Una oportunidad para los europeos brit¨¢nicos
La mejor soluci¨®n para salir del atolladero de este Brexit es un ¡®refer¨¦ndum de confirmaci¨®n¡¯. Ser¨ªa una torpeza incre¨ªble que los l¨ªderes europeos no concedieran a los brit¨¢nicos la pr¨®rroga necesaria
Cuando los l¨ªderes europeos tomen su hist¨®rica decisi¨®n definitiva sobre el Brexit, no deben olvidarse de una pregunta fundamental: ?la UE es una simple uni¨®n de Gobiernos, o es tambi¨¦n una Europa de ciudadanos, pueblos, democracia y destino? En el refer¨¦ndum de 2016, m¨¢s de 16 millones de brit¨¢nicos votaron a favor de que el Reino Unido permaneciera en la UE. Si la ciudadan¨ªa europea fuera una condici¨®n personal y directa, y no dependiera de ser ciudadanos de un Estado miembro, la UE tendr¨ªa una responsabilidad innegable hacia nosotros, los europeos brit¨¢nicos. Si fu¨¦ramos un pa¨ªs, ser¨ªamos el noveno m¨¢s grande de la Uni¨®n, despu¨¦s de Holanda y antes de B¨¦lgica. Y a eso hay que sumar aproximadamente tres millones de ciudadanos de otros pa¨ªses de la UE que residen en el Reino Unido, as¨ª como m¨¢s de un mill¨®n de ciudadanos brit¨¢nicos que viven en otros pa¨ªses de la Uni¨®n. En total, m¨¢s de 20 millones de europeos.
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El s¨¢bado 23 salimos un mill¨®n de personas a las calles de Londres para demostrar que no solo somos europeos, sino unos europeos que apoyan firmemente la UE. Fue la mayor manifestaci¨®n proeuropea de la historia reciente de Europa. En menos de dos semanas, una petici¨®n para revocar el art¨ªculo 50 ha obtenido m¨¢s de seis millones de firmas, un hecho sin precedentes. ?Los l¨ªderes europeos no nos van a tener en cuenta?
Adem¨¢s de los ciudadanos individuales, est¨¢n los pueblos de estas islas. El Reino Unido es un pa¨ªs compuesto por tres naciones, Inglaterra, Gales y Escocia, y parte de una cuarta, Irlanda. Los otros 27 Estados miembros de la UE han mostrado una solidaridad impresionante con Irlanda y en contra de la imperdonable negligencia posimperial de los ingleses partidarios del Brexit. ?Pero qu¨¦ sucede con Escocia y sus 5,4 millones de habitantes? En Escocia, el 62% vot¨® permanecer en la UE, frente al 38% en contra. ?No recuerdan los dirigentes de Eslovaquia y Eslovenia, Letonia y Estonia, lo que es ser un pa¨ªs peque?o sometido a otro m¨¢s grande?
No podemos olvidarnos de la democracia. Puedo entender por qu¨¦ nuestros amigos europeos han reaccionado con incredulidad y burlas a la extraordinaria opereta que ha presentado el Parlamento de Westminster en los ¨²ltimos meses. Ahora bien, por mucho que Donald Trump resople y asegure que la democracia brit¨¢nica est¨¢ ¡°pr¨¢cticamente muerta¡±, lo que est¨¢ pasando en Westminster demuestra todo lo contrario, a diferencia de lo que ocurre en el edificio parlamentario que m¨¢s se le parece arquitect¨®nicamente, a la orilla del Danubio, en Budapest. Algunos se r¨ªen de que el presidente de la C¨¢mara de los Comunes invoque una norma que se remonta a 1604, pero es un recordatorio de que, desde el siglo XVII, la revoluci¨®n en Inglaterra ha consistido siempre en afirmar la autoridad del Parlamento sobre un Ejecutivo demasiado poderoso, desde el rey Carlos?I hasta Theresa la desventurada. La semana pasada, el Parlamento consigui¨® recuperar el control del proceso del Brexit y arrancarlo de las tercas manos de la se?ora May. ?De verdad los l¨ªderes de la UE quieren despreciar a un Reino Unido democr¨¢tico mientras siguen aceptando a una antidemocr¨¢tica Hungr¨ªa?
Incluso un Brexit blando ser¨ªa mejor que el que nos ofrecen en la actualidad, mal concebido y a ciegas
Y, por ¨²ltimo, est¨¢ el destino com¨²n. La seductora visi¨®n de Emmanuel Macron de una Europa con poder suficiente para defender nuestros intereses y valores comunes en un mundo cada vez menos occidental ser¨¢ imposible de materializar si el poder duro, econ¨®mico y blando del Reino Unido no se utiliza en ese sentido sino en contra. Y m¨¢s vale no hacerse ilusiones: la consecuencia casi indudable del Brexit no ser¨¢ una armoniosa cooperaci¨®n estrat¨¦gica, sino la disonancia entre uno y otro lado del Canal.
?Qu¨¦ deber¨ªan hacer, pues, los l¨ªderes europeos con visi¨®n de futuro? La decisi¨®n tomada el mes pasado por el Consejo Europeo, despu¨¦s de una larga y dram¨¢tica discusi¨®n, es dura pero completamente racional. Da al Reino Unido tres semanas, hasta el 12 de abril, para aprobar el acuerdo de May (en cuyo caso el Reino Unido se ir¨¢ de manera ordenada, como muy tarde, el 22 de mayo) o para proponer una alternativa cre¨ªble que justifique una nueva pr¨®rroga. La l¨®gica legal es que el 12 de abril es la fecha l¨ªmite para que el Reino Unido pueda iniciar el proceso para celebrar elecciones europeas junto con todos los dem¨¢s Estados miembros de la UE. La l¨®gica pol¨ªtica es que es una forma de obligar al Parlamento brit¨¢nico a decir, de una vez por todas, lo que quiere, y no solo lo que no quiere.
Despu¨¦s de haber votado por tercera vez en contra del acuerdo de May la semana pasada, ahora la C¨¢mara de los Comunes tiene que llevar a cabo una serie de ¡°votaciones indicativas¡± en apoyo de diversas opciones. Si la permanencia en una uni¨®n aduanera o la llamada opci¨®n Noruega Plus (quedarse en el mercado ¨²nico y una uni¨®n aduanera) obtuviera una mayor¨ªa clara, y si May (o el primer ministro provisional que la sustituya) pusiera por fin el pa¨ªs por delante del partido y aceptara esa opini¨®n mayoritaria y transversal, entonces solo se necesitar¨ªan unos cambios en la Declaraci¨®n Pol¨ªtica y el Reino Unido podr¨ªa marcharse antes de las elecciones europeas.
Varias encuestas muestran mayor¨ªas peque?as, pero cada vez m¨¢s elevadas a favor de permanecer en la UE
La salida m¨¢s prometedora tanto para Reino Unido como para Europa es la prevista en la propuesta Kyle-Wilson, as¨ª llamada por los dos diputados laboristas que la presentaron. De acuerdo con ella, deber¨ªa haber un ¡°refer¨¦ndum de confirmaci¨®n¡± en el que el pueblo brit¨¢nico pudiera escoger entre el acuerdo que se apruebe en el Parlamento (y que, por supuesto, se pacte con la UE) y permanecer en la UE. Para celebrar ese segundo refer¨¦ndum como es debido ¡ªcon la celebraci¨®n de elecciones europeas en el Reino Unido a finales de mayo¡ª har¨ªan falta al menos cinco meses, lo cual nos llevar¨ªa hasta el oto?o.
Varias encuestas recientes muestran mayor¨ªas peque?as pero cada vez mayores a favor de celebrar un refer¨¦ndum y permanecer en la UE. Si la democracia brit¨¢nica ¡ªun Parlamento que representa al pueblo¡ª pudiera conseguir que el Gobierno volviera a acudir a una cumbre extraordinaria de la UE prevista para el 10 de abril con esa propuesta, que incluir¨ªa el compromiso de participar en las elecciones europeas, ser¨ªa de una torpeza incre¨ªble que los l¨ªderes europeos no concedieran a los brit¨¢nicos la pr¨®rroga necesaria para decidir si el Brexit es lo que de verdad desean.
El camino hacia esa prometedora salida del caos del Brexit sigue siendo estrecho e incierto, pero cuenta con el apoyo de muchos millones de europeos brit¨¢nicos y ciudadanos de la UE que viven en el Reino Unido, y muestra el debido respeto a Escocia, una peque?a pero gran naci¨®n europea. Incluso un Brexit blando ser¨ªa mejor que el que nos ofrecen en la actualidad, mal concebido y a ciegas; y mucho mejor que el desastre de salir sin acuerdo. Si los l¨ªderes europeos creen en una Europa de ciudadanos, pueblos, democracia y destino com¨²n, deben dar a los europeos brit¨¢nicos esta ¨²ltima oportunidad.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford y en 2017 fue galardonado con el Premio Carlomagno.
@fromTGA
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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