Moro puede acabar atrapado en la telara?a que ¨¦l mismo teji¨®
Para ganarse el favor de Bolsonaro, el exjuez del 'caso Lava Jato' se est¨¢ convirtiendo en su mayor defensor
A¨²n no ha acabado la historia del m¨ªtico juez S¨¦rgio Moro que, con la operaci¨®n Lava Jato, cre¨® un terremoto dentro y fuera de Brasil llevando a la c¨¢rcel a expresidentes como al popular Lula da Silva, y a empresarios millonarios como Marcelo Odebrecht. De repente, el juez dio el salto a la pol¨ªtica aceptando el Ministerio de Justicia, en el Gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro.?
Las nuevas conversaciones, publicadas el domingo pasado por The Intercept,?dejan ver que hasta el fiel escudero de Moro, el fiscal general de Lava Jato, Deltan Dallagnol, y otros compa?eros suyos a¨²n no entienden por qu¨¦ Moro dej¨® su puesto que lo hab¨ªa hecho c¨¦lebre en el mundo, para irse como ministro de Justicia. M¨¢s a¨²n, trat¨¢ndose Bolsonaro de alguien tan controvertido por sus declaraciones a favor de la tortura y la dictadura, que tan poco soporta a los diferentes y que considera que los derechos humanos sirven para favorecer a los bandidos. Para ¨¦l, lo importante son los ¡°humanos derechos¡±. Y niega que haya hambre en Brasil.?
Dallagnol hace intuir que Moro podr¨ªa haberse dejado subyugar por Jair Bolsonaro ante la posibilidad de conseguir un lugar en el Supremo Tribunal Federal. Hay quien va m¨¢s all¨¢? y asegura que Moro, a pesar de todas las cr¨ªticas, sigue siendo el ministro m¨¢s popular y tiene los ojos puestos en la Presidencia de la Rep¨²blica.?
En su momento, el ministro de Justicia explic¨® a los suyos, para tranquilizarles, que su intenci¨®n al aceptar tal Ministerio era poder modernizar y reestructurar la legislaci¨®n jur¨ªdica a la luz de las democracias m¨¢s s¨®lidas como la de Estados Unidos, Alemania, Francia o Inglaterra.?
Sin embargo, tras seis meses en el Gobierno, Moro empieza a verse atrapado en la telara?a que ¨¦l mismo ha ido tejiendo. El miedo de sus amigos, empezando por Deltan Dallagnol, es qu¨¦ podr¨ªa ocurrir si, ya en el Gobierno, Moro pudiese constatar que la corrupci¨®n contra la que luch¨® durante a?os existe tambi¨¦n en los miembros de la familia del presidente y podr¨ªa llegar a alcanzar al propio Bolsonaro y su esposa, Michelle.?
Bolsonaro capt¨® al juez como un trofeo para su Gobierno, ya que una de las banderas de su campa?a? fue la batalla contra la corrupci¨®n y la defensa de la Operaci¨®n Lava Jato. Sin embargo, Moro entendi¨® enseguida que se hab¨ªa metido en un avispero y que el presidente pod¨ªa frenar las acusaciones de corrupci¨®n y lavado de dinero, como sucedi¨® en el caso de su hijo Flavio. Esc¨¢ndalo que lo atraviesan dos agujeros negros como son el asesinato de la activista social Marielle Franco y el misterioso polic¨ªa militar en reserva, Fabr¨ªcio Queiroz, que era amigo del presidente cuando el hoy senador e hijo del mandatario, Flavio, ten¨ªa cinco a?os y del que se sospecha que ten¨ªa v¨ªnculos con los asesinos de la joven.?
Moro, al principio, intent¨® restarle importancia a las denuncias. Primero afirm¨® que ¨¦l ahora ya no es juez y no puede intervenir en procesos, y que adem¨¢s dichas acusaciones de corrupci¨®n a¨²n no estaban claras. Bolsonaro se le adelant¨® y consigui¨® del presidente del Supremo Tribunal Federal, Antonio Dias Toffoli, una estrategia para que su hijo no fuese investigado, algo que est¨¢ levantando polvareda. La pregunta es: ?si el presidente ya no necesita de Moro para parar las acusaciones sobre su familia para qu¨¦ seguir protegi¨¦ndole, m¨¢s a¨²n cuando podr¨ªa intentar disputarle la reelecci¨®n en 2022??
En la teor¨ªa, Moro sigue d¨¢ndole prestigio a Bolsonaro, sobre todo porque sabe que los suyos m¨¢s radicales est¨¢n con el juez y que perderlo significar¨ªa un fracaso para su Gobierno. En la pr¨¢ctica, de alg¨²n modo ya lo ha abandonando. El mandatario no hizo nada para conseguir que el Coaf se quedase en el Ministerio de Justicia. Hubiese sido un instrumento poderoso en manos de Moro. Y nada est¨¢ haciendo para que el tan cacareado proyecto revolucionario del exjuez sobre la lucha contra la violencia y la reestructuraci¨®n de la justicia fueran prioritarios en el Congreso. El presidente no ha movido una paja a su favor ni tan siquiera ha hecho que fuera discutido para su aprobaci¨®n junto con la reforma de las pensiones. M¨¢s a¨²n, tanto el Congreso como el Senado han ido poco a poco quitando los puntos m¨¢s importante del documento, como la detenci¨®n despu¨¦s de segunda instancia.?
El juez de los sue?os de Bolsonaro, que a¨²n no sabemos con certeza por qu¨¦ se dej¨® hechizar por el capit¨¢n del Ej¨¦rcito, se va poco a poco quedando a solas con sus proyectos, que a pocos congresistas (muchos de ellos a¨²n involucrados con Lava Jato) les interesa aprobar.
?Y qu¨¦ hace Moro? No sabemos si por miedo al aislamiento o por estrategia, es hoy quiz¨¢s el ministro que m¨¢s defiende a Bolsonaro? incluso cuando este escandaliza al pa¨ªs con sus afirmaciones racistas como la de hace unos d¨ªas contra los nordestinos. Moro no necesitaba salir en defensa del presidente y, sin embargo, lo hizo incluso desde Estados Unidos, donde estaba de vacaciones con sus familia, desmintiendo que el presidente tuviera animadversi¨®n con los nordestinos.
As¨ª, Moro, va d¨ªa a d¨ªa vi¨¦ndose m¨¢s atrapado en esa peligrosa telara?a que ha construido, sin que podamos imaginar c¨®mo podr¨¢ salir de ella y menos a¨²n con la cabeza erguida.?
Mientras, Bolsonaro le va cogiendo gusto a mandar y empieza a alejar de su Gobierno a generales importantes para dar a entender que ahora es ya el presidente y no aquel capit¨¢n en la reserva que fue expulsado del Ej¨¦rcito por su conducta subversiva. En ese entonces,?para defender a los soldados que, seg¨²n ¨¦l, ganaban poco,?quer¨ªa usar m¨¦todos violentos y de corte terrorista.
Ahora, Bolsonaro quiere dejar en claro que est¨¢ por encima de los mismos generales. No es dif¨ªcil imaginar que de ser necesario le dar¨ªa una patada a Moro. Por lo pronto, ya ha anunciado que la primera vacante en el Supremo ser¨¢ para alguien ¡°terriblemente evang¨¦lico¡±, ?un evang¨¦lico que cree terror en la Alta Corte??
Cuando Moro sorprendi¨® al pa¨ªs al anunciar que dejaba su puesto del juez m¨¢s famoso de Brasil para irse con Bolsonaro, este diario escribi¨® un editorial titulado Moro se quita la careta, dando a entender que con su decisi¨®n quedaba m¨¢s claro que su verdadera vocaci¨®n era, desde el principio, la pol¨ªtica. Y hay quien llega m¨¢s all¨¢. al sospechar que muchas de sus condenas fueran dirigidas para preparar el camino rumbo a sus futuros sue?os pol¨ªticos, empezando por la sentencia de Lula, que le impidi¨® disputar las presidenciales que, seguramente, habr¨ªa ganado.
Es dif¨ªcil entrar en el pensamiento del exjuez del caso Lava Jato, a¨²n joven y con no pocas ambiciones. Lo que s¨ª queda cada d¨ªa m¨¢s claro es que para ganarse el favor del presidente, se est¨¢ convirtiendo en su mejor defensor, incluso en momentos en los que deber¨ªa tener el coraje de decirle "no¡± y hasta de irse del Gobierno. Moro debe conocer, por ello, el pasaje de Lucas, 17,1s, donde Jes¨²s dice a sus disc¨ªpulos: ¡°Es inevitable que haya esc¨¢ndalos, pero ?ay de quienes los provocan!¡±. Y tambi¨¦n: ¡°!Ay de vosotros, int¨¦rpretes de la ley porque ech¨¢is sobre los hombros de los otros, pesos que sois incapaces de soportar!¡±, Lucas, 11.?
La inc¨®gnita Moro sigue abierta.
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