La olla a Camboya
La fama fue como una ola de fuerza desmedida, de espuma blanca y rumor de caracola
En sus memorias, el m¨²sico Moby cuenta el reverso oscuro del ¨¦xito. Se conoce que despu¨¦s de vender m¨¢s de 10 millones de copias con su disco Play, su vida se convirti¨® en una espiral de drogas, org¨ªas y meriendas cenas.
Hay algo que nunca he contado, ha llegado el momento de sincerarme. Como saben, en el a?o 2000 empec¨¦ a grabar mon¨®logos en Paramount Comedy. ¡°?Por qu¨¦ las chicas van juntas al ba?o? ?Por qu¨¦ Espinete se pon¨ªa un camis¨®n para dormir si durante el resto del d¨ªa iba desnudo?¡±, bromacas como estas no pasaron desapercibidas para el p¨²blico; desde el principio lo gozaron conmigo cosa b¨¢rbara.
Entonces, ?boom! ?La Hora Chanante! Imag¨ªnense un programa mensual en un canal de pago, con una audiencia de 15.000 personas ?demas¨ªe pal body! La fama fue como una ola de fuerza desmedida, de espuma blanca y rumor de caracola. De un d¨ªa para otro me convert¨ª en el c¨®mico de moda, me llamaban de todos lados: Cine de Barrio, Noche de fiesta¡ ?Hasta para dar el preg¨®n de la feria de Albacete! Uno sabe que lo ha logrado cuando le entregan el premio Tu peso en pimientos de piquillo. Y empez¨® el infierno¡ Los fans me abrumaban, me obsesion¨¦ con pasar desapercibido. Llevaba gorra y gafas de sol incluso en mi casa y si me cruzaba con mis hijos por el pasillo evitaba saludarlos. Se apoder¨® de mi vac¨ªo existencial ¡ªque result¨® ser hambre¡ª y tambi¨¦n un miedo cerval. Una noche estaba viendo Paranormal activity, cambi¨¦ de canal y me encontr¨¦ a Eduardo Inda en La Sexta Noche, me dio un ataque de p¨¢nico. Llam¨¦ a mi primo Juanfran, le obligu¨¦ a venir ¡ªa pesar de que eran las tantas de la noche¡ª solo para que me abrazara y de paso, me trajera una caja de filipinos. Hab¨ªa tocado fondo.
Ah¨ª me di cuenta de que lo importante en la vida son las cosas peque?as; el miniaturismo me salv¨®. Ahora me van a perdonar, pero les tengo que dejar, voy a pintar el Ecce Homo de Borja en una habichuela.
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