Ap¨¦ndices del bipartidismo

Los problemas son siempre de comunicaci¨®n. Tambi¨¦n en pol¨ªtica. Durante a?os, Ciudadanos ha intentado venderse como un partido liberal: discurso europe¨ªsta, anticorrupci¨®n, innovaci¨®n y una especie de tecnocracia amable. Es un relato dif¨ªcil de vender. El partido insist¨ªa en que exist¨ªa un hueco para esa oferta ideol¨®gica, y se frustraba cuando les llamaban neoliberales cuando lo que vend¨ªan era socioliberalismo.

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La etiqueta liberal siempre ha sido ambigua. Es m¨¢s una filosof¨ªa pol¨ªtica o una disposici¨®n psicol¨®gica que una ideolog¨ªa o doctrina. El liberalismo es, a grandes rasgos, la aceptaci¨®n del pluralismo y la complejidad. Para el liberal, como dice Edmund Fawcett, autor de Sue?os y pesadillas liberales en el siglo XXI (P¨¢gina Ind¨®mita), la democracia es la gesti¨®n del conflicto. Por eso, en cierto modo, la idea de un partido exclusivamente liberal es complicada. El votante siempre pedir¨¢ algo m¨¢s, o preguntar¨¢ de qu¨¦ lado del liberalismo est¨¢s.

Tras unos a?os de un multipartidismo m¨¢s o menos mestizo, donde parec¨ªan posibles alianzas extra?as (se hablaba de coaliciones PP-PSOE, Cs-PSOE), la vuelta de una pol¨ªtica de bloques ideol¨®gicos polarizados desdibuj¨® el proyecto liberal de Cs. El partido vir¨® a la derecha. Su objetivo ser¨ªa el sorpasso al PP, renovar el centroderecha. Esa decisi¨®n redujo la incertidumbre (el votante ahora ya tiene m¨¢s claro lo que vota cuando vota a Cs), pero produjo melancol¨ªa en quienes so?aban con un partido que romper¨ªa bloques ideol¨®gicos.

La decisi¨®n de Ciudadanos de vetar al PSOE, no solo a nivel nacional sino regional y municipal (salvo en contadas excepciones), es coherente con el nuevo partido, que ha olvidado sus or¨ªgenes. El simpatizante socialdem¨®crata del partido recuerda que Cs surgi¨® para centrar y moderar al PSOE (Ciutadans se form¨® en parte por exmiembros del PSC), y afirma que en el ADN del partido en Catalu?a estaba evitar que gobiernen los nacionalistas. Pero el sector liberal conservador se defiende diciendo que las cosas han cambiado y que la mayor¨ªa de sus cr¨ªticos nunca votar¨ªan a Ciudadanos. El PSOE, dicen, es irreformable, y las cr¨ªticas de los fundadores (Francesc de Carreras e incluso Arcadi Espada) no pintan nada en las decisiones del partido.

Si los socialdem¨®cratas de Cs est¨¢n un poco perdidos (el partido lleva a?os mandando se?ales obvias de que ya no quiere ser un partido socioliberal), los liberal conservadores est¨¢n en una arriesgada huida hacia adelante: prefieren dar la alcald¨ªa a un independentista o pactar con la ultraderecha antes que evitar que S¨¢nchez gobierne con los nacionalistas. Es algo incomprensible en un partido que ha basado toda su campa?a, incluso en las municipales y auton¨®micas, en el antiindependentismo (en Murcia, por ejemplo, la l¨ªder de Cs exigi¨® al PSOE que apoyara la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155).

Es poco probable que Ciudadanos d¨¦ el sorpasso al Partido Popular en el corto plazo. El partido ha acabado convertido en una especie de ap¨¦ndice reformista del PP, del mismo modo que Podemos es un ap¨¦ndice radical del PSOE. Rivera e Iglesias se vieron a s¨ª mismos en el trono, pero han acabado de muletas del bipartidismo.