El apocalipsis fallido del salario m¨ªnimo

Un manto de espeso silencio ha cubierto una informaci¨®n relevante extra¨ªda de las estad¨ªsticas laborales de los cuatro primeros meses del a?o. A pesar de las dolientes advertencias de institutos de opini¨®n y de servicios de estudios de elevado linaje sobre los perniciosos efectos de la subida del salario m¨ªnimo interprofesional (SMI) sobre el empleo, (?hasta 125.000 puestos de trabajo iban a perderse, seg¨²n los creyentes del trabajo como un mercado m¨¢s!), proferidas con animus intimidatorio, resulta que los augurios no se han cumplido y los profetas de la cat¨¢strofe han tenido que retirarse por el foro. El veredicto de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) es terminante: ¡°Los datos disponibles no permiten apreciar ning¨²n impacto negativo a corto plazo de la subida del SMI¡±. A largo, ya se ver¨¢.

Una confluencia misteriosa de los astros (y de los dineros) convierte a los think tanks p¨²blicos y privados en cruzados de las reformas estructurales y en santos protectores de la moderaci¨®n salarial o de la continencia tributaria. Tal cual y nada m¨¢s. La sharia reformista jam¨¢s ha mencionado las graves deficiencias de competencia en los mercados b¨¢sicos de la econom¨ªa espa?ola, los oligopolios que modulan los precios a voluntad, la intervenci¨®n de hipermercados (verdaderos grumos de poder) para reducir los precios de compra a los agricultores y elevar los que paga el consumidor o los da?os devastadores que causa la evasi¨®n fiscal. Los reformaestructuralistas solo graznan cuando suben los salarios o aumentan los impuestos. Que la econom¨ªa espa?ola opere en un r¨¦gimen de extendidas anomal¨ªas legales y competitivas les parece irrelevante.

Buena parte de este sesgo ¡ªaunque no todo¡ª hay que imputarlo a la presunci¨®n de que la econom¨ªa es una ciencia que facilita respuestas un¨ªvocas para todos los asuntos que le conciernen. Respuestas tales como que ¡°si sube el salario m¨ªnimo se crear¨¢n menos empleos¡±. Pero, claro, hay muchas econom¨ªas. Una de ellas sostiene que el empresario decide invertir en funci¨®n de las expectativas de demanda y de la rentabilidad marginal del capital (Keynes). O, dicho con palabras de Kenneth Boulding, ¡°el an¨¢lisis econ¨®mico no puede elaborar un modelo claro e inequ¨ªvoco en virtud del cual las pol¨ªticas puedan ser juzgadas econ¨®micamente deseables¡±.