10 fotosExpulsados de sus pupitres por el odioEl aumento de la violencia contra centros educativos, alumnos y profesores ha forzado a 1,9 millones de ni?os a dejar la escuela en ?frica Occidental y CentralEl Pa¨ªs23 ago 2019 - 12:13CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceUnicef acaba de lanzar un informe en que calcula que casi dos millones de alumnos han sido expulsados de sus pupitres, desde 2017 hasta ahora en ocho pa¨ªses de ?frica, por culpa de la violencia. Los lugares en los que m¨¢s se ha recrudecido la situaci¨®n son Burkina Faso, Mal¨ª y N¨ªger. En estos pa¨ªses, hab¨ªa 512 colegios clausurados u ocupados por combatientes en abril de 2017; ahora hay 3005.DickoMariam, de 14 a?os, y Rokiyatou, de 11, son desplazadas por el conflicto en Mal¨ª. Ambas discuten sus ejercicios en un centro educativo provisional de Unicef en el campamento oficial de desplazados internos de Socoura en la ciudad de S¨¦var¨¦.DickoMohammed, de 12 a?os, en su escuela en Banki (Nigeria) que ha podido ser reabierta despu¨¦s de ser atacada. El colegio ahora incluye un muro muy alto y los maestros est¨¢n capacitados para brindar apoyo psicosocial a ni?os afectados por conflictos.KokicUn grupo de ni?os participan en un simulacro de ataque armado en Baiga?, una aldea cerca de la frontera nigeriana con Camer¨²n. Son parte de un programa que ense?a a los ni?os y maestros c¨®mo identificar, evaluar y mitigar o minimizar cualquier riesgo en caso de un ataque.BindraBoureima Tall, un maestro desplazado en el espacio de aprendizaje temporal en Socoura (Mali), ense?a los n¨²meros a sus alumnos en una clase en una carpa proporcionada por Unicef. Antes de la crisis, Boureima trabajaba en la ciudad de Bankass como maestro.Hussaini, de 14 a?os, escucha las lecciones que se transmiten como parte del programa Radio Educaci¨®n en Emergencias en Dori, Burkina Faso. Desde que su escuela fue destruida, y ¨¦l y su familia se vieron obligados a escapar de su aldea, no ha puesto un pie en un aula. "Me encantaba la escuela, leer, contar y jugar durante el recreo", dice Hussaini. "Ha pasado un a?o desde la ¨²ltima vez que fui a la escuela". Gracias a una radio que recibi¨® como parte de un programa piloto de Unicef, Hussaini puede seguir aprendiendo. Pero echa de menos su antigua escuela: "Tuvimos buenos maestros, no s¨¦ d¨®nde est¨¢n hoy".BindraHawa, de 12 a?os, se?ala la pizarra en la escuela primaria Sabo Garawi en Gwoza, noreste de Nigeria, mientras su maestro observa. Cuando Gwoza fue tomado por milicias hace cuatro a?os, Hawa huy¨® de la ciudad y pas¨® tres meses escondida hasta que la ciudad fue recuperada por el ej¨¦rcito nigeriano. Su padre fue asesinado durante o despu¨¦s del ataque, la joven no sabe con certeza cu¨¢ndo. "Las milicias destruyeron todo en la escuela", cuenta Hawa.KokicF¨¢tima, de 17 a?os, a trav¨¦s del vidrio de la puerta de su casa. Hace cuatro a?os fue secuestrada por un grupo armado despu¨¦s de un ataque contra su aldea en el noreste de Nigeria. "Vinieron por la noche", relata. ¡°Estaba en casa con mi abuela. Dijeron que la matar¨ªan si no iba con ellos". La joven intent¨® escapar, pero fue atrapada y la llevaron a Chad, donde pas¨® el a?o siguiente. Finalmente escap¨®: se ofreci¨® como voluntaria para llevar a cabo una misi¨®n suicida, pidi¨® auxilio y logr¨® zafarse del explosivo.KokicZara, de 11 a?os, lee en su clase en la escuela cor¨¢nica integrada Dala Shuwari, en el noreste de Nigeria. El padre de Zara fue asesinado hace cuatro a?os por Boko Haram y su madre muri¨® cuando una pared cay¨® sobre ella. "Despu¨¦s de la muerte de mis padres, tuve que abandonar la escuela durante un a?o para cuidar a mi hermana", dice Zara. ¡°No hab¨ªa otra opci¨®n. Despu¨¦s mi abuela se hizo cargo, para que yo pudiera volver al colegio".KokicUn grupo de ni?os recibe lecciones a trav¨¦s de la radio bajo un gran ¨¢rbol en el patio de la escuela en Baiga?, un pueblo cerca de la frontera nigeriana con Camer¨²n.Bindra