La crisis de la deuda externa amenaza de nuevo a ?frica
Los expertos advierten sobre el riesgo de repetir los errores de hace dos d¨¦cadas
El titular de The Guardian parece tomado de un viejo art¨ªculo de hace quince a?os, en plena campa?a internacional para Hacer de la Pobreza Historia: ¡°Alerta sobre crisis de deuda mientras las obligaciones de pago de los pa¨ªses m¨¢s pobres se disparan¡±. Sin embargo, sus contenidos son perfectamente contempor¨¢neos y advierten del riesgo de que un endeudamiento excesivo vuelva a hundir las expectativas de progreso de los pa¨ªses africanos.
La Campa?a del Jubileo contra la Deuda ¨Cuna reminiscencia improbable del activismo de mi generaci¨®n¨C utiliza datos del Fondo Monetario Internacional para describir una nueva tormenta perfecta en la que la ca¨ªda del precio de las materias primas, la fortaleza del d¨®lar y el incremento de los tipos de inter¨¦s enfrentan a decenas de econom¨ªas vulnerables a la posibilidad de no poder financiar sus servicios m¨¢s b¨¢sicos. De acuerdo con la informaci¨®n publicada por The Guardian, los pr¨¦stamos a los pa¨ªses en desarrollo se doblaron entre 2008 y 2017 hasta alcanzar los 424.000 millones de d¨®lares anuales. Dos quintos de los pa¨ªses de ingreso bajo se encuentran en riesgo elevado de endeudamiento, el doble que hace solo cinco a?os, y en los quince m¨¢s endeudados esta carga se ha traducido en una reducci¨®n del 10% en el gasto p¨²blico por persona entre 2016 y 2018.
Como explica el analista del Center for Global Development Justin Sandefur, ¡°una de las razones por las que [durante a?os] no hemos o¨ªdo hablar mucho del alivio de la deuda es porque esta funcion¨®, al menos durante un tiempo¡±. La introducci¨®n en 1996 de la iniciativa HIPC (para Pa¨ªses Pobres Altamente Endeudados), y su expansi¨®n a trav¨¦s de la Iniciativa Multilateral de Alivio de la Deuda en 2005, lograron reducir la deuda de un pa¨ªs como Mozambique del 219% sobre PIB de 1994 al 25% de 2008. Historias similares de ¨¦xito ocurrieron en pa¨ªses como Ghana, Senegal, Kenia, Angola, Etiop¨ªa y otros, que se libraron durante un tiempo de un lastre que hab¨ªa condenado al hambre y la pobreza a sus naciones durante la d¨¦cada de los 80.
La diferencia fundamental con respecto a la primera crisis y su resoluci¨®n es que en este caso pesa mucho m¨¢s la deuda privada, procedente de bancos y otros acreedores m¨¢s dif¨ªciles de involucrar en operaciones de condonaci¨®n como las que tuvieron lugar en el pasado. Los inversores privados apostaron por los esperanzadores ratios de crecimiento de ?frica y por el sostenimiento del boom de las materias primas. Pero lo segundo fall¨® y lo primero estaba directamente ligado a lo segundo. A?adan a eso la irresponsabilidad y la corrupci¨®n de algunos gobiernos locales y de algunos prestamistas, as¨ª como los fallos del Banco Mundial y el FMI a la hora de identificar la conformaci¨®n de esta nueva crisis (Sandefur dixit), y llegar¨¢n al punto de dif¨ªcil retorno en el que nos encontramos ahora.
?D¨®nde est¨¢n las posibles salidas? En el corto plazo, ninguna soluci¨®n puede ser descartada. China anunci¨® a finales del a?o pasado cerca de 52.000 millones de euros en pr¨¦stamos y ayudas, lo que sin duda ser¨¢ un alivio. Tambi¨¦n se espera que los mercados de materias primas (el del petr¨®leo, en primer lugar) se recuperen y estabilicen parcialmente en 2019, aunque el contexto econ¨®mico es tan impredecible que toda cautela es poca. En el medio y largo plazo, incluso el FMI advierte de que la necesidad de recurrir a medidas de reestructuraci¨®n o condonaci¨®n es cada vez m¨¢s real.
Pero la sociedad civil global insiste en la necesidad de mejorar la transparencia en la concesi¨®n y el uso de los cr¨¦ditos, una medida que depende de los gobiernos del G20 y de las instituciones financieras internacionales que estos controlan. En un documento hecho p¨²blico este mes y apoyado por 43 organizaciones regionales, se proponen medidas muy concretas para mejorar el control por parte de parlamentos, reguladores y ciudadanos tanto en los pa¨ªses prestamistas como en los prestatarios.
Al fin y al cabo, el mejor modo de resolver las crisis de deuda es prevenirlas.
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