130 Millones
Esta vez, como saben, no se trata de ganar, sino de poder gobernar
Le va a costar al Estado 130 millones organizar las elecciones generales del pr¨®ximo 28 de abril. Una cantidad importante a la que hay que sumar los gastos que realicen cada uno de los partidos para convencernos de que son la mejor opci¨®n. Desconozco los cap¨ªtulos en los que se descompone aquella cantidad, aunque imagino que una parte nada despreciable se la consume la gesti¨®n del voto por correo. En todo caso, es un dinero bien empleado cuando se trata de que la ciudadan¨ªa pueda ejercer un derecho en un entorno de pluralidad pol¨ªtica y con todas las garant¨ªas. No es el prop¨®sito de esta columna, por tanto, abrir una reflexi¨®n sobre el coste electoral para la administraci¨®n, aunque s¨ª tenga una relevancia muy significativa en t¨¦rminos democr¨¢ticos limitar por ley y someter a los pertinentes controles pol¨ªticos, la cantidad y procedencia de los recursos que los partidos utilizar¨¢n en esta campa?a.
M¨¢s all¨¢ del gasto que provoca unas elecciones, me interesa el dato ¨²nicamente como simple reclamo para tomarnos en serio un proceso que entrar¨¢ oficialmente en fase de campa?a el pr¨®ximo viernes. Elegir a quienes van a administrar nuestros asuntos (y los del com¨²n) no es solo la consecuencia jur¨ªdica de vivir en un sistema democr¨¢tico que ha superado con ¨¦xito cuatro d¨¦cadas. Seleccionar a nuestros gobernantes tiene, a mi juicio, otra dimensi¨®n que conecta con la libertad y autonom¨ªa de la persona como expresi¨®n de su dignidad. M¨¢s a¨²n, quienes hayan tomado parte en una misi¨®n electoral, de las que se despliegan en pa¨ªses de estructuras institucionales fr¨¢giles, habr¨¢n advertido, al margen del contexto pol¨ªtico, la existencia de cierto instinto natural que impulsa a toda persona a querer decidir por s¨ª misma su gobierno. Algo que en las democracias consolidadas, sin embargo, parece aplacarse como resultado de cierto hast¨ªo hacia la pol¨ªtica.
Los partidos y cada uno de los candidatos a ocupar un esca?o en las Cortes Generales tratar¨¢n de incentivar nuestro voto y reclamar nuestra confianza durante las pr¨®ximas semanas. Para hacerlo utilizaran viejos y nuevos formatos. No dudar¨¢n en ¡®segmentarnos¡¯ para as¨ª identificar mejor qu¨¦ queremos escuchar o, por el contrario, qu¨¦ cosas nos disgustan hasta el punto de movilizarnos contra aqu¨¦l que cometa el error de verbalizarlas. Toda esta informaci¨®n obtenida ?con o sin? nuestro consentimiento ser¨¢ utilizada para vertebrar los ejes de una campa?a que se prolongar¨¢ durante dos semanas. Tambi¨¦n identificar¨¢n aquellos lugares de la geograf¨ªa espa?ola donde resulte m¨¢s productivo su esfuerzo de seducci¨®n. En esta ocasi¨®n, los electores que residan en 25 de las 52 circunscripciones donde se reparten cinco, cuatro, y tres esca?os recibir¨¢n m¨¢s atenci¨®n porque, al parecer, son ellos los que pueden otorgar la mayor¨ªa a uno de los dos bloques. Esta vez, como saben, no se trata de ganar, sino de poder gobernar. Atentos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.