Cinco cuentas de Instagram que le alegran el d¨ªa a una gata (y a su compa?ero de piso)

Como tambi¨¦n debi¨® de serlo para las miles de personas que compartieron el texto (muchas gracias de parte de M¨ªa). En aquella publicaci¨®n iba un enlace a su cuenta de Instagram, hecho que propicio que sus seguidores crecieran por miles (no es una exageraci¨®n, en concreto fueron m¨¢s de 6.000). Ahora resulta que tengo una gata que es medio influencer. Seguramente podr¨ªa derrocar gobiernos o levantar empresas expresando su opini¨®n, pero tranquilos todos, de momento se conforma con posar de vez en cuando y subir alg¨²n video cazando la pluma. Y seguir rascando el sof¨¢. Que una es influencer, pero no deja de ser una gata.

La llegada de miles de seguidores nuevos a su cuenta la han convertido en un espacio divertid¨ªsimo, en el que estamos conociendo much¨ªsimas historias de gatos y de personas con gatos. Aqu¨ª os dejamos cinco cuentas que nos arrancan una sonrisa cada vez que entramos:

(Por adelantarme: es una selecci¨®n personal de los amigos de M¨ªa. S¨¦ que Nala tiene 3,9 millones de seguidores. A ver si el lector va a pensar que mi nivel de frikismo gatuno es insuficiente para hablar del tema...).

Romeo the British Cat. Aunque su nombre dice otra cosa, Romeo es un gato espa?ol. Tiene, eso s¨ª, la elegancia de los lords ingleses. Romeo se las promet¨ªa muy felices pero, ay amigo, hace algunas semanas apareci¨® Macky, un cachorro con el que tendr¨¢ que compartir todo a partir de ahora. Adem¨¢s de unas fotos muy cuidadas, sus v¨ªdeos son un manual sobre c¨®mo gestionar la llegada a casa de un segundo gato.

Lim¨®n y rat¨®n. Dos gatos residentes en Vitoria. Siempre est¨¢n liando alguna. Han aprendido a abrir los cajones de la mesita de noche en la que se esconden los juguetes. Y tambi¨¦n han aprendido a cerrarlos, para que nadie se d¨¦ cuenta. Abren y tiran cajas, enredan¡­ pero resulta imposible re?irles, porque cuando posan para la foto son adorables. Y ponen cara de no haber roto un plato en su vida.

Bily_cat. Es tronchante. Bily es un gato que, s¨ª o s¨ª, tiene que sentarse a la mesa. ?l se pone sobre la silla y apoya la barbilla sobre el tablero. No quiere comer. Quiere estar a la mesa. Como el resto de la familia. A veces, incluso, se queda dormido sentado en su silla. Sus caras son un poema. Un poema tragic¨®mico.

Jaritomalo. No hace falta ser un gato para darse cuenta de por d¨®nde van los tiros. Jarito es un gato negro con calcetines blancos. Y es muy malo. Pero solo con Pancho Varona, su due?o. Si no eres Pancho, puedes acariciarlo. Si eres Pancho, lo llevas clarinete. Siempre tiene cara de cabreo, as¨ª que ya sabemos qui¨¦n le hace las fotos. Si la "maldad" gatuna es normalmente graciosa, esta suerte de maldad selectiva lo es a¨²n m¨¢s.?

Rogelioelgato. Rogelio es un gato tuerto. Vive con Cloe, otra gata Tambi¨¦n comparten piso con seres humanos, se entiende. Y es un ejemplo de los numerosos casos que hay de personas que adoptan a animales con alguna discapacidad f¨ªsica, los cuidan y les dan un vida feliz y llena de cari?o y atenciones. Y de que, con un solo ojo, se puede ser el rey en el mundo en el que todos ven perfectamente.?

?