Colombianismos a la vista
El presidente del Senado dej¨® escapar una confesi¨®n de serie de una sola temporada sin darse cuenta de que el micr¨®fono estaba encendido

Desde que nos pasamos la vida viendo series, que tantas son retratos comprensivos de villanos de antolog¨ªa interpretados por actores fascinantes, los hombres indignos e infames de la vida real se ven planos, deslucidos, de bajo presupuesto. Sus actuaciones son mediocres. Sus sentencias memorables son versos cojos. Son cansinas, asm¨¢ticas, sus carcajadas de seres mal¨¦volos que se frotan las manos. Y digo esto porque, luego de ver House of Cards o Billions, tramas que prueban que el vicio del poder es el vicio de la conspiraci¨®n, o¨ªrle al gobiernista Mac¨ªas su ¨²ltimo parlamento como presidente del Senado es o¨ªr una parodia de la parodia de la parodia. Fue el s¨¢bado 20 de julio. Se celebraban los 209 a?os de nuestra independencia. En honor a la verdad, Mac¨ªas no sab¨ªa que el micr¨®fono estaba encendido. Y entonces, en plena instalaci¨®n de las sesiones del Congreso, dej¨® escapar una confesi¨®n de serie de una sola temporada.
Le acept¨® a un asistente, sin saber que todo el mundo estaba escuch¨¢ndolo, que despu¨¦s del discurso del presidente Duque segu¨ªa ¡ªpor ley¡ª el discurso de r¨¦plica de la oposici¨®n: ¡°Es que nos toca por obligaci¨®n que ellos hablen despu¨¦s del presidente¡¡±. Luego revel¨® cu¨¢l iba a ser su estrategia: ¡°Le pido a la comisi¨®n que acompa?e al presidente y lo saco de ac¨¢: jajaja¡±. Y, una vez reconocido en voz alta el prop¨®sito de sabotear la intervenci¨®n de los cr¨ªticos del Gobierno, emiti¨® una m¨¢xima vergonzosa que se repetir¨¢ una y otra vez hasta el ¨²ltimo d¨ªa de las redes sociales: ¡°Eso no lo saben ¡ªdijo¡ª, pero es mi ¨²ltima jugadita de presidente, jijiji¡¡±. Y entonces, ante la mirada aterrada de algunos de sus colegas, se dio cuenta de lo que de verdad estaba pasando: ¡°No me tienen apagado este micr¨®fono¡±, exclam¨® justamente en el micr¨®fono.
Mac¨ªas es parte de una generaci¨®n de pol¨ªticos m¨¢s uribistas que Uribe que no solo se lo deben todo al expresidente, sino que est¨¢n dispuestos a cualquier cosa con tal de caerle en gracia a su caudillo. Su pen¨²ltima jugadita como presidente del Senado fue mandar a instalar en una pared del Congreso una placa impropia e indebida ¡ªde acuerdo con el decreto 1678 de 1959¡ª en homenaje ¡°al doctor ?lvaro Uribe V¨¦lez¡±. Est¨¢ mal redactada en m¨¢rmol: ¡°Colombiano ejemplar quien regres¨® al Senado a continuar trabajando por el pa¨ªs, despu¨¦s de haber ejercido como Presidente de la Rep¨²blica durante dos per¨ªodos¡±, se lee. Y es el gesto de lo que aqu¨ª en Colombia llamamos un ¡°lagarto¡±: un figurante de las p¨¢ginas sociales, un profesional de la adulaci¨®n, un experto en re¨ªrse de los chistes ajenos, un chupamedias que acata ¨®rdenes que no le han dado y repta detr¨¢s de un patr¨®n al que llama ¡°jefecito¡±.
Ha sido esta lamboner¨ªa de evangelista, este empe?o necio de restaurar el r¨¦gimen uribista, ¡°du¨¦lale a quien le duela¡±, como montando un sistema operativo viejo en un computador nuevo, lo que ha hecho que en el primer a?o del Gobierno de Duque se hayan fortalecido los peores colombianismos: la persecuci¨®n a la oposici¨®n, la violencia como soluci¨®n, el saboteo de la democracia.
Ese 20 de julio, antes de la ¨²ltima trampita de Mac¨ªas, por la Avenida 68 de Bogot¨¢ se puso en marcha el tradicional desfile militar que es un recordatorio de que a pesar de sus terribles verg¨¹enzas ¡ªde los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, de las ¨®rdenes de letalidad, de los desmanes de 1954, de 1985, de 2008¡ª las Fuerzas Armadas colombianas han sido mucho m¨¢s leales que los pol¨ªticos con esta democracia que tiene ya 209 a?os. En manos de Gobiernos de peligrosos, lagartos e inexpertos, nuestro Ej¨¦rcito puede convertir el drama en tragedia. Pero se ve mucho menos dispuesto a hacerles jugaditas a los opositores. Se ve mucho m¨¢s resignado a las instituciones.
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