Fervor e histeria colectiva
Las neurosis colectiva, pr¨®ximas al embrutecimiento, se envuelven desde los poderes p¨²blicos como productos del patrimonio cultural aut¨®ctono. Mas bien deber¨ªan ser tratadas como manifestaciones privadas de hipnosis t¨®xica en masa
Fue el fil¨®sofo Alfred North Whitehead, fallecido en 1947, quien con m¨¢s ¨¦nfasis insisti¨® en la dr¨¢stica separaci¨®n entre la religi¨®n y el bien. Para que no haya dudas: ¡°La religi¨®n es el ¨²ltimo refugio del salvajismo humano. Los hechos contradicen lisa y llanamente la asociaci¨®n acr¨ªtica de la religi¨®n y el bien¡±. La prevenci¨®n reticente del pensador brit¨¢nico acude espont¨¢neamente a la memoria cuando se contempla el espect¨¢culo anual de la llamada romer¨ªa del Roc¨ªo, un fen¨®meno perfumado por aquella ret¨®rica a?eja y delet¨¦rea del ¡°acendrado fervor popular¡±. Romeros y peregrinos llegan, arras¨¢ndolo casi todo a su paso, al santuario de la Virgen del Roc¨ªo, asaltan la reja del monasterio y compiten con denuedo alucinado para pasear la imagen, en su paso de plata, por la aldea de Almonte.
El fen¨®meno del Roc¨ªo carece de misterio: es una supervivencia at¨¢vica de lo que el propio North Whitehead explic¨® como detonante religioso. El ritual ¡ªaqu¨ª la romer¨ªa, el salto de la reja...¡ª tiene como objetivo engendrar la emoci¨®n religiosa. Que en algunos casos, este es uno de ellos, se manifiesta en episodios de histeria colectiva encubiertos bajo el eufemismo perverso de ¡°devoci¨®n popular¡±. El¨ªas Canetti detall¨® la mutaci¨®n del individuo en pulpa intelectual informe en Masa y poder: ¡°Los fieles se congregan y, mediante el cumplimiento de actos siempre iguales, acaban recalando en un estado de masa mitigado que los impresiona sin llegar a ser peligroso (...). Esta experiencia repetida con precisi¨®n y limitada con exactitud en iglesias y templos, les resultar¨¢ imprescindible (...) y la necesitar¨¢n como los alimentos y todo cuanto asegura su existencia¡±.
Este fervor-histeria en el escaparate p¨²blico es contrario a la religi¨®n entendida como emoci¨®n reflexiva individual. La carrera desbocada por mostrar sumisi¨®n, pr¨®xima al ?vivan las caenas!, nada tiene que ver con la intimidad de la raz¨®n y con la voluntad de interlocuci¨®n con Dios, si eso fuera posible. Lucrecio proclam¨® espantado Tantum religio potuit suadere malorum (¡°A tantos males nos conduce la religi¨®n¡±). Lo peor, y a eso vamos, es que las neurosis colectivas, pr¨®ximas al embrutecimiento, se envuelven desde los poderes p¨²blicos como productos del patrimonio cultural aut¨®ctono. M¨¢s bien deber¨ªan ser tratadas como manifestaciones privadas de hipnosis t¨®xica en masa.
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