Iceta, term¨®metro para una legislatura
La decisi¨®n de S¨¢nchez es una apuesta por el di¨¢logo para litigios territoriales
Miquel Iceta se ha convertido en un term¨®metro clave de la pol¨ªtica espa?ola. La candidatura fraguada por el Partido Socialista para que presida el Senado constituye una formidable apuesta de legislatura.
Triple. Apuesta por el di¨¢logo para litigios territoriales. Para transformar de facto la C¨¢mara alta en federal, sin esperar a la reforma constitucional. Para ubicar el debate sobre f¨®rmulas de encauzar ¡ªa la ley desde la ley¡ª a los indepes catalanes.
Las derechas ni se han enterado, obsesionadas como siguen estando en aplicar a Catalu?a un 155 anticonstitucional: sin motivo jur¨ªdico; por tiempo indefinido; con car¨¢cter totalizador.
Ignoran algo igual de b¨¢sico: que eso es justo lo que han descartado los espa?oles, porque era la argamasa de un Gobierno tripartito derechista, con ministros ultras. Si siguen en ese empe?o obcecado, los fracasados deber¨¢n ceder paso al centroderecha autonomista de Alberto N¨²?ez Feij¨®o; los excitados, a los ciudadanos de verdad centristas que representan gentes decentes y competentes como Luis Garicano o Toni Rold¨¢n.
Tambi¨¦n los indepes operan en la inopia. Al condicionar o negar el voto a Iceta como senador por la autonom¨ªa catalana, no solo romper¨ªan la lealtad tradicional seg¨²n la que siempre se ha franqueado el paso al candidato propuesto por cada partido.
Si no rebobinan, estar¨¢n enviando el mensaje de que no les interesa ninguna pasarela hacia la vuelta al ordenamiento constitucional y estatutario (incluso para remodelarlo), sino que siguen en el sumidero de la unilateralidad. Lo que es propio de Waterloo, pero no del proclamado pragmatismo de Esquerra.
Ser¨ªa ¨²til al secesionismo catal¨¢n interiorizar que ya no puede condicionar la mayor¨ªa socialista encarnada en Pedro S¨¢nchez. Puede este salir primer ministro en minor¨ªa, en segunda votaci¨®n. Incluso lograr mayor¨ªa en primera, pues la evaporaci¨®n del voto de los tres diputados electos presos, que ser¨¢n suspendidos como tales (cr¨¦anlo, no es solo una opini¨®n), rebaja el list¨®n de 176 a 173,5 esca?os, alcanzables con pactos.
Si Esquerra ignora que ya no tiene la llave del hacedor de reyes, y pues, que su ¨²nico posible rol es de acompa?amiento (lo que incluye opci¨®n a convencer) en vez de la presi¨®n y el ultim¨¢tum del que gozaba, despertar¨¢ un d¨ªa constatando que su mejor victoria electoral solo le sirvi¨® para caer en la irrelevancia. Y para traicionar el doble mandato hist¨®rico de los catalanismos: reforzar el autogobierno, e influir (bien) en el devenir de Espa?a.
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