Los rescoldos del Califato
La falta de integraci¨®n pol¨ªtica, social y econ¨®mica de millones de ciudadanos sigue siendo un f¨¦rtil terreno para movimientos violentos y extremistas
El 5 de julio de 2014 el l¨ªder del grupo terrorista Daesh, Abu Bakr Al Baghdadi, se encaram¨® al mimbar de la gran mezquita de Mosul en Irak y proclam¨® de manera solemne el alumbramiento de una nueva naci¨®n: el Estado Isl¨¢mico en Irak y Siria. No se trataba s¨®lo de un concepto religioso o emocional.
El Califato ten¨ªa una vocaci¨®n y una estructura propia de un Estado-naci¨®n moderno: modific¨® y control¨® las fronteras que, desde 1916, delimitaban Irak y Siria tras el acuerdo de Sykes Picot; acu?¨® su propia moneda (el dinar dorado); cre¨® sus propios tribunales de justicia; ciment¨® una estructura de gobierno con 14 ministerios encargados de proveer servicios p¨²blicos (educaci¨®n, sanidad, seguridad, econom¨ªa, agricultura, infraestructuras¡); y teji¨® una red de m¨¢s de 40 medios de comunicaci¨®n digitales con la que difundi¨® su narrativa de manera directa a la opini¨®n p¨²blica global.
Los seguidores de Al Baghdadi visionaron e implementaron un proyecto pol¨ªtico sostenido sobre dos pilares: el uso de la violencia y la construcci¨®n de un nuevo contrato social destinado a seducir a millones de musulmanes sun¨ªes que se sent¨ªan defraudados con sus instituciones p¨²blicas.
El 29 de abril de 2019, Abu Bakr Al Baghdadi volvi¨® a aparecer p¨²blicamente en un v¨ªdeo difundido en las redes sociales. Baghdadi ya no se presentaba como un l¨ªder pol¨ªtico y espiritual en un espacio p¨²blico. Lo hac¨ªa escondido en una sala cubierta de s¨¢banas blancas para evitar cualquier identificaci¨®n. Vest¨ªa chaleco de guerrillero y posaba junto a un AK-47, mientras supervisaba dossieres con planes terroristas en Somalia, Turqu¨ªa, el C¨¢ucaso ruso, Afganist¨¢n, Yemen o ?frica Central. Las im¨¢genes visualizaban la derrota y el fracaso del proyecto pol¨ªtico del Califato y su metamorfosis a un grupo terrorista convencional formado por fugitivos ocult¨¢ndose de la justicia.
La derrota sobre el terreno del Estado Isl¨¢mico no debe infravalorar el nivel actual de la amenaza. En primer lugar, Daesh sigue teniendo una probada eficacia para planificar o inspirar grandes atentados en cualquier lugar del mundo como ocurri¨® el pasado 21 de abril en Sri Lanka; en segundo lugar este grupo terrorista sigue manteniendo activa una tupida red de medios digitales con la que difunde a diario su narrativa de odio y violencia; y en tercer lugar porque, al menos durante tres a?os, Daesh demostr¨® que es posible seducir a millones de ciudadanos, subvertir dos Estados y sustituirlos por una nueva administraci¨®n mediante la construcci¨®n de un contrato social. La falta de integraci¨®n pol¨ªtica, social y econ¨®mica de millones de ciudadanos en Irak, Siria y otros pa¨ªses del Golfo o el norte de ?frica sigue siendo un f¨¦rtil terreno para que los seguidores de Baghdadi u otros movimientos violentos y extremistas logren resurgir el ave f¨¦nix de los rescoldos del Califato.
Javier Lesaca es doctor en Historia y autor del libro Armas de seducci¨®n masiva.
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