La dif��cil convivencia de rohingyas y sus anfitriones

Los banglades��es de la regi��n de Cox��s Bazar, donde casi un mill��n de rohingyas llegaron huyendo de una sanguinaria limpieza ��tnica a manos del ej��rcito birmano, denuncian tres a?os despu��s que la situaci��n es insostenible. Esta es una imagen de una de las colinas deforestadas que flanquean el campo de refugiados rohingya de Kutupalong-Balukhali.

Las cifras hablan por s�� solas: en muy poco tiempo, esta parte de regi��n recibi�� un n��mero aproximadamente igual a su poblaci��n total. En la foto, una ni?a rohingya pasea por el campo de Kutupalong-Balukhali, con su hermano peque?o en brazos.

J��venes en el campo de Jamtoli se lavan y recogen agua en uno de los pocos puntos de agua potable habilitados en el campo; la escasez de agua es una de las mayores preocupaciones de la poblaci��n local.

La situaci��n es especialmente preocupante en un contexto econ��mico como el que condiciona Banglad��s, donde el 30% de la poblaci��n ya vive bajo el umbral de la pobreza. En la foto, un campo de legumbres de la poblaci��n local, con una colina del campo de refugiados de Jamtoli al fondo.

Un joven rohingya del campo de refugiados de Jamtoli, trabajando como obrero en la nueva carretera que ha de conectar Bangladesh y Myanmar; al fondo, tras el bosque, a pocos kil��metros, se encuentra Myanmar.

Una brigada de trabajo con j��venes rohingya y banglades��, trabajando en la nueva carretera que tiene que conectar Banglad��s y Myanmar.

La tala de ��rboles es una de las consecuencias m��s visibles de esta mala gesti��n. Se calcula que desde agosto de 2017 el n��mero de ��rboles que se han cortado supera ya los dos millones. Imagen interna del campo de refugiados rohingya de Kutupalong-Balukhali. En la actualidad, es el mayor campo de refugiados del mundo, adem��s de la zona m��s densamente poblada del mundo.

Puente a la salida del bloque 8 del campo de Kutupalong-Balukhali, con las colinas deforestadas al fondo.

J��venes rohingya corretean al salir de la escuela, a trav��s de campos de la poblaci��n local en los alrededores del campo de refugiados de Jamtoli.

Un joven Rohingya lleva a su hermana de vuelta a casa al atardecer, despu��s del toque de queda, en el campo de refugiados de Jamtoli.

Jafaralam Hoque, un campesino banglades�� a quien el gobierno le incaut�� sus tierras, sin previo aviso, para construir parte del campo de refugiados para los rohingyas. No es un caso ailsado. El gobierno utiliz�� esta pr��ctica con muchos agricultores, que han acabado perdiendo sus tierras y ahora sobreviven como pueden.

Un grupo de refugiados cargan bidones comprados en un mercado local.

Ni?os rohingya en Jamtoli juegan con restos de tuber��as habilitadas para canalizar aguas fecales fuera del campo. La quema constante de madera, sumado a la deforestaci��n y a la mayor afluencia de personas y sobretodo veh��culos, ha provocado que la calidad del aire tambi��n se haya visto afectada.

Un tuc-tuc circulando por la nueva carretera que unir�� Banglad��s con Birmania; la carretera est�� construida con una parte de trabajadores rohingya del campo de refugiados.