Unicornios
La f¨¢bula del Brexit les deber¨ªa servir a los partidos espa?oles en mitad de una campa?a electoral en la que los incentivos para prometer lo imposible son altos
Les hab¨ªan prometido un unicornio. Y ellos, l¨®gicamente, quer¨ªan ese unicornio. Porque irse de la Uni¨®n Europea sin perder acceso a sus mercados pero poniendo reglas propias para la circulaci¨®n de personas era eso: un unicornio. Ellos, los votantes brexiters, lo compraron alegremente. Ahora, quienes hicieron la oferta inicial son obviamente incapaces de cazar y entregarles al ser mitol¨®gico.
La democracia no solo sirve para que nuestras preferencias queden reflejadas en la decisi¨®n de un Gobierno, sino tambi¨¦n para que esta se atenga a los l¨ªmites de lo posible, viable y no desastroso. No solo queremos pol¨ªticos que sean aguerridos, sino tambi¨¦n razonables.
Pero en ocasiones emerge una tensi¨®n entre ambas dimensiones, y la audacia de las propuestas se topa con la imposibilidad de llevarlas a cabo. El Brexit es justamente eso. Durante la campa?a del refer¨¦ndum no se hicieron expl¨ªcitos los costes, las dificultades y los dilemas a los que obligaba la salida de la UE. Al crear unas expectativas irreales sobre lo que se pod¨ªa hacer, estos representantes estaban tendi¨¦ndose una trampa a s¨ª mismos, tejiendo la tensi¨®n entre cumplir con lo que prometieron y evitar que el Reino Unido se hunda en una crisis econ¨®mica, social y pol¨ªtica. Es m¨¢s: ya aplazada la primera fecha l¨ªmite de la salida definitiva, esos mismos representantes se aferran a su fracaso original. Antes que confrontar a su electorado y explicarles lo que hay, un pu?ado de euroesc¨¦pticos extremos se mantienen en la caza del unicornio.
La f¨¢bula del Brexit les deber¨ªa servir a los partidos espa?oles en mitad de una campa?a electoral en la que los incentivos para prometer lo imposible son altos. Lo son por la l¨®gica de competici¨®n dentro de dos bloques ideol¨®gicos. Cuando la batalla se da por buscar el centro, la dimensi¨®n de la gesti¨®n razonable suele ganar protagonismo. Ahora que el debate es marcadamente ideol¨®gico tenemos la suerte de sentir nuestras ideas m¨¢s y mejor representadas, pero el riesgo de que alguien nos intente colar un unicornio aumenta exponencialmente.
Lo grave, en el Reino Unido o en Espa?a, no es que nos vendan imposibles. Lo realmente preocupante es que algunos de nosotros los compremos. Al fin y al cabo, la responsabilidad ¨²ltima en democracia reside en los votantes. As¨ª que acostumbr¨¦monos a evaluar las propuestas con un ¡°?es posible?¡±, y no solamente con un ¡°me gusta¡±. @jorgegalindo
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