Ense?ar un ¨²nico modelo de sexualidad tiene sus consecuencias. Y ninguna es buena.
Llevamos desde el pasado siglo dilucidando cu¨¢nto hay de aprendizaje y cu¨¢nto de biol¨®gico en nuestros comportamientos. Qu¨¦ hace que seamos y actuemos de una manera, lo que nos ense?aron o qui¨¦nes somos. Creemos que sabemos todo de sexo porque nos han ense?ado un determinado comportamiento que pasa por una orientaci¨®n sexual (heterosexualidad), una actitud sexual (en la mujer, sumisi¨®n), un enamoramiento cimentado en valores determinados (mito del amor rom¨¢ntico) y la obligaci¨®n de tener relaciones mon¨®gamas. Siglos perpetuando el modelo. Menos mal que, a veces, nos da una revolera. As¨ª llamaba mi t¨ªa Paqui a las reacciones que le brotaban a mi abuela, enferma de alzh¨¦imer, cuando, desde la cama, iniciaba un di¨¢logo ininteligible consigo misma a voz en grito. La o¨ªa argument¨¢ndose a s¨ª misma desde la cocina y dec¨ªa "?Ya le ha dado la revolera!". La definici¨®n gr¨¢fica que se me ocurre es eso que hace Sara Baras sobre el escenario que le brota del coraz¨®n, la cabeza y los genitales. Estas revoleras son responsables de los cambios m¨¢s significativos de nuestras vidas. Habr¨¢ quien las disimule, otras las escenificaremos cual italianas de los a?os cincuenta. Tranquilos, no pretendo juzgar melodramas ajenos.
Ignacio Elpidio Dom¨ªnguez, investigador y miembro del Instituto Madrile?o de Antropolog¨ªa, admite que aunque nos influyen el comportamiento y las creencias de los dem¨¢s, ya que posibilitan, facilitan o dificultan que seamos capaces de comportarnos de una determinada manera, nuestro comportamiento no surge autom¨¢ticamente. El aprendizaje es un factor crucial, pero no provoca una respuesta mec¨¢nica, totalmente determinada. "Si fuese as¨ª, no habr¨ªa surgido ni una sola persona diversa durante el franquismo", sentencia. "Nos afecta mucho el entorno, porque nos ense?a a pensar en lo que es posible o est¨¢ permitido: es como una ventana en la que vemos e imaginamos lo que existe. Pero podemos reflexionar, imaginar e ir m¨¢s all¨¢". Y entonces en familias hom¨®fobas surgen v¨¢stagos contrarios a la homofobia. Nos nutrimos de todo cuanto nos rodea. Podemos ser y somos tolerantes y respetuosos a pesar incluso de nuestra propia familia o manteni¨¦ndonos al margen de ella.
Controlar la sexualidad es la mejor manera de controlar a la humanidad. Si tir¨¢ramos del hilo nos dar¨ªamos cuenta que el ovillo se forma por obra y gracia de todos los implicados. Los par¨¢metros de esa sexualidad predeterminada que debemos cumplir todos hacen indispensable que broten las revoleras. Hablemos del placer, que es un tema que escuece mucho. No hay una sola materia educativa en nuestros colegios que muestre el cl¨ªtoris. Pero a ver c¨®mo explican los que ven a la virgen que el cl¨ªtoris es un ¨®rgano pensado y dise?ado ¨²nica y exclusivamente para dar placer. ?Y encima a la mujer! Este tema resulta espeluznante. ?Una exageraci¨®n? D¨¦jenme que les recuerde a aquella Margarita a la que entrevistaron en directo en la COPE. Qu¨¦ sinvivir no poder descubrir su opini¨®n sobre las lesbianas, la verdad. Acudi¨® con sus ocho hijos a la manifestaci¨®n en contra del matrimonio homosexual; como toda la plana mayor del Partido Popular.? Quiz¨¢s acuda el domingo a la Plaza de Col¨®n. La citan los mismos, son los que dan la cara por ella, pero, ?la acompa?ar¨¢n sus hijos? ?Y sus nietos? Aqu¨ª, disc¨²lpenme, hay temazo. ?Qui¨¦n sabe c¨®mo habr¨¢n evolucionado los suyos! Como afirma Ignacio Elpidio Dom¨ªnguez "por suerte la educaci¨®n no crea aut¨®matas. Se puede luchar contra contextos familiares represivos, entonces, presionando en otros factores hacia otras direcciones: en medios de comunicaci¨®n, en planes acad¨¦micos, en redes sociales, etc¨¦tera".
Vayamos a ello.
La personalidad de cada uno tiene mucho que ver con nuestras ventoleras. Como dice V¨ªctor K¨¹ppers, la predisposici¨®n de cada uno a ser feliz se traduce en su comportamiento diario. Si tienen una hora libre, si¨¦ntense y disfruten de esta conferencia.
La actitud influye en nuestro comportamiento, del mismo modo que influyen la experiencia, el valor y lo que hayamos aprendido, el conocimiento. Se nos permite una determinada sexualidad, controlando o cercenando el resto, pero no se pueden eliminar. A quien sea puede molestarle que mi sexualidad no sea mon¨®gama o que no sea heterosexual. Pero nunca podr¨¢n impedir que as¨ª ocurra en mi cerebro, coraz¨®n y genitales y me comporte como tal.
At¨¦nganse a las revoleras.
S¨ªgueme en Twitter y Flipboard y esc¨²chame en la cadena SER en el programa 'Contigo dentro'
Zona de los archivos adjuntos
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.