Machado, el refugiado

Hoy se cumplen 80 a?os de la muerte de Antonio Machado en el pueblo franc¨¦s de Colliure, adonde lleg¨® huyendo del avance del ej¨¦rcito franquista al final de la Guerra Civil y tras pasar la frontera en condiciones penosas en pleno invierno. En condiciones parecidas o incluso peores cruzaron los Pirineos 470.000 personas en apenas mes y medio en una huida a la que hoy se conoce en Francia por su nombre espa?ol: La Retirada. Aquel ¨¦xodo apresurado desbord¨® una regi¨®n que en 1939 ten¨ªa 250.000 habitantes y cuyas autoridades improvisaron campos de concentraci¨®n que a veces no eran m¨¢s que una playa rodeada de alambre de espino y custodiada por guardias.

El primero en abrirse fue el de Argel¨¨s-sur-Mer, que lleg¨® a alojar a 100.000 personas. A ¨¦l acudir¨¢ este domingo el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, durante una jornada que incluye visitas a las tumbas de Machado en Colliure y de Manuel Aza?a en Montauban. El homenaje de S¨¢nchez, el primero de este tipo que realiza un presidente en ejercicio, se suma a las continuas peregrinaciones an¨®nimas a la modesta sepultura del poeta ¡ªconvertido desde hace d¨¦cadas en s¨ªmbolo del exilio republicano¡ª y a los actos promovidos por los descendientes de los exiliados. Exposiciones, conferencias y marchas simb¨®licas por los llamados ¡°lugares de la memoria¡± recordar¨¢n durante todo el a?o un acontecimiento traum¨¢tico en la historia europea: la crisis humanitaria que culmin¨® la guerra desatada por el golpe de Estado de Franco.

En Francia, la tensi¨®n entre resistencia y colaboracionismo, gloria y verg¨¹enza, hizo que la memoria hist¨®rica del siglo XX tambi¨¦n pasara por su particular traves¨ªa del desierto. Sin embargo, al contrario que en Espa?a, hoy permanece al margen del debate pol¨ªtico. Ochenta a?os despu¨¦s de una acogida entre temerosa y cruel por parte de las autoridades ¡ªcompensada en ocasiones por la solidaridad de muchos particulares¡ª, el pa¨ªs vecino ha hecho suyo de manera ejemplar el recuerdo de la penosa llegada de miles de refugiados que, en muchos casos, terminaron por instalarse en su territorio y convertirse en ciudadanos franceses. Se calcula que 70.000 de los que cambiaron de pa¨ªs en enero y febrero de 1939 eran menores de edad. Ser¨ªa injusto que Espa?a ¡ªla gobierne quien la gobierne¡ª se desentendiera por segunda vez de ellos y de sus hijos y nietos. Tambi¨¦n lo ser¨ªa que aquella estampida de seres humanos que hu¨ªan de la represi¨®n quedase petrificada como un mero hecho del pasado. El poeta Tom¨¢s Segovia, que fue ni?o del exilio, escribi¨® que la memoria de la di¨¢spora de 1939 solo servir¨ªa de algo si se ten¨ªa presente que el desamparo de los espa?oles que llegaron a Francia huyendo de la persecuci¨®n para verse despose¨ªdos de sus derechos es el mismo que sufren los refugiados que contin¨²an a diario llegando a Europa.