Checa
La existencia de una polic¨ªa pol¨ªtica secreta no solo es abrumadoramente incompatible con las reglas del juego democr¨¢tico. Supone una agresi¨®n grav¨ªsima
Recuerdo ahora a Esperanza, cuando relegada al ingrato papel de lideresa de la oposici¨®n municipal, alertaba de que Carmena quer¨ªa convertir los distritos de Madrid en s¨®viets. ?Qu¨¦ tiempos aquellos, y c¨®mo nos re¨ªmos! ?Qui¨¦n nos iba a decir que la astracanada sovi¨¦tica de Aguirre no era un delirio? Ahora sabemos que, solo un a?o m¨¢s tarde, funcionaba en Madrid una versi¨®n ca?¨ª de la herramienta suprema del estalinismo. F¨¦lix Dzerzhinski, arist¨®crata de nacimiento, revolucionario de primera hora, fund¨® a finales de 1917 la temible polic¨ªa pol¨ªtica secreta que pronto fue conocida como Chec¨¢, versi¨®n coloquial de la abreviatura VCheKa, que condensaba su nombre oficial, Comisi¨®n Extraordinaria. La Chec¨¢ de Dzerzhinski, que en espa?ol perdi¨® enseguida el acento, ten¨ªa por objeto la eliminaci¨®n por cualquier medio de los opositores pol¨ªticos al Gobierno de la URSS. El Kremlin se?alaba, la Checa ejecutaba. ?Les suena? La existencia de una polic¨ªa pol¨ªtica secreta, se llame como se llame, no solo es abrumadoramente incompatible con las reglas del juego democr¨¢tico. Supone una agresi¨®n grav¨ªsima, quiz¨¢s la peor, que puede padecer un Estado de derecho. Al parecer, un buen d¨ªa de 2016, en Espa?a ocurri¨® lo siguiente: en el Gobierno se coment¨® que habr¨ªa que hacer algo para parar a Podemos, enseguida le robaron el tel¨¦fono a una colaboradora de Pablo Iglesias mientras iba de compras, su contenido se us¨® para elaborar informes falsos sobre la financiaci¨®n del partido y un diario digital los public¨®. Todo esto es alucinante, pero no tanto como que el director de dicho diario se pasee por los plat¨®s para contar su versi¨®n. Porque esto no es un esc¨¢ndalo, es un delito. Y a¨²n m¨¢s, una traici¨®n al Estado democr¨¢tico.
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