Altura de miras
Estaba dispuesto a seguir atentamente otra celebraci¨®n, la de los 50 a?os de Jennifer Lopez, y estaba encantado, cuando se me cruz¨® la retransmisi¨®n de la investidura fallida
Aunque parloteaban todo el rato de tener altura de miras, me pareci¨® entender que, a partir de la investidura fallida del pasado jueves, deben pasar casi dos meses para que los diputados descansen sus cabezas y vuelvan a negociar o convoquen las elecciones anticipadas. Desde que soy celebrity y profesional de la tele, dos meses es una eternidad.
Estaba dispuesto a seguir atentamente otra celebraci¨®n, la de los 50 a?os de Jennifer Lopez, reconozco que es el tipo de fiesta que me irrita no poder ir. Celebr¨® los 45 semidesnuda, esta vez repiti¨® con ¨¦xito y altura de miras esa f¨®rmula infalible. Estaba encantado con todo lo de JLo cuando se me cruz¨® la retransmisi¨®n de la investidura fallida. Aunque result¨® un fracaso, con caras largas y eso, el interior del Congreso cada vez m¨¢s me recuerda a un magn¨ªfico hotel franc¨¦s, con toda la madera, el terciopelo y el rojo de su moqueta pulidos, limp¨ªsimos imagino que por el trabajo de una corte de empleados que cuidan ese sitio para unos hu¨¦spedes que no parecen darle mucho m¨¦rito. El Telediario de esa tarde se alarg¨® y hubo mucha conexi¨®n en directo, la m¨¢s espectacular la salida de Pedro S¨¢nchez, cabizbajo pero rodeado de poder escenogr¨¢fico. Las berlinas con ventanas oscuras y rodeadas de motos que lo trasladaban del Congreso a la Moncloa, daban una sensaci¨®n de llegada a la mansi¨®n de Gloria Estefan para el cumplea?os de Jennifer. Luego conectaron con la llegada de Meritxell Batet a La Zarzuela para informar al Rey y de nuevo el decorado era importante pero vac¨ªo de inter¨¦s. Se me pas¨® por la cabeza tener altura de miras y acostumbrarme a vivir as¨ª: sin gobiernos pero con los decorados del Estado en perfecto estado.
Reforc¨¦ as¨ª mi confianza en la televisi¨®n, como medio y casi como fe. Si no tuvi¨¦ramos tele no sabr¨ªamos convertir nuestra realidad en conversaci¨®n e ingrediente para sobrellevar estos dos meses. E Isabel Pantoja no podr¨ªa sostener ese dominio que tiene sobre el pa¨ªs. Gracias a un documental sobre ella en Lazos de sangre, pude entrevistar a Juli¨¢n Mu?oz, su expareja y exalcalde de Marbella condenado a 22 a?os de prisi¨®n. Resulta muy curioso entrevistar a un delincuente. No sabes si tutearle o emplear un respetable usted para crear un poquito de distancia. Como Juli¨¢n fue alcalde populista, te lo pone f¨¢cil: asiste a la entrevista con buen ¨¢nimo, aunque advirtiendo que debe ser corta porque su salud y las madrugadas no casan bien. Antes de preguntarle nada desde un plat¨® en la televisi¨®n p¨²blica, ten¨ªa que recordar su situaci¨®n penal. Un curr¨ªculum eterno para cualquier presentador. Y adem¨¢s aclarar que aunque lo veamos en un exuberante exterior marbell¨ª, con ruido de copas y fiesta de fondo, sigue cumpliendo condena en su domicilio por motivos de salud. Afortunadamente Mu?oz luce un espl¨¦ndido bronceado para lanzar titulares bomb¨¢sticos como que su relaci¨®n con Pantoja fue "un calent¨®n, creerme Aladdin e iniciar un camino sin retorno". Desde mi asiento de presentador pienso que son palabras poco caballerosas, propias de un rencor penitenciario pero que tambi¨¦n podr¨ªan cosecharse en cualquier amor o legislatura fallidos.
En un pa¨ªs acostumbrado a convertir la pasi¨®n en entretenimiento y tragedia, como termin¨® siendo la relaci¨®n de Pantoja y Mu?oz o la de S¨¢nchez con Iglesias, el verano aparece como un oasis inquietante. Como la visi¨®n de esas berlinas del gobierno en funciones transitando por una avenida vac¨ªa y cegada por la luz de la tarde. Entonces en televisi¨®n apareci¨® la nadadora Ona Carbonell, 23 veces campeona ol¨ªmpica, celebrando sus ¨²ltimas medallas con los Reyes y volv¨ª a creer en la humanidad. La trat¨¦ durante 11 semanas en MasterChef Celebrity. Era la primera en maquillarse y vestirse y sonriendo reposada miraba al resto de celebrities?con una pizca de curiosidad y temor. Hoy es un ejemplo para el pa¨ªs, por su disciplina, su creatividad y su m¨¦rito. Mientras se consumen estos dos meses, Ona se hace necesidad. Necesito hablar de ella, emocionarme con su personalidad. Porque me devuelve un pa¨ªs serio y estupendo. Ese pa¨ªs que los diputados del Congreso y los exalcaldes como Mu?oz se empe?an en desgastar cobrando sueldos por ello. Quiz¨¢ sea buena idea que en estos pr¨®ximos meses, alg¨²n que otro diputado se apunte a nataci¨®n sincronizada para que al menos consiga patalear con un m¨ªnimo de estilo o llevar con elegancia una pinza sobre la nariz.
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