Los Obama derrochan popularidad y dinero dos a?os despu¨¦s de dejar la Casa Blanca
La que fue 'primera familia' de Estados Unidos mantiene un alto nivel de vida, que se ha evidenciado en sus lujosas vacaciones europeas, sin descuidar su implicaci¨®n en causas sociales
La popularidad de las parejas presidenciales de Estados Unidos var¨ªa seg¨²n su perfil durante su mandato, pero irremediablemente cae despu¨¦s de abandonar la Casa Blanca y volver a una cierta normalidad, aunque ya nunca sea la vida de antes. Siempre, menos en el caso de Barack y Michelle Obama. La pareja cont¨® con la simpat¨ªa de muchos de sus compatriotas desde incluso antes de que ¨¦l fuera elegido presidente, despert¨® la curiosidad despu¨¦s de acceder al cargo y mantiene la fascinaci¨®n por todo lo que hace dos a?os m¨¢s tarde de haberlo abandonado.
Volvieron a la vida privada en 2017 y su popularidad no se ha resentido aunque ahora no les acompa?en en sus desplazamientos una caravana de coches oficiales y un ej¨¦rcito de seguridad, como cuando eran los moradores de la Casa Blanca. Lo que resulta m¨¢s curioso es que esto ocurra a pesar del elevado nivel de vida que muestra la familia, un hecho que en otros casos ha provocado rechazo.
Las ¨²ltimas y lujosas vacaciones en Europa del matrimonio y sus hijas, Malia y Sasha, as¨ª lo han demostrado. No importa que en su periplo europeo, despu¨¦s de que su hija menor finalizar¨¢ su ¨²ltimo curso de instituto antes de acceder a la universidad, se hayan alojado en mansiones lujosas que hubieran provocado las cr¨ªticas si fueran otros. En un caso se trataba de una visita a la casa que George y Amal Clooney poseen en el lago Como (norte de Italia).?Adem¨¢s de acudir como invitados de una pareja que despierta simpat¨ªas por su activismo social, lo hac¨ªan para apoyarles en un evento solidario y corresponder de esta manera a las m¨²ltiples ocasiones en las que los Clooney secundaron sus iniciativas durante los ocho a?os en los que ocuparon la presidencia de Estados Unidos.?
Tampoco parece haber importado mucho que los Obama llegaran a la Provenza francesa en avi¨®n privado y se alojaran en Le Mas des Poiriers, una lujosa casa de campo del siglo XVIII, situada en?Villeneuve-lez-Avignon, cerca de la ciudad medieval de Avi?¨®n, cuyo alquiler cuesta 55.000 euros a la semana y que incluye en el precio dos chefs, dos camareros y servicio de limpieza, adem¨¢s de piscina, pista de tenis o gimnasio. La familia Obama disfruta todav¨ªa de la bula que le proporciona su implicaci¨®n en causas sociales.
Cuando llegan a un restaurante, a una ciudad o a un encuentro con un mandatario o con una asociaci¨®n la gente se agolpa para verles y contin¨²a?vitore¨¢ndoles. Son discretos, no han cometido errores, al menos que hayan salido a la luz p¨²blica, mantienen su prestigio y no se asocian con causas en las que no creen. Aunque, como otras parejas que estuvieron en su mismo lugar, saben rentabilizar su reputaci¨®n.
Barack Obama cobra una pensi¨®n como expresidente de casi 180.000 euros, pero este ingreso es el menor de sus emolumentos si se tiene en cuenta que por cada una de sus intervenciones como conferenciante recibe alrededor de 350.000 euros. Pero la econom¨ªa familiar no recae solo sobre sus hombros, porque su esposa, Michelle, ha conseguido generar tambi¨¦n ingresos millonarios. Mi historia, la autobiograf¨ªa que lanz¨® en noviembre de 2018, se ha convertido en el libro de memorias m¨¢s vendido de la historia?¡ªm¨¢s de diez millones de ejemplares, seg¨²n datos facilitados por la editorial Penguin Random House¡ª y durante los actos de promoci¨®n del libro el p¨²blico la trat¨® como si fuera una estrella de rock.
Adem¨¢s, los Obama han firmado un acuerdo con la plataforma Netflix para producir en exclusiva documentales, series y pel¨ªculas originales. Parece que tambi¨¦n negocian con Spotify. El beneficio es mutuo: las plataformas se aprovechan del tir¨®n del matrimonio y ellos, adem¨¢s de firmar contratos que se suponen millonarios, no defraudan con los contenidos. Los proyectos de su productora, Higher Ground Productions, se centran en temas como la raza, la clase, la democracia, los derechos civiles, los ni?os, la educaci¨®n o la salud.?
Con esos mimbres, pocos se fijan en d¨®nde pasan sus vacaciones, en que su casa del exclusivo barrio de Kalorama, en Washington DC, les cost¨® 7,2 millones de euros o que cada curso en Harvard ¡ªla misma universidad en la que tambi¨¦n estudi¨® la pareja¡ª de Malia, la hija mayor del matrimonio, cuesta m¨¢s de 40.000 euros.
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