Los talib¨¦s, los ni?os mendigos, del barrio de Pikine, en la ciudad senegalesa de Saint Louis, se enfrentan en el campo de f¨²tbol. La rivalidad, sin embargo, termina al cierre del partido, cuando rompen juntos el ayuno del Ramad¨¢n
En el campo hay unos cuantos Messi y alg¨²n que otro Ronaldo. Algunos incluso llevan una camiseta con el nombre de su estrella del f¨²tbol preferida escrito con rotulador. Casi todos persiguen la pelota descalzos en la semifinal del campeonato deportivo entre talib¨¦s, alumnos de las escuelas cor¨¢nicas de Saint Louis (Senegal), organizado por la ONG Keur Talib¨¦ Ndar con ocasi¨®n de la celebraci¨®n del Ramad¨¢n.Paco PuentesEs imposible saber con exactitud cu¨¢ntos talib¨¦s viven en el barrio de Pikine, a unos 15 minutos de coche de la isla de Saint Louis, epicentro tur¨ªstico de la ciudad.Paco PuentesDurante el mes sagrado del islam, tres d¨ªas por semana se re¨²nen aqu¨ª entre 80 y 300 estudiantes de escuelas cor¨¢nicas para participar en las actividades de la asociaci¨®n.Paco PuentesDurante el Ramad¨¢n, las familias senegalesas observan el ayuno hasta el caer del sol. En la rutina cotidiana para pedir limosna, los talib¨¦s no consiguen comida y se ven as¨ª forzados a ayunar, aunque la religi¨®n les exima debido a su joven edad.Paco Puentes"Vamos a invitar las autoridades a la final del campeonato para que los chicos se sientan valorados, que vean que hay gente importante que se interesa por ellos", explica Mouhamadou Samb, responsable de Keur Talib¨¦ Ndar.Paco PuentesKeur Talib¨¦ Ndar ofrece atenci¨®n sanitaria b¨¢sica a ni?os y j¨®venes, les entrega ropa limpia, se encarga de la renovaci¨®n de las 'daaras' (escuelas cor¨¢nicas) y lleva adelante un trabajo de sensibilizaci¨®n para mejorar las condiciones de vida de los talib¨¦s.Paco PuentesEl campo de f¨²tbol es un solar de arena en el que la porter¨ªa est¨¢ se?alizada por neum¨¢ticos semienterrados que casi no se ven, ocultos debajo de unos espectadores se sientan encima para disfrutar del partido.Paco PuentesM¨¢s que por la edad, los jugadores fueron seleccionados seg¨²n la altura para que los equipos est¨¦n m¨¢s o menos igualados. Cada formaci¨®n representa una 'daara' y, al final del campeonato, todos los participantes ganar¨¢n material para jugar al f¨²tbol.Paco PuentesLos educadores de la ONG no descartan formar un equipo que re¨²na a los mejores de ellos entre los estudiantes de las distintas escuelas cor¨¢nicas del barrio.Paco PuentesAdem¨¢s de trabajar como educador para Keur Talib¨¦ Ndar, Ahmed Alysene desempe?a tambi¨¦n el papel de ¨¢rbitro de los encuentros. "No fue f¨¢cil convencer a los marab¨²es (l¨ªderes espirituales responsables de las 'daaras') para que los talib¨¦s participasen en el campeonato", revela. "Dec¨ªan que el f¨²tbol y la ense?anza religiosa no son compatibles". Sin embargo, ahora acuden a ver los partidos.Paco PuentesEl partido entre el equipo amarillo y el rosa se cierra con un empate de 5-5 y es necesario acudir a los penalties. La tensi¨®n es muy elevada. Los jugadores aplanan la arena con un pie, posicionan la pelota, cogen carrerilla y tiran. Finalmente, son los amarillos los que pasan a la final.Paco PuentesDespu¨¦s del partido, los j¨®venes se dirigen hacia el lugar que el equipo de Keur Talib¨¦ Ndar ha rebautizado como plaza Ndougu (ruptura del ayuno del Ramad¨¢n, en wolof). Aqu¨ª unas voluntarias del barrio ayudan a los miembros de la ONG en la preparaci¨®n de la comida t¨ªpica para esta ocasi¨®n: d¨¢tiles, una bebida caliente ('quinkeliba') y bocadillos.Paco PuentesLos vecinos de Pikine colaboran como pueden: ofrecen sus espacios para preparar los bocadillos y guardar el material hasta la siguiente actividad, abastecen a los voluntarios con agua, echan una mano en la preparaci¨®n de la comida.Paco PuentesAdele Diagne (en esta imagen junto con Mouhamadou Samb, responsable de Keur Talib¨¦ Ndar) es una de las voluntarias. "Veo todos los d¨ªas a los talib¨¦s jugar encima de la basura en lugares peligrosos, sucios, sin nadie que cuide de ellos", cuenta esta vecina de Pikine de 19 a?os mientras unta margarina en el pan. "Creo que es mi deber ayudarles".Paco PuentesA lo largo de la tarde, se preparan m¨¢s de 240 bocadillos. Los ni?os se sientan en el suelo en filas ordenadas para lavarse las manos y recibir su raci¨®n de comida y bebida. "El hecho de que nos escuchen y se porten bien es fruto de un largo trabajo que llevamos adelante con ellos d¨ªa tras d¨ªa", confiesa Amadou Camara, miembro de la ONG. "Aunque te sientas muy cansado al final del d¨ªa, sabes que mereci¨® la pena".Paco Puentes