La amenaza de la precariedad
El Gobierno que salga de las elecciones debe proseguir con la pol¨ªtica social
La desigualdad se ha convertido en un grave problema para la econom¨ªa espa?ola. Constituye un serio obst¨¢culo para el crecimiento, en tanto que impide desarrollar el potencial del consumo y de la demanda interna y, quiz¨¢ lo m¨¢s importante, act¨²a como un factor de inquietud social, muy evidente por ejemplo en las protestas por desahucios o pobreza energ¨¦tica que preocupan a las Administraciones p¨²blicas y a las empresas. Por desgracia, Espa?a corre el riesgo adem¨¢s de que la desigualdad y la precariedad laboral se conviertan en una de sus se?as de identidad. Un informe de la Comisi¨®n Europea acaba de reprochar con cierta acritud la desigualdad de ingresos en Espa?a, el uso generalizado de los contratos temporales, el riesgo de pobreza infantil derivado de esa desigualdad y la raqu¨ªtica tasa de gasto social para ayudar a las familias, que en Espa?a apenas alcanza la mitad de la media del gasto en la UE.
Las estad¨ªsticas de paro confirman el da?o que causa la precariedad. No solo por el abuso de la contrataci¨®n temporal, que deber¨ªa ser corregido con urgencia, sino por la discriminaci¨®n que resulta para j¨®venes y mujeres. Para que conste, la tasa de actividad de las mujeres es 11,4 puntos inferior a la de los hombres; la tasa de ocupaci¨®n est¨¢ casi 12 puntos por debajo de la masculina; el 58% del paro registrado afecta a las mujeres, y, para remate, su salario medio llega al 77% del masculino. La precariedad se ceba en el trabajo femenino: casi el 18% de las mujeres tienen salarios inferiores o iguales al salario m¨ªnimo; la tasa entre los hombres es del 7,8%.
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La desigualdad y la precariedad solo pueden ser corregidas mediante una acci¨®n concertada de dos decisiones pol¨ªticas. La primera es la v¨ªa de los cambios legales, tales como los que ha desarrollado este Gobierno con los decretos sobre alquileres, permisos de paternidad o el aprobado ayer que extiende las ayudas al desempleo a los mayores de 52 a?os. Pero el cambio legislativo no puede quedar ah¨ª; tiene que prolongarse con una correcci¨®n inteligente de las leyes laborales aprobadas por el primer Gobierno de Rajoy. Dicho en t¨¦rminos pol¨ªticos, ser¨ªa deseable que el pr¨®ximo Gobierno, sea cual sea, continuara con la modificaci¨®n de las normas sobre contrataci¨®n y rentas salariales.
Ninguna acci¨®n contra la precariedad y la desigualdad ser¨¢ posible si el Estado carece de recursos para aplicarla con efectividad. Sin dinero, solo quedan las buenas intenciones. De ah¨ª que con car¨¢cter previo sea necesaria una estrategia fiscal bien coordinada para aumentar la recaudaci¨®n, algo que el Gobierno actual no ha conseguido hacer. La coordinaci¨®n ¨®ptima implica poner en marcha una reforma fiscal que afecte a todos los tributos e incluya una reconsideraci¨®n de las pol¨ªticas seguidas contra el fraude fiscal.
En todo caso, ser¨ªa de agradecer que durante la campa?a electoral todos expliquen con seriedad su proyecto de pol¨ªtica fiscal y que quienes propongan recortes tributarios definan con detalle qu¨¦ partidas ser¨ªan suprimidas a causa de la ca¨ªda de la recaudaci¨®n y cu¨¢l ser¨ªa la repercusi¨®n directa previsible sobre los distintos grupos de ciudadanos.
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