Estudiantes por el clima

La movilizaci¨®n de estudiantes por el clima es uno de los fen¨®menos m¨¢s sorprendentes y esperanzadores de los ¨²ltimos tiempos. Sorprendente porque un peque?o gesto de protesta individual se ha multiplicado exponencialmente hasta convertirse en un movimiento de alcance global. Y esperanzador, porque estos ni?os se han convertido en la voz de la conciencia de unas generaciones adultas que est¨¢n demostrando su incapacidad para gestionar el presente sin dejar una herencia de destrucci¨®n a las generaciones futuras.

Todo comenz¨® cuando Greta Thumberg, una ni?a sueca de 15 a?os, decidi¨® dejar de ir a clase el viernes y manifestarse ante el Parlamento, en Estocolmo, para denunciar que a los adultos no se toman en serio el cambio clim¨¢tico. La contundente intervenci¨®n de Greta Thumberg en el Foro de Davos hizo prender la llama de la protesta en miles de institutos y colegios de secundaria de todo el mundo y ha conducido a la convocatoria de una huelga global estudiantil el pr¨®ximo 15 de marzo.

La madurez que expresan los j¨®venes l¨ªderes de este movimiento contrasta con la frivolidad con la que niegan el cambio clim¨¢tico o lo minimizan dirigentes como Donald Trump, presidente del segundo pa¨ªs que m¨¢s gases de efecto invernadero emite, o Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, el pa¨ªs con la mayor reserva de biodiversidad del planeta. Los l¨ªderes estudiantiles han dado en la diana al definir a los adultos que gobiernan como ni?os malcriados incapaces de asumir las consecuencias de sus decisiones; unos pol¨ªticos atrapados en el presente, m¨¢s preocupados por la pr¨®xima cita electoral que por el futuro de sus hijos y nietos. Denuncian que una agenda pol¨ªtica marcada por la inmediatez y los intereses a corto plazo impide tomar las decisiones que deben garantizar que el planeta no se convierta en un lugar hostil en el que vivir.

Resulta muy gratificante que los estudiantes den a la ciencia un cr¨¦dito que muchos gobernantes le escatiman. Es un s¨ªntoma del trascendental papel que tiene la educaci¨®n en la construcci¨®n de una ciudadan¨ªa cr¨ªtica y responsable. Pero los j¨®venes estudiantes por el clima no solo interpelan a las autoridades y gobernantes. Apelan tambi¨¦n a la responsabilidad de todos los adultos. El cambio clim¨¢tico avanza m¨¢s r¨¢pido de lo que se pensaba y combatirlo exigir¨¢ sacrificios. El futuro del planeta no solo depende de que se tomen decisiones globales, como eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero, sino tambi¨¦n de decisiones individuales como evitar el consumo superfluo, comer solo la carne estrictamente necesaria, dejar de utilizar envases desechables, desplazarse en transporte p¨²blico o reciclar la ropa. Afortunadamente una nueva conciencia florece en los colegios e institutos: ninguna generaci¨®n tiene derecho a hipotecar con sus decisiones ego¨ªstas el futuro de las siguientes.