D¨®nde est¨¢ Europa del Este
En Hungr¨ªa, Polonia y la Rep¨²blica Checa hay muchos defensores declarados de la UE. No deber¨ªan ser crucificados
Indudablemente, es muy f¨¢cil se?alar con el dedo al culpable. Es el Gobierno del partido Ley y Justicia (PiS en sus siglas polacas), que acudi¨® a la cumbre de Bruselas con un solo nombre en su agenda: el de Frans Timmermans. Sin embargo, el primer ministro Mateusz Morawiecki no quer¨ªa que fuese elegido, sino m¨¢s bien vetarlo como candidato para el puesto de presidente de la nueva Comisi¨®n Europea. Timmermans, primer vicepresidente de la Comisi¨®n saliente, supervis¨® en Polonia los procedimientos disciplinarios por infringir el Estado de derecho. Hablamos ¡ªsin exageraci¨®n alguna¡ª del pol¨ªtico occidental m¨¢s odiado por la derecha polaca.
La misi¨®n tuvo ¨¦xito. El bloqueo polaco, checo y h¨²ngaro utiliz¨® a varios pa¨ªses gobernados por el Partido Popular Europeo para organizar una rebeli¨®n contra la candidatura de Timmermans. Su argumento era el siguiente: Timmermans no puede liderar la Comisi¨®n porque divide a Europa. Por supuesto, estaban m¨¢s interesados en que la jefatura de la Comisi¨®n estuviese encabezada por un pol¨ªtico democristiano que en preservar la unidad del continente. Apostaron fuerte a su inter¨¦s. Y Morawiecki regres¨® a Varsovia para anunciar a bombo y platillo este supuesto triunfo hist¨®rico de la diplomacia polaca.
Lo cierto es que la Uni¨®n Europea no le ha concedido ning¨²n cargo a la b¨²lgara Kristalina Georgieva, aunque en las preliminares se ve¨ªa en ella a la sucesora del presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk. Y tanto el antiguo jefe de la diplomacia eslovaca, Maro? ?efcovic, como los actuales presidentes de Lituania ¡ªDalia Grybauskaite¡ª y Ruman¨ªa ¡ªKlaus Iohannis¡ª fueron omitidos. Si bien sus nombres se abrieron camino durante los debates, no hab¨ªa ning¨²n pa¨ªs grande que los apoyase.
Polonia, el sexto pa¨ªs m¨¢s grande de la UE, con una superficie de 312.679 kil¨®metros cuadrados y casi 38 millones de habitantes, defendi¨® los intereses de la regi¨®n sent¨¢ndose a la mesa con los dem¨¢s Estados miembros de un tama?o equiparable. Desde que el partido Ley y Justicia est¨¢ en el poder, el pa¨ªs no ha ocupado este asiento que le corresponde. No solo porque el PiS ha perdido su reputaci¨®n internacional al atacar la independencia del Poder Judicial y asfixiar a los medios de comunicaci¨®n libres. Es que adem¨¢s la diplomacia polaca, que ha sido sometida a una profunda purga de los no conservadores, no funciona bien. El hecho de que, a pesar de sus esfuerzos, Morawiecki no haya conseguido absolutamente nada para su zona en la cumbre es buena prueba de ello.
As¨ª las cosas, los dem¨¢s pa¨ªses grandes decidieron castigar a toda la regi¨®n. Ya que Varsovia, Praga y Budapest (y, en parte, tambi¨¦n Bratislava) quer¨ªan bloquear el acuerdo sobre el nuevo reparto de cargos, no recibieron nada. Como resultado, no fue la designaci¨®n, sino el sacrificio de la candidatura de Timmermans lo que dividi¨® a Europa. El equilibrio geogr¨¢fico se vio perturbado, pues se mand¨® la se?al de que el Este no le interesa a los actores m¨¢s importantes de la Uni¨®n.
El PiS ha perdido reputaci¨®n y la diplomacia polaca, que ha sido sometida a una profunda purga de los no conservadores, no funciona bien
En el a?o 2005, para demostrar que el Este s¨ª que importa, Angela Merkel concedi¨® a Polonia 500 millones de euros en las negociaciones presupuestarias, con el objetivo de apoyar el desarrollo de la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. El dinero se destin¨® a las regiones m¨¢s pobres de Polonia. Hoy, en cambio, parece que Occidente est¨¢ cansado del Este. Francia, bajo el liderazgo de Emmanuel Macron, no oculta su reticencia hacia esta parte de la Uni¨®n.
Mano de obra barata, corrupci¨®n, problemas con la democracia y el Estado de derecho, un autoritarismo que colea¡ Son todos problemas que han ido en aumento durante a?os y nada parece indicar que los nuevos pa¨ªses de la Uni¨®n Europea puedan hacerlos frente con rapidez. Pero fue precisamente el inter¨¦s de Occidente lo que oblig¨® a evolucionar a estas sociedades. Un inter¨¦s que se tradujo en continuos est¨ªmulos, salpimentados, en algunas ocasiones, con cr¨ªticas muy duras.
Occidente debe darse cuenta de que no se puede identificar a toda una sociedad con el partido en el Gobierno. Hungr¨ªa no es solo el Fidesz de Viktor Orb¨¢n, la Rep¨²blica Checa no es solo el partido S? (en checo, el acr¨®nimo es ANO, Alianza de Ciudadanos Descontentos), Polonia no es solo Ley y Justicia. En todos los pa¨ªses de Europa del Este hay muchos defensores declarados de la Uni¨®n Europea. Jam¨¢s deber¨ªan ser crucificados y subestimados, sino, al contrario, hay que prestarles apoyo. La falta de inter¨¦s en esta regi¨®n y empujarla hacia la periferia solo empeorar¨¢ la situaci¨®n, ahondando a¨²n m¨¢s las divisiones.
Bartosz T. Wielinski es periodista de Gazeta Wyborcza y actualmente dirige la secci¨®n Internacional.
Traducci¨®n de Amelia Serraller Calvo.
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