Tocados por el Brexit
El programa alternativo esgrimido por Corbyn no es para nada despreciable, sino simplemente inoportuno
A causa de una p¨¦sima gesti¨®n, el Brexit no solo ha quebrado la cohesi¨®n del Partido Conservador de la primera ministra Theresa May, sino que ha provocado tambi¨¦n una escisi¨®n en el primer partido de la oposici¨®n, el laborista: siete diputados anunciaron el lunes que abandonaban la formaci¨®n. No ha sido la salida del Reino Unido el ¨²nico motivo por el que estos diputados han decidido crear un grupo parlamentario propio, lo que revela la profundidad de la crisis que padece el laborismo. Los siete representantes se fueron en buena parte por otro motivo: la detecci¨®n de 45 casos de antisemitismo entre sus filas, lo que les lleva a considerar esta lacra como ¡°sist¨¦mica¡±. Ello viene a recuelo del torpe alineamiento de algunos l¨ªderes, que convierten la defensa de la causa palestina por Jeremy Corbyn en un manual de coartadas antijud¨ªas. Este asunto revela la preocupante conexi¨®n impl¨ªcita de este esp¨ªritu con algunas fatales pulsiones del populismo europeo. En ese sentido, la reacci¨®n disidente constituye una buena se?al de alarma. Su radical cr¨ªtica de la pol¨ªtica de Corbyn respecto del Brexit tiene todav¨ªa m¨¢s recorrido. Los siete describen su oposici¨®n como ambigua, meliflua y poco clara. Y lamentan que no apoye el segundo refer¨¦ndum, cuando hubo un compromiso sobre ello en el ¨²ltimo congreso laborista.
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Sin embargo, los errores del laborismo no autorizan a efectuar una equidistante amalgama de responsabilidades entre el Gobierno y la oposici¨®n. Por m¨¢s que este se haya mostrado indeciso e inane ante este reto, la principal culpa del desastre hasta ahora cosechado y proyectado por Londres recae en el partido tory: de David Cameron a Theresa May, de Boris Johnson a David Davis. Durante m¨¢s de dos a?os tuvieron la posibilidad de dise?ar un programa de retirada practicable y no hicieron nada a la espera de ponerse de acuerdo consigo mismos. Cuando parec¨ªa que alcanzaban ese estado de gracia, y la primera ministra firmaba el acuerdo de retirada con los negociadores de los 27, a las pocas horas lo tumbaban sus propios amigos en Westminster y reclamaban cambios a lo que estaba escrito sobre su propia firma. Tanta irresponsabilidad ha desembocado en un ¨²ltimo forcejeo in¨²til de May, que pretende la modificaci¨®n de la cl¨¢usula de salvaguarda irlandesa ya pactada.
El programa alternativo de cinco puntos esgrimido por Corbyn (uni¨®n aduanera permanente, protecci¨®n social, equivalencia de mercado ¨²nico, permanencia en las agencias comunitarias y acuerdos claros de seguridad) no es para nada despreciable, sino simplemente inoportuno: por tard¨ªo y porque no suscita mayores adhesiones.
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