Proteger la vejez
Hay que habilitar controles efectivos para evitar el maltrato a los ancianos
La sociedad est¨¢ muy sensibilizada, como debe ser, ante el maltrato infantil y por eso cuenta con mecanismos eficaces de detecci¨®n y denuncia, pero no tanto ante el maltrato a los ancianos desvalidos. El caso de las agresiones denunciadas en la residencia Los Nogales de Hortaleza (Madrid) es s¨®lo el ¨²ltimo episodio de un grave problema del que solo emerge la punta del iceberg.
El caso se ha conocido por la denuncia de la Fiscal¨ªa contra tres trabajadores de ese centro por presuntos malos tratos f¨ªsicos y psicol¨®gicos a dos ancianas despu¨¦s de que el hijo de una de ellas grabara con c¨¢mara oculta lo que ocurr¨ªa en la habitaci¨®n de su madre. El denunciante recurri¨® a este m¨¦todo al comprobar que las reiteradas sospechas planteadas a los responsables del centro no ten¨ªan respuesta alguna. M¨¢s tarde se ha podido comprobar que la residencia no comunicaba las quejas y denuncias a la consejer¨ªa de Pol¨ªticas Sociales y Familia como establece la normativa vigente. Se da pues, en este caso, una de las premisas que mayor inquietud social provoca, la opacidad, no solo por parte de la entidad denunciada, sino tambi¨¦n por parte de la Administraci¨®n que debe ejercer el control, la Comunidad de Madrid.
La falta de transparencia es una de las condiciones que favorece el maltrato institucional. Las familias deber¨ªan poder conocer cu¨¢ntas denuncias o quejas se han presentado contra el centro en el que van a ingresar a un pariente. Como se ha demostrado en otros pa¨ªses, esa es una informaci¨®n del m¨¢ximo inter¨¦s para la comunidad y un mecanismo preventivo muy eficaz contra los malos tratos. De poco sirven las inspecciones puntuales, y menos cuando son anunciadas con anterioridad. Esas inspecciones pueden detectar carencias estructurales y deficiencias materiales, pero dif¨ªcilmente pueden captar las conductas inadecuadas, vejatorias o de maltrato en el cuidado de los ancianos. No se encuentra lo que no se busca. Una de las pr¨¢cticas m¨¢s cuestionables es el abuso de los f¨¢rmacos para tener a los ancianos en un estado de aletargamiento que permita suplir la falta de personal. Hay que aplicar medidas para evitar los abusos y uno de los mecanismos de prevenci¨®n y control puede ser la participaci¨®n de las familias en los ¨®rganos de gesti¨®n.
Espa?a tiene pendiente un debate sobre el modelo de atenci¨®n a las personas mayores, un problema que conforme envejece la poblaci¨®n ser¨¢ cada vez m¨¢s acuciante. Si la tendencia se mantiene, en pocos a?os vamos a ser el pa¨ªs m¨¢s longevo del mundo. Eso obligar¨¢ a adaptar nuestras estructuras sociales a las necesidades de una poblaci¨®n m¨¢s envejecida y dependiente. El cuidado de los ancianos desvalidos recae ahora mayoritariamente sobre las familias, pero los cambios demogr¨¢ficos, sociales y culturales exigir¨¢n una respuesta p¨²blica mucho m¨¢s intensa y extensa. Es preciso avanzar, como ya hacen algunas residencias, hacia un modelo orientado a dar una atencion personalizada a cada residente seg¨²n sus necesidades, en lugar del tratamiento uniforme que rige ahora en muchos centros. En estos momentos hay m¨¢s de 250.000 personas en lista de espera para una plaza de residencia p¨²blica, de las cuales 110.000 presentan una dependencia severa. Es pues urgente revisar las actuales pol¨ªticas p¨²blicas, no solo para atender la creciente demanda de plazas, sino tambi¨¦n para asegurar una atenci¨®n de calidad. Una sociedad que no protege a sus mayores no puede considerarse socialmente avanzada.
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