La artista de la estafa que enga?¨® a la ¡®jet set¡¯ neoyorquina
Anna Delvey, condenada a entre cuatro y 12 a?os de c¨¢rcel por un jurado, embauc¨® a empresarios, magnates, actores y a uno de los hijos del arquitecto Santiago Calatrava
Anna Delvey se interes¨® por el arte y termin¨® por convertirlo en su medio de vida interpretado a su manera. Empez¨® fotografiando moda y termin¨® convertida en una artista de la estafa, como la ha definido la fiscal¨ªa que ha llevado la acusaci¨®n contra ella en el juzgado de Nueva York donde un jurado la conden¨®, el d¨ªa 8 de este mes, a entre cuatro y 12 a?os de prisi¨®n. La historia de esta mujer de 28 a?os, de origen ruso-alem¨¢n, es la de una p¨ªcara de los tiempos modernos, esos en los que el brillo del dinero deslumbra tanto que deja ciegos a quienes no ven m¨¢s all¨¢ del estilo de vida lujoso de quien est¨¢ dispuesto a enga?arles.
Anna Delvey, tambi¨¦n conocida como Anna Sorokin, intuy¨® esta debilidad y la convirti¨® en su salvoconducto para vivir por todo lo alto en Nueva York, la meca del ver y dejarse ver. Lleg¨® a la ciudad, procedente de Par¨ªs, a finales del verano de 2013 para un viaje a la ciudad costera de Mountauk y despu¨¦s asistir a la Semana de la Moda. Debi¨® percibir buenas vibraciones, porque la que hab¨ªa sido becaria de Purple, la revista francesa de arte y moda, decidi¨® quedarse. Trabaj¨® temporalmente en las oficinas de la misma publicaci¨®n en la Gran Manzana y despu¨¦s intuy¨® las posibilidades de dar un buen mordisco a todos aquellos ricos con los que se cruzaba a diario y que cayeron enganchados por su don de gentes y en su red de mentiras.
Anna Delvey o Sorokin pas¨® de seguir siendo becaria y se invent¨® un curr¨ªculo de rica heredera alemana, poseedora de una fortuna de 25 millones de d¨®lares (m¨¢s de 22 millones de euros) en un fondo fiduciario a la altura de sus pretensiones y de las relaciones que iba tejiendo para conseguir su ascenso a la ¨¦lite neoyorquina. Entre esos amigos?han desfilado Rachel DeLoache Williams, la editora de fotograf¨ªa de Vanity Fair USA, el magnate Aby Rosen, el chef Daniel Rose, el empresario Roo Rogers, el actor Macaulay Culkin, influencers europeas como Giorgia Tordini y tambi¨¦n el arquitecto Gabriel Calatrava, hijo del tambi¨¦n arquitecto Santiago Calatrava y habitual de los eventos de la alta sociedad neoyorquina.
A Gabriel Calatrava, Anna Sorokin ¡ªque en realidad era de origen ruso y familia humilde que emigr¨® a Alemania¡ª le engatus¨® con el ambicioso proyecto que vend¨ªa a todo aquel que conoc¨ªa y ten¨ªa una econom¨ªa m¨¢s que saneada: un club exclusivo con un gran espacio dedicado al arte contempor¨¢neo que bautizar¨ªa Fundaci¨®n Anna Delvey (ADF) y que tendr¨ªa su sede en un edificio en alquiler en la esquina de Park Avenue y 22nd Street, de cuya reforma se encargar¨ªa su nuevo amigo. Una inversi¨®n de 40 millones de d¨®lares. El resto de la farsa tom¨® forma viviendo en hoteles chic, repartiendo propinas de 100 d¨®lares, vistiendo modelos de marcas de lujo o present¨¢ndose en reuniones con posibles inversores en avi¨®n privado de alquiler. Medios a lo grande para objetivos a lo grande.
Pero, ?de d¨®nde consegu¨ªa Anna el dinero en efectivo para crear su personaje? La respuesta no es otra que de la misma aura de millonaria que se hab¨ªa inventado: las relaciones que la presentaban en los sitios le abr¨ªan las puertas a cr¨¦dito y el resto lo consigui¨® durante un tiempo a base de transferencias que nunca llegaban y giros postales y cheques falsos que depositaba en bancos a cambio de dinero en efectivo.
Cuando empezaron a saltar las alarmas, primero en el hotel de cinco estrellas 11 Howard en el que viv¨ªa y despu¨¦s en un banco con el que negociaba un cr¨¦dito multimillonario, su historia estaba a punto de tocar fondo. Cuando la detuvieron a finales del verano de 2017 en Malib¨², hab¨ªa enga?ado a distintas personas y establecimientos por m¨¢s de 200.000 d¨®lares. Se declar¨® inocente e ingres¨® en la prisi¨®n femenina de Rikers Island, incapaz de pagar la fianza que le ped¨ªan para acceder a su libertad provisional.
En prisi¨®n ha tenido salidas de tono y enfrentamientos de ni?a rica por los que ha sido castigada a per¨ªodos de aislamiento, pero su historia puede terminar por procurarle, cuando salga de prisi¨®n, la vida de lujo que le neg¨® su inexistente fortuna. Shonda Rhimes, la creadora de las series?Anatom¨ªa de Grey o Scandal, ha adquirido los derechos de su historia para el que ser¨¢ su primer proyecto con Netflix. Y la misma Anna Delvey/Sorokin anunci¨® que hab¨ªa comenzado a escribir sus memorias y que un segundo libro recoger¨ªa sus experiencias en prisi¨®n. Puede que siga negando la realidad, pero sigue confiando en tener su propio fondo de inversi¨®n en el futuro. Y lo que tiene claro es que no siente lo que hizo. Lo dijo en una entrevista concedida a The New York Times: ¡°Estar¨ªa mintiendo a todos y a m¨ª misma si dijera que lamento cualquier cosa de lo que he hecho¡±.
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