totalidad del mercado. Muchos de estos mercados ya son liderados por empresas como Facebook, Google o Tencent.
A nivel dom¨¦stico, las fuerzas descritas arriba est¨¢n produciendo una grave fractura social. Dentro de pa¨ªses como Estados Unidos se est¨¢ agravando la brecha econ¨®mica entre los lugares que concentran el talento y la innovaci¨®n, como California o Massachusetts, y los que no, como la pr¨¢ctica totalidad del Medio-Oeste o del Sur. Esta fractura econ¨®mica tiene un claro reflejo pol¨ªtico con el apoyo a fuerzas populistas y antisistema fuertemente concentrado en las zonas rurales y m¨¢s desfavorecidas. Se observa la misma tendencia en Reino Unido, por ejemplo, as¨ª como en muchos otros pa¨ªses europeos. De hecho, asistimos a un aut¨¦ntico levantamiento social en aquellos lugares que est¨¢n perdiendo la batalla por la frontera tecnol¨®gica.
Las universidades deben servir para conectar la investigaci¨®n b¨¢sica y aplicada con el mercado y con la sociedad
A escala global la transformaci¨®n tecnol¨®gica plantea retos, si cabe, m¨¢s complejos. Aquellos pa¨ªses que logren construir polos de conocimiento e innovaci¨®n ser¨¢n capaces de atraer empleo, empresas frontera y bases fiscales a su jurisdicci¨®n. En estos momentos, los pa¨ªses que lideran la carrera de la innovaci¨®n son fundamentalmente EE?UU y China. De hecho, la ¨²ltima estrategia de desarrollo econ¨®mico de China titulada Made in China 2025 plantea una senda clara para dominar todos los sectores frontera de la econom¨ªa; desde la rob¨®tica hasta la aeron¨¢utica, pasando por la inteligencia artificial o el ciberespacio. Tan agresiva es esta estrategia y plantea un reto de tal escala a EE?UU que muchos ven en la guerra comercial iniciada por el presidente Trump un intento de descarrilarla. Lo que est¨¢ claro es que la nueva estructura econ¨®mica global va a generar fuertes tensiones entre los Estados con vocaci¨®n de estar en la frontera tecnol¨®gica. Ser¨¢ este un mundo m¨¢s darwiniano, de suma cero, propenso a la protecci¨®n de los campeones empresariales nacionales y a las tensiones geoecon¨®micas.
Si Espa?a y la Uni¨®n Europea quieren liderar la econom¨ªa del futuro deben fijar objetivos claros y elaborar una estrategia de transformaci¨®n tecnol¨®gica ambiciosa en torno a dos ejes. El primero deber¨ªa concentrarse en generar y atraer crecimiento para lograr que Europa sea el lugar donde se innova y se avanza la frontera tecnol¨®gica. Para lograr esto har¨ªa falta reformar la educaci¨®n y adaptarla a las necesidades del mercado laboral del siglo XXI. Esto requerir¨¢ posicionar las habilidades y conocimientos digitales en el centro de nuestra formaci¨®n e investigaci¨®n. Hace falta asimismo que las universidades se conviertan en aut¨¦nticas plataformas de transferencia tecnol¨®gica donde se conecte la investigaci¨®n b¨¢sica y aplicada con el mercado y con la sociedad. Esto requerir¨¢ de marcos normativos actualizados y que presten apoyo a la innovaci¨®n y al emprendimiento. El objetivo general deber¨ªa ser claro: producir empresas frontera que sean competitivas a escala internacional.
El segundo eje de esa estrategia deber¨ªa tener un fuerte componente social y atender las carencias distributivas de la nueva econom¨ªa. De poco servir¨¢ tener polos de talento e innovaci¨®n si la mayor¨ªa de nuestros ciudadanos sienten que carecen de oportunidades. Har¨¢ falta, de hecho, la construcci¨®n de un nuevo contrato social. Los cambios descritos arriba exigen ajustes en la pol¨ªtica de competencia, que deber¨¢ estar alerta ante nuevas manifestaciones de abuso de posici¨®n de mercado, en los instrumentos fiscales, que deber¨¢n calibrarse para compensar la concentraci¨®n de rentas en corporaciones y sectores muy concretos, as¨ª como en las pol¨ªticas redistributivas, que deber¨¢n atender el desequilibrio geogr¨¢fico generado por la revoluci¨®n digital.
Europa puede y debe posicionarse en la frontera del crecimiento y hacerlo con plena conciencia social. Este reto no har¨¢ m¨¢s que crecer en escala y urgencia en los pr¨®ximos a?os.
Manuel Mu?iz es decano de IE School of Global and Public Affairs y catedr¨¢tico Rafael del Pino de Transformaci¨®n Global.
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