Em¨¦rita
Dicen que el tiempo pone a cada uno en su sitio y desde luego si alguien no se ha movido del suyo es ella
Una anciana se?ora va a ver a su anciano esposo al hospital donde a ¨¦l le est¨¢n puenteando las venas para vadear su ¨²ltimo tramo. Lo normal si no se supiera que es, o era, un matrimonio roto y no precisamente por su lado. Ah¨ª est¨¢ ella, sin embargo, donde considera su sitio. Junto al lecho del dolor del hombre al que jur¨® fidelidad vitalicia y con el que engendr¨® a sus hijos hace medio siglo. En los ¨²ltimos meses se les ha visto juntos por gusto m¨¢s veces que por obligaci¨®n en los ¨²ltimos lustros. Una pareja de octogenarios viendo animada un partido de tenis, asistiendo compungida al funeral de un exministro, disfrutando de una regata de verano. Citas a las que ella, consorte em¨¦rita de un monarca jubilado, pod¨ªa no haber ido sin dar m¨¢s explicaciones. Si est¨¢ a su vera ser¨¢ porque quiere y no ser¨¦ yo quien lo dude, aunque lo entienda solo a medias.
Dicen que el tiempo pone a cada uno en su sitio y desde luego si alguien no se ha movido del suyo es ella. Cuando el divorcio no es una opci¨®n ni siquiera, o sobre todo, para una misma, caben pocas salidas y ella ha escogido la suya. La anciana hija de rey, hermana de rey, esposa de rey, madre de rey y abuela de posible futura reina lleva media vida haciendo de tripas coraz¨®n y viceversa por los suyos. Tragando sapos y culebras dentro y fuera de casa con la misma majestad con que lleva a sus nietos al circo. Nada ins¨®lito en una mujer tan conservadora como para llevar el mismo peinado desde ni?a. Por eso conmov¨ªa a¨²n m¨¢s verla acudir a la cabecera del marido pr¨®digo cuando ya no hace falta disimular nada ante nadie. ?Afecto genuino, sentido del deber, reivindicaci¨®n de la propia figura, calma tras la tormenta? Qu¨¦ sabe nadie. ¡°No quiero molestar¡±, dijo ella misma a los periodistas para justificar que no fuera a ver a su esposo a diario, y con eso dec¨ªa lo que callaba. De las im¨¢genes del verano, elijo esa. M¨¢s que mil palabras, vale una novela.
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