Lo que la fama hizo con Susan Boyle, la mujer que revolucion¨® la m¨²sica, la televisi¨®n y las redes
Hace diez a?os una absoluta desconocida se convirti¨®, de la noche a la ma?ana, en la mujer m¨¢s famosa del mundo. As¨ª vive hoy, tras conocer la gloria y la riqueza, pero tambi¨¦n la oscuridad
Una mujer de cabello estropajoso y con canas, cejas espesas y un vestido no demasiado afortunado, como de madrina de comuni¨®n, camina hacia el escenario vac¨ªo del Clyde Auditorium en Glasgow. Al otro lado, un panel de cuatro jueces (entre ellos el temido Simon Cowell) y un p¨²blico dispuesto a aplaudir o abuchear seg¨²n palpite el espect¨¢culo. La mujer se presenta a Britain's Got Talent, el concurso de talentos an¨®nimos m¨¢s popular de Reino Unido (que en Espa?a emite Telecinco con el nombre de Got Talent) en el que el p¨²blico debe responder como si fuesen sus hijos los que estuviesen concursando.
Su fortuna est¨¢ valorada en 35 millones de euros, pero Boyle sigue residiendo en su vivienda de protecci¨®n oficial y cogiendo el autob¨²s
¡°Mi nombre es Susan Boyle¡±, se presenta. No hay m¨¢s que ver a Boyle para observar en ella el ep¨ªtome de la solterona brit¨¢nica, eso para lo que ellos tienen una palabra propia: spinster. Susan, seg¨²n hemos sabido por un brev¨ªsimo v¨ªdeo previo, reside sola en una vivienda de protecci¨®n oficial que ya ocupaban sus padres (ya fallecidos) con un gato (Pebbles), socializa solo cuando va a la iglesia de su localidad (Blackburn, de unos 5.000 habitantes) y aparenta mucha m¨¢s edad (¡°tengo 47 a?os¡±, afirma ante un p¨²blico que arquea las cejas y aplaude de forma c¨ªnica). Y adem¨¢s, es virgen. "Nunca me han besado", afirma.
La c¨¦lebre actuaci¨®n de Susan Boyle en Britain's Got Talent, en su momento el v¨ªdeo m¨¢s visto de la historia de YouTube.
Boyle (Blackburn, Reino Unido, 1961) parece consciente de la reacci¨®n que despierta. Mueve sus caderas queriendo ser sexi (pero a este tipo de mujer le est¨¢ prohibido resultar sexi, as¨ª que solo resulta c¨®mica) y gui?a los ojos al jurado. Sin embargo, la recepci¨®n hacia ella cambia cuando, respondiendo a una pregunta de Simon Cowell, afirma que le gustar¨ªa ser ¡°una cantante profesional¡±. Las risas c¨®mplices pasan a ser risas lastimosas. ?A qui¨¦n le gustar¨ªa parecerse? "A Elaine Paige" (gran dama del teatro musical brit¨¢nico y condecorada Oficial de la Orden del Imperio brit¨¢nico).
M¨¢s risas apenadas del p¨²blico y aspavientos de duda entre el jurado, que mira a esta mujer como a un perro abandonado bajo la lluvia. El plano salta en ese momento al patio de butacas: una adolescente hace una mueca burlona ante el comentario sobre Elaine Paige. Esa mujer es una asistente de peluquer¨ªa de 18 a?os llamada Jennifer Byrne. Volver¨¢ a aparecer en esta historia, porque su intervenci¨®n de 1,70 segundos en la pantalla es clave en ella.
La "chica 1.24" (por el minuto en el que aparec¨ªa en el v¨ªdeo original subido a YouTube) se convirti¨® en todo un fen¨®meno viral: representaba el prejuicio y el desd¨¦n.
Entonces Susan comienza a cantar y de esa mujer con aspecto de ermita?a sale una voz angelical. De esa mujer se?alada desde el primer momento como fea sale una voz de mujer guapa. El p¨²blico brit¨¢nico, acostumbrado a una tradici¨®n de voces mel¨®dicas siempre pertenecientes a rostros can¨®nicamente bellos (Lulu, Sandie Shaw, Petula Clarke, Dusty Springfield, la propia Elaine Paige) reacciona asombrado primero y entusiasmado despu¨¦s. Han asistido a una puesta en escena perfecta para ver nacer a una estrella. Los cuatro miembros del jurado votan positivamente para que contin¨²e en el concurso. Literalmente, Susan Boyle sali¨®, cant¨® y cambi¨® su vida para siempre.
?Fue esto la g¨¦nesis del actual estado del talent show? S¨ª y no: hay un precedente en el mismo programa. Dos a?os antes, en la primera edici¨®n de Britain's Got Talent, un vendedor de tel¨¦fonos m¨®viles regordete y urgentemente necesitado de un corrector dental llamado Paul Potts sorprendi¨® a toda la audiencia con una perfecta ejecuci¨®n del aria de Puccini Nessun dorma (acabar¨ªa ganando esa edici¨®n del concurso). Paul tambi¨¦n descoloc¨® porque su origen y su aspecto no hac¨ªan prever lo que estaba por llegar. Pero all¨ª no hubo ni un montaje previo para vender a Paul como un paria, como a Susan, ni una puesta en escena de un p¨²blico adverso y c¨ªnico contra ¨¦l, como en el caso de Susan. Cuando Susan Boyle lleg¨® y triunf¨®, el equipo de edici¨®n estaba preparado para convertir un momento que en directo fue oro en otro que, en su emisi¨®n en diferido, iba a ser un diamante.
Porque Susan Boyle cambi¨® la narrativa de este tipo de programas. El an¨®nimo ya no llegaba virgen a un escenario, sino que deb¨ªa tener una historia. La entrada de Susan Boyle no hubiese sido lo mismo si en un v¨ªdeo previo no hubiese contado que su madre acababa de morir, que nunca la hab¨ªan besado (eso la convirti¨® en una artista inmaculada y virgen en todos los sentidos) y que solo ten¨ªa la compa?¨ªa de su gato Pebbles. Los rostros de desconfianza de los jueces y el p¨²blico, reflejados en planos breves que escog¨ªan bien qu¨¦ transmitir en todo momento, tambi¨¦n se a?adieron a la narrativa.
Frente a una cantante humilde y solitaria, una turba dispuesta a prejuzgarla. Frente a una hero¨ªna, miles de villanos: aquel p¨²blico. La peluquera Jennifer Byrne cont¨® que su gesto de disgusto ante Boyle, plasmado en menos de dos segundos en pantalla, hizo que recibiese una campa?a de acoso y amenazas en redes sociales que puso en peligro su estabilidad emocional. Que ella se enterneci¨® y aplaudi¨® con Susan Boyle cuando empez¨® a cantar, pero lo ¨²nico que emitieron fue aquel gesto de desaprobaci¨®n. Un gesto de desaprobaci¨®n que consigui¨® que, por primera vez, en un talent show nos enamor¨¢semos de un concursante an¨®nimo antes de que ni siquiera empezase a cantar. Frente al cinismo y los prejuicios estaba una nueva hero¨ªna medi¨¢tica: Susan Boyle.
A mediados de aquel abril de 2009, tras emitirse el segmento (grabado a comienzos de a?o), Susan Boyle se volvi¨® omnipresente. Abri¨® telediarios en Europa. En el resto del mundo, su caso se expandi¨® por Internet gracias a que figuras como el (entonces influyente) bloguero Perez Hilton o celebridades como Ashton Kutcher y Demi Moore compartieron el v¨ªdeo de aquella actuaci¨®n. El v¨ªdeo estaba en YouTube en unas horas. El 20 de abril, ocho d¨ªas despu¨¦s, hab¨ªa alcanzado los 100 millones de reproducciones y se hab¨ªa convertido en el m¨¢s visto de su historia hasta entonces. Boyle no solo cambi¨® las reglas de concurso de talentos, sino que lleg¨® tambi¨¦n en un momento en el que YouTube intentaba convertirse en una plataforma de contenidos audiovisuales serios y dignos de ser monetizados y dejar de ser una web para ver v¨ªdeos de gatos y reporteros cay¨¦ndose en directo. Su caso fue clave en esta transformaci¨®n.
Una de las primeras entrevistas que concedi¨® Susan Boyle tras saltar a la fama.
Tras el efecto Boyle, los concursos de talentos vieron c¨®mo pod¨ªan vivir una segunda (y rentable) vida en las redes una vez hab¨ªan sido emitidos en televisi¨®n. Actualmente todos los programas de este g¨¦nero tienen un perfil oficial en la plataforma y se apresuran a colgar sus mejores actuaciones y grandes momentos, con t¨ªtulos llenos de ¨¦pica: "?Nadie cre¨ªa en ¨¦l y dej¨® al p¨²blico boquiabierto!". El canal de X Factor (programa creado tambi¨¦n por Cowell) lleva casi ochocientos millones de reproducciones. El de Got Talent, m¨¢s de tres mil millones. El de Operaci¨®n Triunfo, en Espa?a, m¨¢s de mil millones.
Susan Boyle se hab¨ªa convertido en la mujer m¨¢s famosa del mundo. En cuesti¨®n de d¨ªas fue entrevistada por Larry King y Oprah Winfrey, dos gur¨²s televisivos para los que algunos famosos esperan a?os. Sus primeras entrevistas eran la pesadilla de un periodista. ¡°Nada personal, no responder¨¦ a eso¡±, sol¨ªa aclarar Boyle nerviosa. Despu¨¦s respond¨ªa a preguntas de forma corta y r¨¢pida, dejando inc¨®modos silencios hasta la siguiente. Era la posici¨®n l¨®gica de una mujer solitaria que hab¨ªa pasado de ser una desempleada (durante un tiempo fue cocinera y en los ¨²ltimos a?os previos al concurso cuid¨® de su madre enferma) a una estrella global que dio 60 entrevistas en una semana.
Fue demasiado para Susan. El 1 de junio de 2009, y en un giro que nadie esperaba, Susan Boyle qued¨® segunda en la gran final del concurso. El primer clasificado fue un grupo de baile llamado Diversity. ?Por qu¨¦ perdi¨® Susan? Muchos medios apuntaron que su fama mundial no le benefici¨® en este sentido: el p¨²blico, imprevisible, decidi¨® apoyar a una simp¨¢tica banda de chicos bailarines en lugar de a una mujer que ya era una estrella global en toda regla. Horas despu¨¦s de la emisi¨®n en directo del programa, Boyle fue hospitalizada en una cl¨ªnica privada de Londres. La cadena ITV, el programa?Britain's Got Talent y, por extensi¨®n, todo este tipo de concursos de talentos para gente an¨®nima, fueron puestos bajo la lupa. ?Reciben este tipo de personas que jam¨¢s han tenido contacto con la fama ni los medios de comunicaci¨®n la preparaci¨®n y atenci¨®n psicol¨®gica necesaria para enfrentarse a la fama de la noche a la ma?ana? En el caso de Susan Boyle, adem¨¢s, la fama no fue nacional, sino planetaria.
La productora Talkback Thames tuvo que admitir que no hab¨ªan sometido a Boyle a una prueba psicol¨®gica antes de lanzarla a la fama estratosf¨¦rica y se comprometi¨® a revisar sus normas y protocolos. Mientras, el hermano de Boyle tranquilizaba a sus admiradores declarando que Susan hab¨ªa estado en una monta?a rusa tremenda y sometida a una especulaci¨®n medi¨¢tica muy intensa a la que no estaba acostumbrada, pero, dijo, "est¨¢ intentando adaptarse a eso y acostumbr¨¢ndose a ser un rostro conocido". Tambi¨¦n el primer ministro brit¨¢nico, Gordon Brown, se interes¨® por su estado. Entre los pocos visitantes admitidos en la cl¨ªnica Priority, donde permanec¨ªa ingresada, estuvo su gato Pebbles.
Tras abandonar la cl¨ªnica, Boyle comenz¨® la grabaci¨®n de su primer disco bajo el sello de Simon Cowell, ese hombre que hab¨ªa visto la gallina de los huevos de oro en cuanto Susan abri¨® la boca sobre el escenario meses antes. I Dreamed a Dream fue publicado a tiempo para la mejor ¨¦poca del a?o, la campa?a navide?a, y se convirti¨® en el disco m¨¢s vendido del a?o en solo un mes, por encima de los de The Black Eyed Peas, Lady Gaga, Taylor Swift o Michael Jackson. Su primer sencillo fue una exitosa versi¨®n de Wild Horses, de los Rolling Stones. En la era en la que los j¨®venes ya no compraban discos f¨ªsicos, I Dreamed a Dream, de Susan Boyle, era efectivamente un sue?o para la industria: un disco que se iba a regalar en ese formato a todas las madres del mundo. Ha vendido, hasta hoy, 14 millones de unidades.
En enero de 2010, Susan Boyle public¨® sus memorias. En mayo, fue elegida como una de las personas m¨¢s influyentes del mundo por la revista Time. En septiembre, cant¨® para el papa Benedicto XVI. Su segundo disco, The Gift (2010), fue uno de los cinco m¨¢s vendidos ese a?o de nuevo con una publicaci¨®n in extremis en noviembre. Sumados a los cinco discos que public¨® posteriormente (siempre de versiones de cl¨¢sicos, temas del teatro musical y baladas pop ligeras), Susan ha vendido 20 millones de ejemplares y se calcula su fortuna en 35 millones de euros.
Sin embargo, Boyle ha elegido no vivir como una millonaria. Sigue en la casa de protecci¨®n oficial en la que resid¨ªa cuando se present¨® al Britain's Got Talent, solo que la compr¨® a cambio de unos 75.000 euros y a?adi¨®, posteriormente, la casa de al lado para que fuese m¨¢s grande. En su momento se compr¨® una casa m¨¢s lujosa (valorada en 450.000 euros), pero tras vivir en ella un breve espacio de tiempo la cedi¨® a una de sus sobrinas y volvi¨® a su hogar de siempre, donde ha declarado ser m¨¢s feliz. Sigue cantando en la iglesia de su peque?o pueblo, caminando a diario por ¨¦l y cogiendo el autob¨²s. ?Qu¨¦ hace, pues, Boyle con su fortuna? Apoya varias causas, dona dinero a la iglesia de su comunidad y, seg¨²n el Daily Mail, ha ayudado a su familia a emprender negocios y a pagar deudas. Y su familia es muy grande: tiene ocho hermanos y 16 sobrinos.
La productora Talkback Thames tuvo que admitir que no hab¨ªan sometido a Boyle a una prueba psicol¨®gica antes de lanzarla a la fama estratosf¨¦rica y se comprometi¨® a revisar sus normas y protocolos
Problemas de salud
Los estragos en su salud mental han seguido siendo p¨²blicos: en 2013 le fue diagnosticado el s¨ªndrome de Asperger y la prensa ha seguido dando cuenta de peque?os incidentes protagonizados por ella en aeropuertos o restaurantes en los que han tenido que intervenir las autoridades para calmarla.
Este 2019 volvi¨® al programa que la vio nacer en su edici¨®n especial America's Got Talent: The Champions, al que se present¨® con el firme prop¨®sito de resultar ganadora en esta ocasi¨®n (una extra?a espina que sacarse, dado que sin haber ganado ella es la mayor estrella que ha salido de un concurso de este tipo). No lo consigui¨®: fue eliminada en la final. Gan¨® un mago llamado Shin Lim.
Boyle contin¨²a viviendo sola. Su gato Pebbles muri¨® de viejo. A sus 57 a?os sigue siendo un ejemplo en bruto de lo que la fama repentina y global de la noche a la ma?ana puede hacerle a una persona. Tambi¨¦n el paradigma de un tipo de figura que, con el artificio necesario, puede conquistar al p¨²blico masivo en un segundo. Eso s¨ª: pese a decenas de promesas de "nuevas Susan Boyles", ninguna figura se ha acercado a ella. Rompi¨® el molde.
Una de las pruebas a la que se enfrentan los aspirantes a trabajar en Google Play Music durante su entrevista personal es hacer una lista de reproducci¨®n de m¨²sica "donde aparezcan canciones de Susan Boyle y que guste a los fans de Susan Boyle". El puesto exige un profundo conocimiento de todo tipo de m¨²sica, pero si no son capaces de hacer eso, los trabajadores no pasan la primera fase. El perfil de fan de Susan Boyle sigue siendo la presa favorita de los ejecutivos discogr¨¢ficos. Pero Boyle, diez a?os despu¨¦s, ha aprendido a no a ser utilizada como cebo.
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