Dos veces v¨ªctimas
Las madres de beb¨¦s robados vuelven a ser maltratadas desde los medios a ra¨ªz del caso de In¨¦s Madrigal
No est¨¢ al alcance de todos cometer los peores cr¨ªmenes de nuestro C¨®digo Penal. Existen algunos como el genocidio, los cr¨ªmenes de guerra o los de lesa humanidad que precisan de algunas capacidades especiales. Para cometerlos suele ser necesario tener altas responsabilidades militares o gubernamentales, estar en posici¨®n de dar ¨®rdenes contra la poblaci¨®n civil que supongan un ataque general o sistem¨¢tico y que estas ¨®rdenes sean obedecidas. Sin embargo, todos estamos en posici¨®n para revictimizarles. ?C¨®mo? Neg¨¢ndoles, ignor¨¢ndoles, insult¨¢ndoles, banalizando su dolor, su sufrimiento, su testimonio, impidi¨¦ndoles el acceso a la justicia. Es ah¨ª donde, sin haberles inmolado empu?ando una pistola, un machete o la pluma con la que se sentenci¨® su destino, les hacemos doblemente v¨ªctimas con nuestro desd¨¦n, burla, chistes e incluso, con la indiferencia o el negacionismo.
Otros art¨ªculos del autor
Se est¨¢n publicando en diferentes medios art¨ªculos referidos a la reciente noticia de que In¨¦s Madrigal, denunciante en el caso de los ni?os robados, tras un largo proceso localiz¨® a su familia biol¨®gica y averigu¨® que, frente a su sospecha de haber sido un beb¨¦ robado, fue entregada a priori voluntariamente por su madre al doctor Vela. Bas¨¢ndose en ello, los autores se dedican a revictimizar a las madres, que desde hace a?os luchan contra el trauma de haber sido separadas de sus beb¨¦s con el deseo de hallar justicia, verdad y reparaci¨®n.
Este caso, entre decenas de miles, no es representativo de nada, m¨¢s all¨¢ de que, entre todos aquellos que indiciariamente encajar¨ªan en supuestos de robo de beb¨¦s, caben las muertes fortuitas en el parto o las adopciones voluntarias. Es obvio.
En situaciones normales, ante indicios de comisi¨®n de delito, los mecanismos del Estado trabajan para investigar, instruir, juzgar y en su caso condenar o absolver. Es eso lo que demandan las asociaciones de v¨ªctimas de beb¨¦s robados. No quieren ni pretenden condenas judiciales sin juicio previo. Lo que anhelan es atenci¨®n, justicia y un esfuerzo real por indagar los hechos sobre los que giran s¨®lidos indicios para esclarecer la extra?a desaparici¨®n de sus hijos y, en su caso, averiguar su paradero. Y es eso precisamente lo que, de forma reiterada, se les niega.
Hablamos de mujeres extremadamente vulnerables que se vieron sometidas al robo o a la ¡°entrega voluntaria¡± de sus hijos, en unas condiciones en las que otra alternativa vital, social, pol¨ªtica o religiosa era inviable. Estas ¡°entregas¡± a los doctores y/o a las religiosas de la ¨¦poca eran subrepticias y las recepciones, clandestinas. Y cuando estos dispon¨ªan de los beb¨¦s, los daban a quienes decid¨ªan, invisti¨¦ndose de una auctoritas que no pose¨ªan. Estas iniciativas eran arbitrarias al hallarse fuera del circuito del sistema legal de adopciones. ?En qu¨¦ lugar queda el acto voluntario? ?D¨®nde el consentimiento informado? ?D¨®nde la posibilidad de conocimiento de las v¨ªctimas...?
Hay indicios que apuntan a la posible comisi¨®n de un crimen de lesa humanidad y, por tanto, de la imprescriptibilidad de los hechos
En ese camino se han ido acumulando informes como el del Relator Especial de la ONU sobre la promoci¨®n de la verdad, la justicia, la reparaci¨®n y las garant¨ªas de no repetici¨®n, Pablo de Greiff, y el del Grupo de Trabajo sobre las desapariciones forzadas o involuntarias, ambos datados en 2014. O el informe de la Misi¨®n y Recomendaciones de la Comisi¨®n de Peticiones del Parlamento Europeoque visit¨® Espa?a en 2017. Y siguen su curso los procedimientos ante la Justicia que en Argentina y M¨¦xico intentan dar respuesta a las v¨ªctimas.
A pesar de esta tozuda realidad, existen todav¨ªa muchos que prefieren hacer una lectura simplista o intencionadamente torcida de la misma. Quiz¨¢s no me equivoque demasiado si me aventuro a decir que, en el supuesto de que In¨¦s Madrigal hubiese constatado que fue robada al nacer, detractores de la memoria de las v¨ªctimas y de los derechos humanos habr¨ªan alegado que se trataba de un caso aislado y nada m¨¢s.
No les tiembla el pulso a estos negacionistas, sin embargo, para preconizar que el resultado del test de ADN de In¨¦s Madrigal es autom¨¢ticamente extrapolable a todos. Un rotundo carpetazo para cientos de v¨ªctimas que custodian desde hace d¨¦cadas certificados m¨¦dicos contradictorios, testimonios intrigantes de personal del hospital, tumbas vac¨ªas o que no se corresponden con sus v¨¢stagos, actas manipuladas, protocolos desobedecidos¡ Indicios que apuntan a la posible comisi¨®n de un crimen de lesa humanidad, por tanto de la imprescriptibilidad de los hechos, y que deber¨ªan servir para iniciar una investigaci¨®n judicial eficiente, imparcial e independiente.
Es m¨¢s f¨¢cil seguir negando sistem¨¢ticamente el acceso a la justicia a estas personas. No consideran que a¨²n en el supuesto de que jam¨¢s hubieran sido v¨ªctimas del robo de sus beb¨¦s perpetrado por el Estado, por m¨¦dicos o por ¨®rdenes religiosas, desde luego s¨ª han sido v¨ªctimas de la vulneraci¨®n de su derecho fundamental a la tutela judicial efectiva, como ocurre reiteradamente en todo lo que se refiere a esa ¨¦poca oscura de la dictadura franquista.
Baltasar Garz¨®n es jurista y presidente de FIBGAR.
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