De Boris Johnson a Taburete: bienvenidos a la era de los "hijos de"
Vivimos en un momento en que estamos en manos de los hijos de los poderosos, pero no solo en la pol¨ªtica: tambi¨¦n en la cultura y el entretenimiento
Bueno, pues ya est¨¢. Con el mandato de Boris Johnson, a rebufo de Donald Trump, entramos oficialmente en La Era de los Hijos. Dos de los pa¨ªses m¨¢s poderosos de occidente est¨¢n regidos por un millonario de cuna y por el descendiente de alguien lo bastante rico como para pagarle a su peque?¨ªn unos estudios en la elitista escuela de Eton.
Aqu¨ª todav¨ªa no tienen nombre, pero s¨ª en China, donde adem¨¢s de ricos son hijos ¨²nicos, una combinaci¨®n mortal de necesidad. All¨ª los llaman fuerd¨¢i, que significa literalmente ¡°segunda generaci¨®n rica¡± y hay que reconocer que es pegadizo
Pasa en pol¨ªtica, pero tambi¨¦n en las empresas, la moda, el cine o la m¨²sica. No es nuevo que ser hijo de aporte ventaja de salida, pero Johnson, Trump o Taburete demuestran que ahora sobra con eso. Ya no necesitan ser capaces, basta con la sangre adecuada corriendo por sus venas, como en los viejos tiempos de la aristocracia. Y su poder¨ªo se expande por el mundo con la velocidad de una pandemia zombi.
Aqu¨ª todav¨ªa no tienen nombre, pero s¨ª en China, donde adem¨¢s de ricos son hijos ¨²nicos, una combinaci¨®n mortal de necesidad. All¨ª los llaman fuerd¨¢i, que significa literalmente ¡°segunda generaci¨®n rica¡± y hay que reconocer que es pegadizo.
Con el triunfo de los fuerd¨¢i acaba finalmente La Era de los Nerds. En ese periodo de alrededor de dos d¨¦cadas que en realidad fue un par¨¦ntesis entre hijos de pap¨¢ e hijos de pap¨¢, chavales estudiosos como Steve Jobs, Elon Musk o Mark Zuckerberg se convirtieron en la casta dominante.
La pena es que si algo demostraron los nerds es que partir de or¨ªgenes humildes y estar muy preparado tampoco garantiza nada a la hora de la verdad. Convirtieron el mundo en una prisi¨®n virtual y por el camino el ¨¦xito les volvi¨® vanidosos, soberbios e insoportables. Puede que tenga una semana pesimista ¨Cno llevo bien las olas de calor¨C, pero, perdida toda esperanza, me temo que de momento solo nos queda la paciencia.
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