El diablo estuvo aqu¨ª antes
En la Edad Media, los demonios aparec¨ªan por todas partes. Ahora un simp¨¢tico diablo se ha instalado en Segovia
En una de sus mejores canciones, los Rolling Stones mostraban su ¡°simpat¨ªa por el diablo¡±. A Belzeb¨² hay que tom¨¢rselo en serio, sin duda, que se lo digan si no al padre Karras y a la pobre ni?a pose¨ªda. Pero tal vez porque todos hemos visto demasiadas pel¨ªculas, porque La semilla del diablo o El exorcista pueblan nuestras pesadillas, nos hemos olvidado de que el demonio no siempre ha tenido tan mala prensa. A veces, entre dios y el diablo, tal vez el maligno ofrezca mejores opciones de diversi¨®n.
Tras la colocaci¨®n de una estatua del diablo cerca del Acueducto de Segovia, la ciudad castellana que alberga uno de los cascos hist¨®ricos m¨¢s bonitos y nutritivos (por la cantidad de restaurantes) del mundo, se ha visto inmersa en una pol¨¦mica que ha llegado incluso a la prensa del otro lado del Atl¨¢ntico. El asunto acab¨® en los tribunales, que se desentendieron, y gan¨® la partida la escultura, que muestra a un diablo simp¨¢tico y bonach¨®n inspirado por una imagen de la ciudad alemana de L¨¹beck. Es bastante probable que la obra, que muestra adem¨¢s al se?or oscuro haci¨¦ndose un selfie (invento diab¨®lico donde los haya), no acabe formando parte de los anales de la historia del arte contempor¨¢neo, pero ha servido para recordar que el demonio no tiene por qu¨¦ encarnar necesariamente el mal.
El pretexto para colocar la escultura es la leyenda que explica que construy¨® el Acueducto, llev¨¢ndose a cambio el alma de una pobre joven que deb¨ªa acarrear agua todos los d¨ªas, uno de los muchos trabajos nunca reconocidos que les impon¨ªan las sociedades preindustriales a las mujeres. Solo por eso, el diablo se merece un respeto. En la Edad Media, el diablo era un personaje cotidiano, que aparec¨ªa por todas partes ofreciendo favores y tentaciones de la carne y del esp¨ªritu. Y, como ha explicado el historiador Michel Pastoureau, en el mundo medieval lo imaginario y lo real ocupaban el mismo plano. Por eso la escultura segoviana forma parte de una tradici¨®n muy antigua.
M¨¢s cerca de nuestra ¨¦poca, el maligno es, adem¨¢s, responsable de la invenci¨®n del blues en un cruce de caminos del Delta del Misisipi. Ya lo cant¨® el gran bluesman Robert Johnson: ¡°?l viene a por m¨ª?/ ?l viene porque ¨¦l ha estado antes?/ No hay necesidad de preocuparse, chica?/ Hay que preocuparse de estar solo¡±.
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