Inmunidad de grupo
La salud p¨²blica debe prevalecer sobre la voluntad de los padres de no vacunar a sus hijos
La vacunaci¨®n ha sido un avance decisivo para reducir la mortalidad infantil. Cada a?o evita entre dos y tres millones de muertes y ha permitido erradicar enfermedades como la viruela o reducir a la m¨ªnima expresi¨®n otras como la poliomielitis, la difteria o el sarampi¨®n. La gran paradoja es que mientras hay regiones pobres que no se benefician de ellas, crece en los pa¨ªses ricos una corriente antivacunas que pone en riesgo los logros. Las teor¨ªas antivacuna, surgidas a ra¨ªz de un estudio err¨®neo y fraudulento que las relacionaba con el autismo, han encontrado en las redes sociales un potente aliado. Lo que hasta hace poco era un fen¨®meno exiguo, crece de forma preocupante. La Asociaci¨®n Americana de M¨¦dicos ha pedido a las empresas tecnol¨®gicas que impidan la difusi¨®n de teor¨ªas err¨®neas. Facebook y YouTube se han comprometido a no insertar publicidad antivacunas.
Editoriales anteriores
Evitar la desinformaci¨®n es crucial. La difteria se consideraba desaparecida en Espa?a desde 1987 pero en 2015 reapareci¨® con un brote en Olot que caus¨® la muerte de un ni?o no vacunado. Tambi¨¦n el sarampi¨®n resurge. Su incidencia creci¨® en Europa un 400% en 2017: se pas¨® de 5.273 casos a 21.315. Esta alarmante situaci¨®n, relacionada con el aumento de padres que no vacunan a sus hijos, ha llevado a pa¨ªses como Italia o Australia o parte de Estados Unidos a no admitir a ni?os no vacunados en las escuelas. En Espa?a, tres comunidades han decidido exigir el cumplimiento de las vacunaciones en guarder¨ªas y centros infantiles.
El problema de las teor¨ªas antivacuna es que cuando unos padres deciden no vacunar, no solo dejan desprotegidos a sus hijos sino que ponen en riesgo a los dem¨¢s ni?os, pues destruyen el principal efecto colectivo de las vacunas: la inmunidad de grupo. En Espa?a, el nivel de cumplimiento es a¨²n muy alto: el 97% de los ni?os est¨¢n vacunados. Pero si se reduce ese porcentaje, estar¨¢ justificado reconsiderar el actual car¨¢cter voluntario de la vacunaci¨®n. La salud p¨²blica debe prevalecer sobre la libertad ideol¨®gica de los padres.
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