Ruptura en Austria
La alianza entre conservadores y ultraderecha no es algo inevitable que responda al juego pol¨ªtico
La ruptura de la coalici¨®n de Gobierno entre los conservadores y la ultraderecha en Austria es una advertencia sobre un modelo pol¨ªtico ¡ªcontemplado en otros lugares de Europa¡ª que acepta incorporar fuerzas extremistas a los Ejecutivos, como si fueran fuerzas homologables a las democr¨¢ticas.
El ultraderechista FP? obtuvo en el Gobierno las carteras de Interior, Defensa y Exteriores ¡ªque ayer abandonaron en plena crisis¡ª, y Austria se convirti¨® para algunos en un posible modelo de gobierno que exim¨ªa del compromiso no escrito de cerrar el paso a las fuerzas extremistas. El joven canciller conservador Sebastian Kurz se erigi¨® as¨ª en el contrapunto a la alemana y tambi¨¦n conservadora Angela Merkel, quien, fiel a aquel compromiso, opt¨® por pilotar en Alemania una dif¨ªcil coalici¨®n de gobierno con los socialdem¨®cratas, por m¨¢s que acabara entra?ando dificultades para ambas formaciones.
No han pasado dos a?os desde el experimento austriaco y Kurz ha optado por romper el acuerdo y anunciar que convocar¨¢ elecciones ante la presi¨®n ciudadana por la magnitud de los esc¨¢ndalos en los que se han visto implicados miembros de la ultraderecha en el Gobierno. El vicecanciller y l¨ªder del FP?, Heinz-Christian Strache, ha tenido que dimitir por la publicaci¨®n de un v¨ªdeo en el que ofrece adjudicaciones p¨²blicas a una presunta magnate rusa a cambio de apoyo electoral. Adem¨¢s, hay sospechas de financiaci¨®n ilegal del FP? y de compra de un peri¨®dico para fines pol¨ªticos. Tras reunirse con el presidente de Austria, el progresista Alexander Van der Bellen, el primer ministro conservador ha tenido que rendirse a la evidencia.
Independientemente del fracaso de la coalici¨®n a causa de la corrupci¨®n, la ultraderecha ha conseguido una victoria que corre el riesgo de perpetuarse: instalar su discurso en la agenda conservadora, que la ha hecho suya en vez de situarse en posiciones m¨¢s moderadas. Merkel ha dejado claro que la l¨ªnea que no piensa cruzar est¨¢ a su derecha, mientras que Kurz hizo lo contrario. Los hechos parecen haberle dado la raz¨®n a la canciller alemana. En una ¨¦poca en la que el discurso populista sigue al asalto de los consensos democr¨¢ticos esenciales, es necesario que las fuerzas pol¨ªticas europeas se reafirmen en la convicci¨®n de que las alianzas con la ultraderecha no pueden ser integradas en el normal juego parlamentario para formar Ejecutivos.
Kurz se equivoc¨® al pactar con la ultraderecha para hacerse con el poder y evitar elecciones. Al final tendr¨¢ elecciones en oto?o y est¨¢ por ver si mantiene el cargo. Pero ¨¦sas no ser¨¢n las ¨²nicas consecuencias de su error, puesto que al mismo tiempo que normalizaba una fuerza extremista, normalizaba su agenda pol¨ªtica, de la que ahora Austria tendr¨¢ que desembarazarse.
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