Relatos
Merece la pena volver a la grandeza, nosotros que vivimos una ¨¦poca infantil
Las ¨¦pocas suelen definirse, por lo menos en Europa, con un relato conmovedor y grandioso. El cristianismo, primera p¨¢gina de nuestra civilizaci¨®n, tuvo como aventura colosal las cruzadas y la toma de Jerusal¨¦n. Fue una aventura heroica e in¨²til, pero contin¨²a siendo el momento ¨¦pico del medioevo. Sobre ¨¦l escribi¨® Runciman la historia m¨¢s apasionante que conozco. El Renacimiento tiene su culminaci¨®n con la invenci¨®n de Am¨¦rica y el sinf¨ªn de episodios a que dio lugar. Era tiempo de poemas ¨¦picos, hoy olvidados, La Araucana, Os Lusiadas, pero sobre todo de la heroica cr¨®nica de Bernal D¨ªez del Castillo.
La era moderna se abre con otro suceso tit¨¢nico de ¨ªndole por completo distinta. Una guerra civil no puede inspirar un poema ¨¦pico en ning¨²n caso, pero la Revoluci¨®n Francesa fue algo m¨¢s que eso, fue el anuncio de que el mundo iba a cambiar de arriba abajo. Mejor dicho, de abajo arriba. Cientos de escritores han tratado aquella lucha inmisericorde y mort¨ªfera, Hugo, Michelet, Balzac, Dickens, imaginaron novelas inmensas, pero fue un historiador, Simon Schama, quien comprendi¨® que solo un relato hist¨®rico pod¨ªa dar cuenta de asunto tan tremendo. Su formidable estudio, titulado Ciudadanos (Debate), es, como las cruzadas de Runciman, un relato que compite con todas las novelas. Como Schama dice en su pr¨®logo, la influencia positivista, marxista y estructuralista han producido una historia de toneladas de trigo, demograf¨ªa y aranceles, borrando las colosales figuras individuales de la revoluci¨®n. ?l las recupera porque, como afirma, ¡°la creaci¨®n del mundo moderno coincide con el nacimiento de la novela moderna¡±. Merece la pena volver a la grandeza, nosotros que vivimos una ¨¦poca infantil y sin relato alguno.
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