Sensacionalismo en tiempos de televisi¨®n h¨ªbrida
La informaci¨®n y el entretenimiento son g¨¦neros, te¨®ricamente bien delimitados, pero en coberturas de gran impacto tienden a la amalgama
El dramaturgo alem¨¢n Bertolt Brecht propon¨ªa cambiar el funcionamiento de la radio para que dejara de ser un aparato de distribuci¨®n y se convirtiera en un aparato de comunicaci¨®n. Lo mismo puede decirse de la televisi¨®n, enredada en una eterna pregunta: ?el p¨²blico consume lo que las cadenas emiten o las cadenas programan los contenidos que el p¨²blico demanda? En su informe sobre el tratamiento medi¨¢tico del caso Julen, el Consejo Audiovisual de Andaluc¨ªa ha concluido que las principales televisiones dedicaron en dos semanas 228 horas (el 14% de la parrilla) al rescate del ni?o que se precipit¨® a un pozo en la localidad malague?a de Total¨¢n. El pico informativo se produjo entre el 24 y el 26 de enero. El r¨¦cord absoluto se lo apunt¨® Telecinco, que el d¨ªa 25 dedic¨® a las labores de rescate m¨¢s de 13 horas, es decir, el 65% de toda su programaci¨®n.
El consejo eval¨²a la cantidad de horas y examina la calidad. La conclusi¨®n es que aquellos canales que m¨¢s tiempo dedicaron al asunto incurrieron en mayores faltas de rigor y sensacionalismo. Adem¨¢s, los informativos de algunas cadenas volvieron a contagiarse de las malas pr¨¢cticas period¨ªsticas en las que incurren los magacines matinales. Para mantener la tensi¨®n pseudoinformativa y el dramatismo, utilizaron recursos narrativos que deterioran el rigor: m¨²sica y efectos sonoros con tintes de suspense, conexiones en directo sin ninguna novedad period¨ªstica, im¨¢genes en bucle y entrevistas exentas de valor noticioso.
La televisi¨®n tiende a confundir los formatos. La informaci¨®n y el entretenimiento son g¨¦neros te¨®ricamente bien delimitados, pero en coberturas de gran impacto ceden a la amalgama. Las tertulias televisivas se han transformado en un g¨¦nero h¨ªbrido, alimentado en gran medida por las redes sociales. Bien administrado, el tuit de un pol¨ªtico puede dar para intensas horas de programaci¨®n. Partidos como Vox lo saben. No es preciso que sus l¨ªderes acudan a los plat¨®s. Su estrategia es otra: dosifican entrevistas en medios minoritarios y, una vez lanzada la liebre, esperan a que los contertulios de las televisiones generalistas corran tras ella a toda velocidad. Por ser un partido sin representaci¨®n en el Congreso, Vox tiene limitado el reparto de espacios electorales gratuitos en las corporaciones p¨²blicas. No es problema: la campa?a ya se la hacen las privadas.?
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