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Un viaje en el tiempo: R¨ªo de Janeiro, 1988 Despu¨¦s de Nueva York, viajamos con Paco Onta?¨®n a la ciudad brasile?a de R¨ªo de Janeiro, recuperando im¨¢genes que nunca antes fueron digitalizadas o que, publicadas en nuestras p¨¢ginas en papel, permanecen in¨¦ditas en Internet Francisco Onta?¨®n (Barcelona, 1930 ¨C Madrid, 2008) fue uno de los grandes maestros de la fotograf¨ªa. Hu¨¦rfano desde ni?o (su padre muere en la Batalla del Ebro y su madre, poco despu¨¦s de finalizar la guerra), tuvo que ponerse a trabajar desde chaval y se convirti¨® en fot¨®grafo de manera autodidacta. Fue reportero en Europa Press, agencia para que la que cubri¨® las bodas del rey Balduino o las de los reyes Juan Carlos y Sof¨ªa en Atenas, y la revista ¡®La Actualidad Espa?ola¡¯. Fund¨® La Palangana, junto a Gabriel Cuallad¨® y Ram¨®n Masats, entre otros, un grupo que revolucion¨® el panorama fotogr¨¢fico espa?ol. En 1985 comenz¨® a publicar sus reportajes en EL PA?S, a cuya plantilla se incorpor¨® dos a?os despu¨¦s. Francisco Onta?¨®n R¨ªo de Janeiro, a ritmo de cuerpo. Y es el que el cuerpo, el cuerpo humano, es el protagonista absoluto de este reportaje de R¨ªo de Janeiro realizado en 1988 por Francisco Onta?¨®n. Cuerpos de todas tallas y colores en la ciudad conocida por su culto al cuerpo. Francisco Onta?¨®n Una pareja se besa en el paseo de la playa de Copacabana. Para Onta?¨®n era una canallada hacer una foto a una persona y luego no saber qu¨¦ iba a pasar con la gente a la que fotograf¨ªaba. Para ¨¦l, la base de la fotograf¨ªa eran las personas. Un mundo que siempre es nuevo. La fotograf¨ªa era emocionar y contar algo. Francisco Onta?¨®n Un hombre con un loro y un tit¨ª en una playa de R¨ªo de Janeiro. En 1988, un mono se convirti¨® en el protagonista de la actualidad pol¨ªtica en Brasil. El chimpanc¨¦ ¡®Ti?o¡¯ del zoo de la ciudad fue propuesto como candidato a la alcald¨ªa por el Partido Bananista en las elecciones municipales de noviembre. Lo que empez¨® como una broma se convirti¨® en una preocupaci¨®n para la clase pol¨ªtica brasile?a y un s¨ªmbolo del desencanto popular. No gan¨®, qued¨® cuarto. Francisco Onta?¨®n Dos hombres pasean por la avenida Atl¨¢ntica de la playa de Copacabana, uno de los lugares favoritos de encuentro de los cariocas. Su pavimento, obra del paisajista Burle Marx, es una de los elementos m¨¢s reconocibles de la ciudad y por su extensi¨®n, 4,5 kil¨®metros, est¨¢ considerado como una de las mayores obras de arte urbano. Francisco Onta?¨®n Los globos tapan a este vendedor en una playa de R¨ªo. "Voy por la calle y voy vendido. Voy tropezando solo de ver la gente. Me vuelvo a mirar la gente y me digo ?me cago en la mar! ?qu¨¦ foto he perdido!", comentaba en el documental 'Afal, una mirada libre' sobre el grupo fotogr¨¢fico almeriense. Francisco Onta?¨®n Otro vendedor ambulante baja sus trastos de un coche en el paseo de la playa de Leblon, en R¨ªo de Janeiro. Francisco Onta?¨®n J¨®venes ejercit¨¢ndose en un gimnasio playero. Francisco Onta?¨®n Una pareja baila en la terraza de un bar. Francisco Onta?¨®n El tranv¨ªa que une el centro de la ciudad con el morro Dois Irm?os, abarrotado de viajeros. Francisco Onta?¨®n Los curiosos contemplan a las bailarinas de un espect¨¢culo de un establecimiento de R¨ªo de Janeiro Francisco Onta?¨®n Este edificio es la Catedral Metropolitana de R¨ªo de Janeiro, dedicada al patrono de la ciudad, San Sebasti¨¢n. Obra del arquitecto Edgar de Oliveira, su dise?o recuerda al de las pir¨¢mides mayas pero con una planta circular. Sus espectaculares vidrieras, alineadas con los cuatro puntos cardinales, permiten que la luz entre al interior desde el suelo hasta el techo, situado a 75 metros de altura. Francisco Onta?¨®n Una de las participantes en un espect¨¢culo de un establecimiento de R¨ªo de Janeiro se prepara para una actuaci¨®n. Francisco Onta?¨®n El 'bondinho' (telef¨¦rico) del Pan de Az¨²car. Francisco Onta?¨®n Un par de cabinas telef¨®nicas a las que los cariocas llaman orelh?es (orejones), obra del dise?ador Chu Ming Silveira (1941-1977). Francisco Onta?¨®n Una de las favelas de la ciudad. El de 1988 no fue un buen a?o para los barrios m¨¢s pobres de la ciudad. Las lluvias torrenciales de febrero dejaron destrucci¨®n y muerte. La ciudad qued¨® incomunicada por tierra y sin agua potable. 275 fallecidos, cientos de heridos y 20.000 personas quedaron sin hogar por los corrimientos de tierra y de la basura amontonada en las laderas de los barrios del centro y norte. Solo en el desplome del hospital de Santa Genoveva hubo m¨¢s de 50 muertos. Francisco Onta?¨®n Vista nocturna de la ciudad de R¨ªo de Janeiro, con el Pan de Az¨²car dominando la bah¨ªa de Guanabara. Francisco Onta?¨®n