?Se puede experimentar sin arriesgar?
El estudio ?balo/Alonso firma una escuela infantil de madera en Pontevedra que tiende un puente entre lo urbano y lo rural
Una escuela es una puerta. Llegados al umbral, a un lado los padres dejan a sus hijos. Al otro, les espera el mundo: otros ni?os, cierta autonom¨ªa, el aprendizaje de la convivencia, el descubrimiento y el conocimiento. Por eso una escuela infantil debe ser arriesgada y segura a la vez. Est¨¢ claro lo que se necesita asegurar: la salud y el bienestar de los ni?os. El riesgo est¨¢ en definir espacios flexibles, en decidir si necesitan diversas alturas, en calcular el equilibrio entre libertad y control, entre iluminaci¨®n y penumbra, entre vistas al exterior e introspecci¨®n interior.
En el dif¨ªcil equilibrio entre lo que necesitan los padres y lo que precisan los hijos se han movido Elizabeth ?balo y Gonzalo Alonso para levantar la Escuela Infantil A Baiuca en La Estrada, un municipio al norte de Pontevedra, muy cerca de Padr¨®n. Con un presupuesto de 767 euros por metro cuadrado, los arquitectos han barajado la sorpresa ¡ªlos cambios de altura¡ª, la magia ¡ªvariaciones en la intensidad de la luz logrados con celos¨ªas o porches¡ª, la l¨®gica ¡ªlevantando porches en las zonas de mayor soleamiento o plantando ¨¢rboles de hoja caduca que dejen pasar el calor en invierno y lo eviten en verano¡ª y la amabilidad: la madera y la cubierta a dos aguas acercan el edificio, formal y materialmente, a quienes lo usan: ni?os y maestros.
En el l¨ªmite del casco urbano, entre el campo y la ciudad, el volumen de la escuela Baiuca habla el doble idioma de la arquitectura de las naves industriales de la zona y de la referencia en los vol¨²menes arquet¨ªpicos, y por lo tanto infantiles, que dibuja una cubierta a dos aguas. Es decir, la forma obedece a razones externas e internas. El material, en cambio, la madera de abeto y pino, viene dado por una ¨²nica raz¨®n, pero de peso. ¡°En tierras de carpinteros, ?de qu¨¦, si no madera, podr¨ªa ser nuestra escuela?, preguntan los arquitectos. La estructura es de abeto contralaminado ¡ªaislado con tabla de pino tratada al autoclave¡ª. La cubierta, de doble tablero sobre correas de madera laminada, tiene una capa de zinc tras el aislamiento.
Las aulas ¡ªcasi todas ordenadas y cuadradas¡ª est¨¢n al sur, para aprovechar el calor de invierno. Las oficinas de la Administraci¨®n quedan ubicadas al norte. En el centro, restan los espacios de distribuci¨®n a los que se accede por una fachada en el lado Este, la ¨²nica que tiene contacto con la calle. En el interior no hacen falta explicaciones: hay zonas de descanso, de higiene y de juegos, las luces cambian, las alturas anuncian cambios y la arquitectura invita a hacerse preguntas y a estar bien.
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