Cumbres
Busqu¨¦ en la imagen alguna ¨¦pica floja, pero s¨®lo encontr¨¦ patetismo y gente humillando a una monta?a
?Ser¨¢n los nacidos en el siglo XX los ¨²ltimos humanos capaces de distinguir una experiencia de un simulacro? Mi padre quiere ir a un pueblo al que se puede llegar en 4x4 o en mula. Le pregunto: ¡°?Vas a ir en 4x4?¡±. Me dice: ¡°?En mula! Hay que vivir la aventura¡±. ¡°Aventura¡± fue la palabra que m¨¢s escuch¨¦ en la infancia. ¡°?Aventura!¡±, dec¨ªa mi padre en 1981 y sub¨ªamos ¡ª¨¦l, mi madre, mi hermano y yo¡ª a una camioneta y cruz¨¢bamos los Andes por un paso a 4.736 metros de altura, reservado solo para camiones mineros. Tom¨¢bamos precauciones, pero una vez arriba ¨¦ramos nosotros y la falta de ox¨ªgeno y un paisaje que parec¨ªa el ojo de una sirena demente y varada. Nos perdimos mucha veces, y cada vez mi padre revisaba el mapa de un baqueano y dec¨ªa: ¡°?Aventura!¡±. Cuando esperamos d¨ªas para cruzar en balsa a Paraguay porque el r¨ªo se hab¨ªa llevado un puente y tuvimos que racionar v¨ªveres y agua; cuando bajamos de noche desde la Quebrada de Humahuaca en medio de un diluvio con el parabrisas hecho pedazos: mi padre gritaba: ¡°?Aventura!¡±, y nosotros, muertos de miedo, grit¨¢bamos con ¨¦l ejerciendo una respetuosa forma de coraje. En agosto se cumplen 39 a?os del d¨ªa en que Reinhold Messner alcanz¨® solo y sin ox¨ªgeno la cima del Everest. Hoy casi nadie sube sin su tanque, sin su sherpa. D¨ªas atr¨¢s, 200 personas hicieron fila a 8.884 metros de altura para llegar a la cumbre y el atasco provoc¨® seis muertos. La foto era pat¨¦tica: api?ados en el lomo de lo que alguna vez fue un monstruo y hoy es un parque tem¨¢tico, cientos se aferraban a una cuerda servil. Busqu¨¦ en la imagen alguna ¨¦pica floja, pero solo encontr¨¦ patetismo y gente humillando a una monta?a. Pienso en mi padre, que nos procur¨® batallas modestas, humildes resplandores que nos permitieron ser, por unos segundos, la apoteosis de nosotros mismos y que a¨²n habitan en m¨ª.
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