Causa y efecto
La Mesa instrumentaliza la Asamblea madrile?a
La Asamblea de la Comunidad de Madrid celebr¨® el pasado mi¨¦rcoles un pleno de investidura sin candidatos. El motivo formal detr¨¢s de esta convocatoria sin precedentes fue la constataci¨®n por parte del presidente de la C¨¢mara, Juan Trinidad, de que ni la alternativa encabezada por el l¨ªder que obtuvo mayor n¨²mero de votos, el socialista ?ngel Gabilondo, ni la que lidera la popular Isabel D¨ªaz Ayuso, contaban con apoyos suficientes para prosperar. La celebraci¨®n de este singular pleno puso en marcha los plazos para que la Comunidad de Madrid se vea abocada a la repetici¨®n de las elecciones si antes del pr¨®ximo 10 de septiembre ninguna fuerza consigue articular una mayor¨ªa. En este caso, la convocatoria tendr¨ªa lugar el 10 de noviembre, coincidiendo con una eventual repetici¨®n de las elecciones generales si, al igual que en la Comunidad de Madrid, tampoco el Parlamento central consiguiera investir a un candidato.
La celebraci¨®n del pleno en la Asamblea de Madrid ven¨ªa obligada por los plazos legales previstos en el reglamento, no as¨ª el hecho de que se celebrara sin candidatos. La posibilidad existe para evitar la par¨¢lisis pol¨ªtica, pero en ning¨²n caso para impedir que el presidente proponga a los l¨ªderes que manifiesten inter¨¦s por formar Gobierno, cuenten o no con votos suficientes para ser investidos. No hacerlo fue, por tanto, una decisi¨®n estrictamente pol¨ªtica detr¨¢s de la que se adivina, no una aplicaci¨®n escrupulosa de las reglas, sino una instrumentalizaci¨®n de las instituciones en favor de los intereses de partido. En este caso, Ciudadanos, fuerza a la que pertenece Trinidad, y el Partido Popular, a cuya candidata apoya.
Haber permitido a ?ngel Gabilondo exponer su programa ante los diputados, y, en definitiva, ante los ciudadanos de la Comunidad, era una exigencia democr¨¢tica elemental, que el Partido Popular, Ciudadanos y Vox no han respetado sirvi¨¦ndose del control que ejercen sobre la Mesa de la Asamblea. Antes que votar en contra del candidato socialista han preferido evitar que haya siquiera votaci¨®n, fingiendo que resultaba indiferente rechazar la candidatura de Gabilondo por un camino o por otro. No lo es en absoluto, porque en un caso se priva de su derecho al grupo parlamentario con m¨¢s esca?os y en el otro se evidencia que, aun respet¨¢ndolo, su programa no cuenta con el respaldo de la mayor¨ªa.
El problema es que la mayor¨ªa que ha cerrado todas las puertas a Gabilondo produce verg¨¹enza en una de las fuerzas que la componen. El esperpento de un pleno de investidura sin candidatos es la conclusi¨®n l¨®gica de que, a fin de aparentar que Ciudadanos no negocia con la ultraderecha, los tres partidos que aspiran a gobernar Madrid hayan optado por un ilusionismo ling¨¹¨ªstico que, m¨¢s que confundir a los ciudadanos, aspira a abolir la realidad. El ¨²ltimo episodio ha sido la hip¨®crita propuesta de que Ciudadanos se limite a acordar oralmente lo que el Partido Popular y Vox han fijado por escrito, de modo que D¨ªaz Ayuso se asegure el respaldo en un nuevo pleno. Tanto el de la ultraderecha con la que el Partido Popular no tiene escr¨²pulos en negociar para mantenerse en el poder, como el de Ciudadanos, enrocado en obtener ese mismo efecto, pero sin la causa.
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